Capítulo 2

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Nunca volví a ver aquel animal a pesar de la insistencia que puse en visitar el lugar de nuestro primer encuentro. Con el paso del tiempo y tras muchas decepciones perdí el interés en pintarlo poco después de la muerte de mi mama, el cáncer pudo con ella.

Así que mi pequeño amigo quedo en el olvido.

A los diez años mi motivación se centro por completo en las historias y leyendas que nos narraba el abuelo Arún. Nos reunía a todos los niños de la aldea en la plaza del pueblo donde había una enorme pared blanca, que tardo poco en dejar de serlo. En ella, el abuelo iba dibujando personajes con la ayuda de sus dedos y pintura que hacía con sabia de los árboles, sí nuestro poblado era muy rudimental y típico.

Me encantaban todos sus relatos. Nos contaba sobre cualquier cosa, tanto leyendas como cuentos que el mismo inventaba; el vampiro que nació sin colmillos, la hada Cassandra, la serpiente morada, aunque mi favorita siempre fue la leyenda del pueblo.

Aquella tarde estaba con el abuelo mientras hacíamos pintura, una hora antes de la narración diaria de sus cuentos tan apreciados. Yo llevaba un cubo en el que él depositaba la sabia y ambos ibamos caminando entre los árboles. El bosque estaba silencioso o al menos sus árboles cuyas ramas no se agitaban por la inexistencia del viento sin embargo los pájaros no dejaban de cantar.

Como ya lo dictaba, a su edad el abuelo era muy mayor y tenía que andar con la ayuda de su bastón del cual no podía prescindir. Su rostro expresaba la edad que habían dejado rastro con arrugas cerca de sus ojos y apenas podía respirar sin toser un par de veces cuando se ahogaba.

Papa le reñía por su comportamiento, según él era infantil, veía como un peligro que caminara tan lejos y temía que le ocurriese algo. Como dije antes, Arún se cansaba con facilidad por lo que nos sentamos al pie de un árbol a merendar unas galletas que hacía la tía Soph.

— Safira toma— dijo dándome algunas— siento que no podamos andar como lo hacíamos antes pero este viejo está muy mayor y pasado. — dijo sonriendo pero algo apenado.

— No te preocupes por eso —le respondí quitándole importancia— ¿Qué historia vas a contar hoy?

— ¿Cuál quieres que cuente?

— Eso ya lo sabes. Es la...

— Leyenda del lobo maldito. Lo sé. — dijo terminando mi frase.

— Me llama mucho la atención es el que más me gusta de mis favoritos— dije excusándome. El abuelo sonrió y me acarició el pelo.

No tardamos en regresar a la aldea y yo me senté como un indio en el círculo que formábamos los niños que venían a escuchar.

— Hola Kathy. — salude a mi mejor amiga.

— Hola Safira, supongo que has estado hablando con él así que dime ¿Qué cuento va a contarnos hoy?

— Hoy me ha dejado elegir— le dije más que feliz y con una sonrisa en el rostro— así que toca la leyenda del lobo maldito.

— Como no, para variar un poco. — río burlona a lo que yo le di un codazo de broma.

El abuelo Arún nos mandó a callar. Ya iba a comenzar. 

La elegidaWhere stories live. Discover now