Capítulo 5

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Aquella noche no conseguí pegar ojo. El sudor pegaba las sabanas a mi cuerpo de una forma desagradable por no hablar de que la idea que me había metido aquel viejo árbol en la cabeza no salía de mi mente. Finalmente me levante, salí de mi cuarto y sigilosa salí de la casa pero no antes de haber cogido un abrigo y ponerme las botas encima del pijama. Por la noche las temperaturas bajaban de una forma excesiva.

Fui a ver al abuelo. Por el camino note el ambiente de mi alrededor como más débil y escuche a alguien toser.

— ¡Abuelo! — grite alarmada de verlo tan mal — ¿Qué te pasa? — las lágrimas amenazaban con salir.

— No te preocupes pequeña hoja, es la tierra, cada vez está peor la pobre.

— Te ayudaré — dije y sin saber muy bien lo que estaba diciendo ni lo que iba a hacer, salí corriendo. Recorrí las calles hasta llegar a la biblioteca municipal. Gracias a la escasez de población y poca probabilidad de robos nadie se encargaba de ella por lo que estaba disponible a cualquier hora.

Me adentre a las zonas de geografía buscando un libro que pudiera darme la información que estaba buscando; "los cinco reinos y sus mares. Secretos, leyendas, mapas y más. Volumen I". Lo cogí y examine, no era muy grande pero si muy antiguo, las páginas estaban amarillentas y algunas dobladas. Paré al ver una fotografía del mapa donde vivía y recorrí sus límites con el dedo.

Decidido, ya no hay vuelta atrás, que este impulso me lleve a hacer la locura más grande de mi vida. Lo haría por salvar a todos aquellos que le dieron la vida y una infancia feliz pero antes trazaría mi ruta que consistía en lo siguiente: salir del poblado, pero primero tendría que pasar por el Bosque Maldito hasta llegar al mar.

Como el primer objetivo era encontrar al brujo debía viajar a la cordillera de los abandonados que se encontraba en el oeste y luego al norte donde estaría el Volcán Russum esperándola con ese orco como guardián.

Tras tenerlo todo claro, fui a ver de nuevo al abuelo para pedirle consejo.

— Se te olvida algo — me dijo después de contarle todo mi plan. — Aunque me alegra mucho que te hayas decidido. — y me acarició con cariño con una de sus ramas.

— Dime que es. — me sorprendió aquello, me sabía la historia tan bien como mi nombre.

— Te olvidas del monstruo del mar del sur.

— Pero eso es otra leyenda

— ¿Y cómo piensas derrotar al ogro? Tendrás que ir a por ...

— La espada. — termine por él.

Me quede muda, me había olvidado por completo de aquel mito. El monstruo custodiaba la espada que perteneció a un rey cuyo nombre ahora mismo no recuerdo, pero eso es lo de menos. Sin embargo se decía que la espada podía matar a cualquier criatura sin importar su armadura o piel y precisamente la de los ogros no es muy delicada.

"me tendré que desviar del camino" pensé. 

La elegidaWhere stories live. Discover now