Capítulo 23

601 76 2
                                    

Tan solo se escuchaban nuestras ajetreadas respiraciones. Había pasado un miedo terrible.

Gracias a la fuerza de los Dioses que ya no nos perseguían. Mire de nuevo a Izan. Me había quedado paralizada al verlo, pero la presión de aquella situación de vida o muerte, me había obligado a dejarlo todo a un segundo plano. Pero ese mal rato ya había pasado después de todo, tan solo podía centrarme ahora en el lobo que había visto en aquel bosque de pequeña, con esas cuencas blancas malditas y ese pelaje gris tan semejante al plata.

Ninguno de los dos dijo nada, parecía que todo estaba bien claro. Encendimos un fuego y paramos a descansar. Tenía la sensación de que el Talismán palpitaba en mi pecho y que la espada ardía contra mi pierna. Demasiada presión para tan solo una persona.

Izan se volvió a convertir en un ser humano después de cenar.

- Pienso que deberíamos hablar - admití.

- Tal vez sería lo mejor. - declaró.

- ¿Es por tu antepasado que decidiste acompañarme?

- Es uno de los motivos, sí.

- Y yo que creía que te preocupabas por los tuyos... ¿Es que acaso hay otra razón? - se encogió de hombros y bajo la mirad.

- ¿Tú te acordabas de mí?

- Claro - dijo a la vez que asentía.

- ¿Y porqué no me dijiste nada?

- Considere que sería demasiado brusco, había pasado mucho tiempo.

- ¿Hay algo más que me estás ocultando?

- Puede que sí o puede que no - le fulmine con la mirada, detestaba su inmadurez. - ¿Y tú?

- ¿Perdona? - pregunte incrédula.

- Que si hay algo que me estás ocultando. - repitió.

- Muchas cosas, pero puedo asegurarte que ninguna de ellas tiene que ver contigo. - ataque. Me daba mucha rabia su indiferencia, como se estaba comportando, parecía que se burlaba de mí, me había estado ocultando muchas cosas desde el principio y le importaba una mierda.

- ¿Te gusto? - giré la cara indignada y a la vez ruborizada. No entendía porque salía con esas ahora. - Tu a mi sí - terminó por decir- eres mi compañera de vida. - me quedé perpleja, no sabía que decir en aquel momento.

- ¿No vas a decir nada? - No lo hice y él no volvió a insistir, pero vi la desilusión en sus ojos.

A la mañana siguiente, cuando desperté Izan ya lo había recogido todo y me observaba sentado desde un tronco. Cumplimos con nuestra rutina de siempre, solo que esta vez en silencio y comenzamos a subir la negruzca colina.

En cuanto llegamos a la apertura del Túnel Tenebris, nos dimos cuenta de que no había señales de aquel ogro, la entrada estaba sin vigilancia y parecía que nos estaba invitando a entrar.

No llegamos a dar apenas un paso cuando entre las sombras aparecieron unos pies negruzcos mal cuidados con uñas rotas, que le continuaban unas piernas regordetas seguido de un corpulento cuerpos con ropajes raídos para finalmente dar uno de los rostros más desfavorecidos y descuidados que me había topado en toda mi corta e insignificante existencia. La criatura medía más de tres metros y era tan gruesa que cubría casi toda la apertura de la entrada.

Tenía los ojos llenos de legañas, de hecho tuvo que parpadear varias veces antes de vernos y su pelo estaba repleto de greñas, parecía un estropajo. Conocía sobre su aspecto, no era el más bello desde luego y la poca higiene que tenía se hacía notar.

- ¿Qué hacer en casa Sam?- preguntó. Desconocía cómo podía mirarnos teniendo un ojo apuntado a un lado y me fije que aquel ojo era de cristal.

- Queremos pasar por el túnel ¿nos dejarías pasar si eres tan amable Sam?

- ¡No! Nadie volver a entrar en casa Sam, ¡Lobos no volver a robar a Sam!- chilló como si de un niño pequeño se tratase.

- Me incomoda que esté hablando en tercera persona todo el tiempo, ¿a ti no? - me preguntó Izan, puse los ojos en blanco.

- ¿Que te robaron Sam? Nosotros no vamos a hacer eso.- dije haciéndome la loca. 

- A Sam le quitaron su Talismán. Sam no sabe si ser buenos o malos.

- Te prometemos que no lo somos, ahora déjanos cruzar por favor.

- ¡No! Sam no quiere.

- Mira que es cabezón- me susurró Izan - Espera...

-¿Qué? - Metió la mano en mi blusa y de ella saco el Talismán que llevaba colgando.

- Yo creía que iba a ser un agresivo, pero lo que es un llorón.

- ¿Tu no lo serías si estuvieras solo aquí todos los días?

- ¡Talismán de Sam! - exclamó este al verlo.

- ¡Eh! Que solo no esta, me tiene a mí.

-¿Cómo? - exclamamos los dos a la vez. Aquella voz ronca provenía del volcán ¡madre mía estoy delirando! lo que me faltaba.

- ¡Russum!- de nuevo chilló Sam, me iba a dejar sorda.

- Fue menos extraño y perturbador sacarle  la espada a la hada.

- ¡shh! - le ordené callar.

En la pared del volcán aparecieron varias entradas que simulaban ser una boca y dos ojos, al igual que el abuelo.

- ¿De dónde habéis sacado eso?- preguntó interesado el volcán.

- Eso no importa, queremos devolverlo.

- Sam, es tu piedra, déjalos pasar.- dijo decido. Aquella montaña se me hacía muy extraña.

- ¡No!- gritó.- Sam dice que no querer.

- ¡Baja la voz o nos vas a dejar sordos! Te tengo dicho que no chilles tanto. Sam, la última vez que lo digo, déjalos pasar son buenos. - repitió- el pobrecillo es muy cabezón como podéis ver. - se refirió esta vez a nosotros con un tono más dulce.

Sam comenzó a negar con la cabeza y a dar botes haciendo que el suelo temblase. Tiré del brazo de Izan cuando una roca que se había desprendido por poco cae encima de nosotros. Parecía que no había forma de convencerlo.

¡Aloha! Ya tan solo faltan dos capítulos, los subiría ahora pero tengo historia del arte esperándome en la mesa xd. ¡Bienvenidos a los nuevos lectores que acabáis de llegar!

Instagram: Angelsetfree_

La elegidaWhere stories live. Discover now