Capítulo 16

659 73 0
                                    

Seguimos avanzando, pero en alerta por si alguien no seguía. Todavía podía sentir la escamosa piel que reciente había tocado, no había podido pasar peor momento que aquel.

De vez en cuando escuchaba sonidos silbantes y esperaba que fuese solo mi imaginación. Poco a poco, una luz comenzó a formarse al final del camino.

— ¿Qué es eso? ¿Hemos muerto?— preguntó Izan, confundido.

—¡No idiota! Es la salida. — grite conmocionada. Salí corriendo, que ganas tenía de volver a ver la luz del sol.

Cuando llegué comprobé que seguía en la misma cueva y mi sonrisa se callo al suelo. Estábamos igual que al principio, la luz entraba y se reflejaba en los numerosos cristales. En medio de la sala se encontraba una piedra que sostenía una espada de plata verticalmente.

Me quede maravillada, por fin después de todo la tenía a tan solo unos metros lejos de mí.

— No se a que esperas para cogerla— me susurro Izan por detrás.

—¡Coño! — exclame— Me has asustado.

Se río. Me acerque a la espada, de hecho aún no la había cogido y ya podía sentirla fría pero firme contra mi mano. Estaba a tan solo un paso cuando un rugido se escucho por toda la sala. Esta vibro e incluso temí que la pared de cristales se viniese abajo. Por suerte, o mejor dicho por muy poco no lo hizo.

Entre las sombras una garra afilada se asomo, sus uñas eran largas y puntiagudas y a cada paso que daba más se podían ver sus escamas color rubí.

Su mirada fiera de color amarillo con motas moradas, era un animal impresionante y digno de su nombre.

No apartaba la mirada sobre mí y rugió en mi dirección, por lo visto aquel dragón era el protector de la espada.

—¡Corre! — me gritó Izan. Salí de la burbuja en la que me había aislado por un momento, y cogí la espada para largarme de allí lo más pronto posible. Pero aquel ser nos bloqueó la salida con su cuerpo y en un momento de furia, escupió fuego por la boca. Gracias a una roca en la que nos escondimos, sino salimos chamuscados.

Era temeroso pero a la vez magnifico. De un zarpazo consiguió atraparme e inmovilizarme contra el suelo, en ese instante la espada se escapó entre mis dedos.

—¡Alto! — grito una voz femenina. Una chica de mucha más edad que yo aparentemente se acercó al dragón y tocando su hocico consiguió calmarlo. Me lanzó una mirada amenazante y otra a Izan. Tenía unos ojos azules preciosos y una larga cabellera de color azabache. Le falto tiempo para recoger la espada del suelo y colocarla en su sitio.

—¿Quienes sois? ¿Cómo me habéis encontrado?— No, se equivocaba. Ella nos había encontrado a nosotros.

Nos quedamos perplejos mirándola ¿sería ella?

— ¿Eres la princesa hada de la leyenda?— pregunté. Las palabras fluyeron entre mis labios sin apenas darme cuenta.

— Prefiero que me llamen Cris, pero sí— confirmo seria, tenía los brazos cruzados sobre su pecho.— Ahora responderme— ordenó y movió la mano, indicando al dragón que me soltara, y así hizo. Izan corrió hasta mi lado, me había olvidado que estaba allí con él.

—¿Y bien?— alzó las cejas.

— Veníamos a por la espada— apenas tartamudee. Intente no mostrarme nerviosa e imite su gesto y también me crucé de brazos. — Queremos devolver el talismán al Volcán Russum— explique y ella nos miro asombrada.

—¿Y qué gano yo con eso?

— Lo que tu quieras— sugirió Izan.

— Lo que deseo, no es tan sencillo, de hecho es imposible. — reconoció sin pestañear, apenas expresaba algo de sentimiento o emoción. — si tan solo queríais eso, perdeos. Malgastáis el tiempo aquí— se giró sobre su cuerpo y el dragón la siguió.

Teníamos la salida libre, pero me sentía con las manos vacías, no había llegado hasta el centro de aquella maldita cueva para nada y tampoco había pasado hambre para marcharme sin lo que quería.

— No he venido hasta aquí para hacerte una visita— mis pensamientos salieron disparados como un cervatillo al escuchar el rugido de un león. — nos vas a dar la espada, por la buenas o por las malas. — se giró para encararme, tenía la impresión de que se estaba riendo de mí.

— Pues buena suerte con eso. La vida es una decepción vuelve por donde has venido ya otros cargarán con tu problema.

—¡No me puedo creer que seas tan egoísta! Te la devolveremos si quieres nada más terminar nuestro propósito.

— ¿Y quien me promete a mí que vayáis a hacerlo?

Maldije en mi interior a su actitud. ¿Cuántas patadas iba a tendré que recibir como esta? Apenas estaba acostumbrada a tener que buscar un segundo camino, a pesar de no tener masticado el primero. ¿Qué íbamos hacer ahora?

— Oye hada, te propongo un trato— pidió Izan, su mirada blanquecina tan característica la observaba con neutralidad. Me gustaría saber en que estaba pensando.

— Ya os he dicho que no os daré la espada ¡joder! ¿es qué no escucháis o qué?— Izan giró sus con indignación.

— No quería llegar a esto,— siseó— pero como no nos des la espada, me encargaré personalmente de hacerle daño a tu amigo— dijo refiriéndose al dragón— a ver, cuanto tardas en morir cuando nadie te trae la naturaleza aquí. De hecho, me parece increíble que hayas sobrevivido todos estos años. — Cris, parecía que iba a fulminar al lobo con la mirada, incluso hasta pondría la mano en el fuego parar jurar que lo quería muerto en aquel instante.

— No te atreverías— le provoco.

— ¿Qué no? — le chuleo— Estas ante un alfa pequeña hadita, no tienes ni idea de lo que soy capaz de hacer.

El dragón que se encontraba detrás de ella, mostró sus diente y extendió dominante sus alas enseñando de quien era aquella cueva.

Con una de ellas arropó a el hada y la acercó a su boca, donde ella depositó un dulce beso sobre sus escamas. Me sorprendió aquel gesto.

— Me da igual todo lo que me puedas amenazar, ya perdí todo aquello que anhelaba. Si matas al dragón y yo muero, lo único que conseguirás es una guerra con mis padres, con lo que por cierto no es que te lleves muy bien ¿verdad?

Aquel momento, era todo un espectáculo. Al final ibamos a marcharnos con las manos vacías igualmente.

— Izan— susurré su nombre mientras lo cogía del brazo. — vamos, ya encontraremos otra forma de seguir adelante.— tire de él por donde habíamos entrado dejando atrás a aquellos seres alados.

Nos paramos a pesar de no haber andado casi nada, al menos yo estaba agotada, tanto por dentro como por fuera.

Sumergidos en un silencio constante cenamos y nos echamos en el suelo a dormir, no teníamos ni idea de si era de noche o de día pero eso daba igual ya.

Los brazos de morfeo no tardaron en envolverme, pero con la misma rapidez, algo no tardo en despertarme. EL hermoso dragón de antes, olisqueaba mi pelo. Lo miré y pude observar que aún estando en la oscuridad, todavía brillaba. Me miró a los ojos y se alejó al ver que estaba despierta. De hecho también se giró por la misma dirección en la que supuse que había venido y yo no tuve mejor idea que la de seguirlo. Terminamos en un lugar en el que no había estado antes. Allí se encontraba mucha naturaleza, a pesar de la ausencia de luz, aunque también había flores marchitas y de nuevo los cristales de las paredes ayudaban en mi campo visual. Y no solo eso se encontraba en aquel sitio, un enorme charco predominaba el lugar. El dragón fue a beber agua y yo me quede en el mismo sitio parada observando aquella bestia. No se cuanto tiempo paso, pero no tarde en notar una nueva presencia detrás de mí. No estaba sola. 

¡Aloha! Se que prometí subir la historia durante agosto, pero me surgió un trabajo y tenía tantas cosas que hacer que me fue imposible continuar editando la historia pues al lugar donde fui no tenía ni ordenador ni wifi. 

Después de mi penosa excusa, me gustaría decirles que de nuevo espero que estén disfrutando la historia, ya saben que cualquier comentario o estrellita será bienvenido. Aquí les dejo mis redes por si les apetece stalkearme. 

Insta: Angelsetfree_ 



La elegidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora