Capítulo 32

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Narra Atem

- Si sabias todo esto Thoth, ¿porque nunca me lo dijiste? -

- Al igual que tu, joven Faraón, acabo de averiguarlo y verlo contigo, ¿has ignorado donde me encuentro de pie?, la energía que aún queda de las raíces del árbol ha usado mi cuerpo como una vía para conectarse a mi mente y a la tuya al mismo tiempo y hacernos ver solo lo que tu tenias que saber. -

Me quedo pensativo un instante y luego continuo:

- Thoth, mi amigo me necesita ahora, por favor, encargate de hablar con los sacerdotes para poder justificar mi ausencia -

Salgo de inmediato y a toda prisa de Egipto sobre mi caballo, con rumbo al templo de Anubis, si no voy por él pronto, Zaid podría morir y no podré perdonarme si llego a perderlo.

Después de todo, él es lo único que me queda ahora...

Al llegar por fin al templo, grito su nombre, pero nadie responde, entonces busco a Anubis, sin embargo el silencio invade el lugar, el templo a cambiado bastante por lo que aquella habitación que conectaba al mundo de los vivos con la Duat me será imposible encontrarla entre pasillos y paredes que podrían ser trampas para los saqueadores.

Dejo de pensar, me adentro al templo y busco entre cada pared y cada pasillo la habitación de Anubis, grito sus nombres esperando que uno pueda escucharme, hasta que luego de un rato aparecen monstruos por los pasillos, invoco a los monstruos de las tablillas sagradas del palacio para defenderme, sin embargo mientras más ataco, más aparecen.
Al término de un largo pasillo y una exhaustiva batalla, encuentro la habitación que conecta el mundo de los vivos con el inframundo.
Al entrar comienzo a sentir una gran pérdida de mi energía, son las almas que se alimentan de mi, pero esto no me detiene, continuo hasta llegar a un gran portón de piedra

- Aquí es donde esta Zaid, estoy completamente seguro -

Intento abrir el portón pero no me queda mucha energía, intento empujarla con ambas manos pero no puedo ni moverla un poco, golpeo la enorme puerta con los puños y la poca fuerza que me queda mientras caigo al suelo, estoy tan agotado...

De pronto una suave voz susurra dentro mi

-"cuando tu cuerpo y tu mente no puedan más, tu corazón hará el resto"-

Me levanto de nuevo y traigo a mi el recuerdo de Zaid y ___, la razón por la que he venido hasta este lugar, junto con el deseo de volver a verlos una vez más.

De nuevo empujo con fuerza el gran portón, esta vez haciéndolo mover poco a poco, es tan pesado que apenas puedo soportarlo, al abrirla lo suficiente noto que de la habitación una inmensa luz blanca se expande y sale de ella, al centro de esta gran sala está Zaid sostenido por una especie de árbol negro que se levanta con fuerza desde el suelo, al llegar a su lado, intento despertarlo, lo llamo por su nombre pero las ramas de éste aprietan su cuerpo, trato de quitarlas o romperlas para liberarlo pero de ellas salen espinas que lastiman mis manos.

- ¡Por favor Zaid despierta, no quiero dejarte aquí! -

Vuelvo a intentar quebrar o romper las ramas que lo atan, aún con todo y sus espinas, comienzan a sangrar mis manos sin obtener ningún resultado.

- ¡Zaid escúchame porfavor, despierta! -

No se mueve ni un poco, su cuerpo esta delgado y demacrado, su rostro se ve cansado y afligido, se nota que a sufrido bastante todo este tiempo.

- ¡Esto es por mi culpa! -

Intento invocar un monstruo de las tablillas sagradas nuevamente, pero es inútil, la energía que aquí se produce es sumamente pura.

Entre Dioses, Demonios Y Hombres (Atem y tu) (Completa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora