♠•Prólogo•♠

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—¡Maldita sea! —estaba muy frustrado de intentarlo demasiado y aun así no lograr hacer bien el movimiento.

Joder...

Se que puedo hacerlo pero de alguna forma todos los pensamientos que inundan mi cabeza no me dejan hacer las cosas bien. Siento que los problemas me están sobrepasando y se llevan toda mi atención. Pero no lo puedo permitir, soy más fuerte que esto.

Vuelvo a intentarlo una vez más pero mis pies se enredan haciéndome caer al suelo.

Maldita sea...

Me coloco de pie nuevamente, esto no está saliendo para nada bien. No puedo fallar; jamás lo he hecho y está no será la primera vez. Sobretodo ahora que comparan a ese imbécil conmigo. Cómo si estuviera a mi altura; nadie lo está y mucho menos un privilegiado como él que lo ha tenido todo fácil. Quizá por eso atrajo la atención de ella, fingiendo ser perfecto cuando realmente el único dotado de múltiples cualidades soy yo.

El solo pensamiento de que se acerque a ella me pone furioso y combinado con los otros problemas que tengo me vuelven irracional, e inestable. No lo puedo evitar y estrello mis puños contra el gran espejo que cubre la pared, haciendo una fractura que provoca una hilera roja en mis nudillos.

—¡Maldición! —grito con fuerza; cerrando mis ojos para relajarme un poco, no se de qué manera mermar estos sentimientos negativos que avivan la llama de mi mal carácter —Nada me sale bien...

Siento la presencia de la morena detrás de mi, que rápido se aproxima a auxiliarme con gasas y alcohol que no se de donde consiguió. Su mera presencia hace que mi mal humor se esfume y no entiendo porqué.

Toma mis manos desatando una ráfaga electrizante de sensaciones que no debería, sobre todo porque ella no es más que una simple chica extranjera...sin embargo eso no me impide mirar sus labios con deseo; sus ojos marrones se encuentran con los avellana de los míos. Intenta tomar mi otra mano pero se lo impidió al llevarla contra la pared y tomar su cintura para acercarla a mi cuerpo. Siento el calor que emana su piel, es tan atrayente que no me resisto a besarle el cuello con ímpetu.

Mis labios succionan su piel, haciendole nuevas marcas. Me gusta que su cuerpo tenga mis huellas. Deseoso la despojo de la blusa y saco sus pechos del sostén rosa pastel que trae puesto. Me llevo uno de ellos a la boca en tanto el otro lo magreo con mi mano izquierda. Están calientes y deliciosos como tanto me fascina; ella arquea la espalda ofreciendomelos aún más en tanto siento sus manos tirando de mi cabello.

—Jimin...

Oírla gemir enciende una hoguera en el interior de mi pecho. Mi miembro reacciona como una maldita piedra a sus caricias, aumentando las ansias por desnudarla y hacerle lo que más me gusta. Esta mujer no debería provocarme nada pero me provoca de todo.

La morena me prende...

Mal por ella, porque no voy a soltarla hasta consumirla por completo. La utilizaré hasta cansarme, situación que veo muy lejana con lo mucho que me gusta prenderme de sus tetas y chuparle el coño.

La despojo de sus últimas prendas, permitiéndole que haga lo mismo con las mías. Observo su cuerpo con un deseo desenfrenado de pasar mi lengua por cada extremo de este. Intenta darme un beso en los labios que le niego, por lo que me termina besando el cuello en dónde me deja marcas iguales a las que yo le hice.

La alzó en brazos haciendo que sus piernas se abracen a mi cintura, me dirijo hasta el gran sillón negro que tengo en el estudio y la acuesto sobre él. Me mira con lujuria, se que anhela esto tanto como yo, aunque lo niegue todo el tiempo. Si se sintiese obligada como ella dice, no abriría instintivamente las piernas dejándome ver su coño rosa, chorreando de excitación por mi miembro que al rosarlo busca su abertura de inmediato para hundirse en su interior.

—Nena...abrete bien que voy a follarte duro.

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El Perfeccionista [Park Jimin]Where stories live. Discover now