♠•Capítulo 9•♠

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—Jimin...ah...no por favor —su respiración se agitaba a medida que el chico sobre ella repartía calurosos y mojados besos a su sensible cuello, enviándole así, eléctrizantes  corrientes hasta su intimidad.

Cada roce, cada caricia que él, le daba a su cuerpo. Era una excitante quemadura para su piel y eso la hacía retorcerse cual mujer sumergida en un deje de pasión y desenfreno.

El rostro del castaño estaba adornado por una egocéntrica sonrisa, mientras que sus ansiosas manos se deslizaban placenteramente sobre la piel de aquella morena ardiente. Su lengua la saboreaba con sumo gozo y eso provocaba que su libido fuera en rápido aumento.
Para Jimin, ella era una latina con curvas exuberantes y preciosos ojos, dueña de los gemidos más halagadores que sus oídos hayan escuchado en toda su trascendencia sexual, lo que significaba que era la mujer más caliente con la que había estado hasta ahora y por supuesto la haría suya hasta que sus cuerpos no soportasen el cansancio.

—No, no...quiero...—la pobre castaña seguía resistiéndose a lo que su cuerpo quería...lo que deseaba con muchas fuerzas.

Intentó quitárselo de encima al tomarlo por los hombros y empujarlo, pero fue inútil. Jimin sostuvo con una sola mano sus muñecas y las colocó sobre la cabeza de la morena  aprisionándola más contra la cama y su marcado abdomen. En otro intento forcejeo por liberarse, ella término con una de las piernas del chico entre las suyas, provocándole un roce delirante.

—¿De verdad no quieres? —el castaño le preguntó seductoramente sobre sus labios y sonrió al verla estremecerse.

—N-no...ah —luchaba internamente por dominar ese deseo palpable entre sus piernas.

—Mirame a los ojos, TN y dímelo —le ordenó y luego mojó su lengua, para después pasarla por el lóbulo de su oreja y finalizar con un beso en el cuello.

Al parecer ella no iba a obedecerle así que la tomó por la mejilla y la obligó a mirarlo. Era claro el gran deseo lujurioso que existía en las orbes de la chica y en las de él.
Acercó más su rostro hasta casi rosar narices y le preguntó sin apartar su vista en ningún segundo.

—¿Deseas que te toque, guapa? —su aliento chocó en el rostro de la chica.

—No —de manera severa le respondió ella.

Su respuesta le hizo sonreír. La mano que tenia libre la alejó del rostro de la chica y la llevó lentamente hacia abajo, pasando sobre uno de los pechos que se encontraba solo cubierto por la delgada tela beige del sostén, sus dedos rozaron el vientre hasta que finalmente se posaron sobre las bragitas del mismo color que el sostén y allí juguetearon unos segundos, siendo estos una verdadera tortura para TN.

La morena soltó en repetidas ocasiones gemidos a lo bajo, al mismo tiempo en que cerraba los ojos y apretaba las piernas.

Jimin la sintió disfrutar, así que con uno solo de sus dedos masajeó su centro aun encima de la tela.
Ella al sentir algo pequeño pero duró ejercer fuerza sobre su feminidad la hizo morderse los labios para no gemir fuerte. Era una sensación inexplicable...algo desconocido y no tenía idea alguna de como controlar las reacciones que pudiera tener su cuerpo antes las estimulaciones que le daba el hombre situado encima de su cuerpo y eso le causaba miedo. Miedo a no conocer sus límites y hacer cosas de las cuales más tarde se pudiera arrepentir.

En su cerebro se activó una alarma de peligro al sentir como Jimin introducía su mano completa dentro de su ropa interior.

—Jimin...¡no! Por favor no quiero —le suplicó removiéndose debajo suya.

—Si no lo quieres, entonces ¿Por qué estas húmeda?...si lo estas, quiere decir que te excita lo que hago...que te gusta como nuevo mis dedos sobre ti —reposó un beso en su quijada y la castaña volvió a callarse para dejar que el continuara.

El Perfeccionista [Park Jimin]Where stories live. Discover now