♠•Capítulo 17•♠

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Las personas que aparentan ser malas en ocasiones son todo lo contrario, sin  embargo también puede que sean excelentes maestros del engaño y muestren una faceta que no es propia de ellos solo con el objetivo de conseguir lo que quieren. No es bueno depositar la confianza en alguien que ha demostrado que no la merece.

—¿Qué haces aquí, Park? —preguntó la morena con molestia al verlo llegar.

El castaño sonrió con coquetería, lentamente se acercó más, a lo que ella dio unos pasos atrás para evitar tanta cercanía porque ciertamente él la descolocaba, lograba ponerla nerviosa y no le agradaba en lo absoluto.

—Creí que estarías feliz de verme —extendió los brazos, sonriendo aun más.

—No lo estoy, ni tampoco entiendo el motivo por el cual has venido aquí. Ya no trabajo para IU, así que ya no te soy útil en nada —ella intentó colocar la expresión más furtiva que poseía.

Jimin avanzó unos pasos pero la morena nuevamente retrocedió, él se molestó por aquello y como gesto pasó la mojada lengua que tiene por sus labios carnosos.

—Intentaré ser amable contigo, guapa, pero mi paciencia tiene un limite y por tu bienestar te advierto que no lo sobrepases o habrá consecuencias muy feas...para ti —la sonrisa de su cara desapareció y todo sinónimo de gracia.

Ella sintió un leve escalofrío al escucharlo, de repente un nudo en la garganta comenzó a formarse, había tantas cosas que quería decirle en ese momento. Con todos los problemas que tenía quería estallar pero no lo hacia porque sabe que no solucionaría nada y  ahora venía él amenazarla y claro que eso era el detonante perfecto para sacar su frustración, sin embargo no se atrevió afrontarlo, tal vez por cobardía o miedo pero no lo hizo y era mejor así porque se evitaba de futuros problemas.

Se tragó todo su coraje, inhaló un poco de aire y de lo  profundo de su ser trató de sacar la voz más tranquila y sumisa que podía, por decirlo de alguna manera —¿Qué es lo que quieres de mi?

El castaño se limitó a mirarla para luego mover su cabeza en signo de que lo siguiera y seguidamente darle la espalda pero antes de que diera siquiera un paso, ella lo frenó.

—Tengo que abordar un vuelo en poco tiempo, no puedo irme de aquí, Park —informó apresurada.

—Has tirado dinero a la basura por que no lo harás, guapa. No saldrás de Corea hasta que yo lo quiera —enfadado prosiguió su camino.

—Pero —antes de replicar algo más, él la tomó por uno de sus brazos y prácticamente la sacó a rastras del aeropuerto.

—Nunca me cuestiones, TN —dijo el castaño y aplicó un poco de fuerza en el brazo por el cual la sujetaba.

(...)

Iban en el impresionante deportivo rojo de Jimin. Durante el camino ninguno de los dos habló, ella solo veía el paisaje por la ventana del copiloto, suspiraba por el cansancio físico y mental que tenía.
Él mantenía su vista recta y en ocasiones cuando su compañera estaba totalmente distraída, la miraba por el rabillo de su ojo. El castaño notaba un aura triste provenir de la chica y extrañamente le gustaría saber el porque de ello.

TN se percató de que el camino que estaba siguiendo el castaño no era el de su departamento en el edificio estudiantil, ni tampoco era el de la lujosa residencia que tenía él, entonces ¿A donde la llevaba? 

—¿A donde te diriges, Park? —se giró a mirarlo.

Él le devolvió la mirada manteniendo un semblante sombrío, no respondió a su pregunta a lo que ella concluyó que no claramente no le diría nada y confiada de que no la iría a tirar a un barranco, no volvió hablar durante todo el camino.

El Perfeccionista [Park Jimin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora