♠•Capítulo 6•♠

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El agua helada recorría la tersa y blanca piel de Jimin, quien tenía sus manos presionadas contra la pared de la regadera, su cabeza estaba elevada hacia arriba y sus ojos yacían fuertemente cerrados.
Pensaba. En su mente no había nada más que la idea de utilizar a esa castaña atractiva para conseguir lo que quería y no solo como un medio, sino también como un objeto para su placer.

Mordió la parte inferior de sus labios de tan sólo pensarlo. Abrió lentamente sus ojos y sonrió levemente. Valla que todo sonaba fantásticamente perfecto.
Conseguiría a IU, derrotaría a Jungkook  y se acostaría con la castaña, quien seguramente era una zorra astuta y no dudaría en ayudarlo al saber que se trataba de él.

Tomó la toalla y la enrolló al rededor de su cintura para después salir de la regadera. Hoy iría a divertirse.

(...)

—¿Tú también saldrás, Tae? —le pregunto Nam, mientras abría el refrigerador para sacar una botella de agua.

—Si, tengo ánimos de dar un paseo por la ciudad. Después de nuestra larga gira, necesito descansar y te confieso que quiero escribir una canción, pero para ello requiero de inspiración. Tal vez el paseo me ayude  a encontrar esa inspiración —dice con sinceridad y una enorme sonrisa en la cara.

—Me alegro mucho por ti, Taehyung.
Te deseo suerte, hermano. —se acerca a él y lo abraza.

—Gracias, Nam Joon —le sonríe. Cuando se separan, se giran para ver quien es el que viene bajando las escaleras con gran rapidez.

—Jimin, ¿Tú también saldrás esta noche? —le pregunta con curiosidad y parece que aquel chico no lo escuchó, pues no le responde. Iba a preguntarle nuevamente, pero el chico lo interrumpe.

—Sí, Nam y no llegaré a dormir —es lo único que dice antes de salir por la puerta.

Los dos chicos se miran entre sí y sonríen, no les extraña esta actitud en Jimin, ya que siempre había sido así.
V se despide de Kim y también se va del departamento en su auto.
Este era un lindo Corvette negro, tenía una colección única de autos y eligió a este principalmente para no llamar la atención en las calles de Seul.

Hace mucho tiempo que no disfrutaba de un paseo sólo en su auto, sin preocupaciones, totalmente relajado, sin reflectores sobre él o el montón de personas diciéndole que hacer. El aire chocando en su rostro, le recordaba cuando de niño iba de paseo con sus padres y él se asomaba por la ventana para apreciar el paisaje.

Ahora era un hombre de veintidós años, con una carrera forjada, con metas y sueños por cumplir.
Tal vez aun no estaba enamorado, pero había una chica que últimamente había irrumpido en sus sueños, y era nada más y menos que la castaña gruñona pero sexi, con la que tropezó hace unos meses atrás.
¿Qué será de ella? ¿En donde estará?
Esas y otras preguntas rondaban constantemente su cabeza.

Soltó un suspiro dejando caer sus hombros. Como le encantaría volverla a ver aunque sea sólo una vez más.
Había algo especial en esa chica, que había llamado su atención y no se refería a su cuerpo, al menos no en su mayoría. Le había llamado la atención ese pequeño lunar que  tenía en el cuello, la arrugita que se formaba en la frente de la chica cuando se enojaba, la manera de fruncir los labios, sus grandes ojos cafés y esas pestañas grandes.

De pronto se ve obligado a frenar violentamente el auto para no atropellar a la persona que se había cruzado en su camino inesperadamente.

Su respiración se agitó y el pensar que le había hecho daño a alguien o peor aún, que lo había asesinado, lo llenaba de gran miedo.
Tragó saliva al sentir su boca reseca, se armó de valor y temblando bajó del auto para caminar hacia la parte delantera del Corvette.

El Perfeccionista [Park Jimin]Where stories live. Discover now