Capítulo 5 ¡Hora de cambiar!

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🍁Capítulo 5 «¡Hora de
cambiar!»

Una luz tenue es lo primero que vieron los ojos de Julio al despertar, estaba tan silencioso que pareciera estar en un lugar desolado, tan apacible. Pero aquella molesta alarma sonó, el cual reposaba sobre la cabecera de su cama, interrumpiendo aquella calma, chillando muy temprano con un estruendoso ruido. De inmediato Julio tiró aquella alarma al tacho de ropa que yacía abierta. Para finalmente quedar todo de nuevo en silencio.

—Tan bonito día que amanecí, ¿tenías que malograr este momento?–Expiró con pesadez— Ni sé para que te regaño, si sólo cumples tu función. Y ni un ser humano eres. —Miró de reojo hacía su tacho de ropa.

Luego de que su mente se aclarara, recordó el porqué sus ojos aún seguían hinchados y su cabeza mareada. Todo lo que le sucedió ayer, volvió a su mente como un remolino de malos momentos.

—¡Ah! ¡Es verdad, mi cuerpo, mi novia, Carla...!–Miró al costado de su gran cama, que ahora yacía espaciosa.

Abrió sus ojos sorprendido al sentir algo diferente, su voz sonaba como era usual, su ropa lo sentía exacta. Tocó su rostro ante su agitado corazón, todo parecía normal, muy normal. Sus esperanzas relucieron en su gran sonrisa. Todo podría haber sido realmente un vil sueño, uno muy largo. Así que corrió a su cómoda, donde yacía su gran espejo. Estaba ahí Julio, era él y no ella. Un mundo de preguntas se reflejó en su rostro.

—Entonces, ¿todo fue un sueño? Eso quiere decir que, Carla no me dejó, ¡ella no es así!–Miró detrás de él, para salir corriendo de su habitación. 

Quería encontrar a su novia aún ahí, así que la llamó desesperado. Pero nadie le contestó. Estaba vacío ¿Qué estaba pasando entonces? Su mente se hizo un total lío.

—¡Carla! ¿Realmente te fuiste?–Cayó al piso de rodillas con un rostro decaído, pero luego levantó su rostro al recordar aquella carta que guardó, si todo es verdad, esa carta debe aún permanecer en su último cajón.

Corrió hacia su cuarto nuevamente, chocando con su cama y doblándose su dedo pequeño de su pie al chocar con el filo de madera, su mente se concentró en el dolor en ese momento. Un accidente así, te hace olvidar hasta de lo más triste.

—Demonios, vi la luz...–Habló tirado en el piso, con una pequeña lágrima en sus ojos debido al dolor y aún sosteniendo su pie con ambas manos, luego de unos segundos, se arrastró hacia su último cajón para abrirlo lentamente con un ojo cerrado y el otro abierto. Quería ver y a la vez no. Así que dudo por muchos minutos, hasta que se cansó del suspenso y abrió por completo sus ojos.

En ese momento él hubiera deseado seguir tirado por el dolor, a que ver la cruel realidad.

—¡Ja! ¿Qué más podría esperar? Debo ser el hermano perdido de la mala suerte.–Se levantó de inmediato al darse cuenta de que algo podría haber salido bien.—Pero, mi cuerpo volvió a la normalidad, ¿ese anciano loco falló en su experimento? ¡Entonces ahora soy normal!- Luego de un fugaz recuerdo, recordó su encuentro con Hernán y la vergüenza pública que pasó. Es en ese momento palideció al recordar todo lo que pasó, si bien Hernán no fue el culpable, el odio mutuo es suficiente para que el amigo prójimo de su ahora exnovia, se burle de él cada vez que lo vea.
—Sólo me queda una cosa que me queda por hacer...–Abrió su ventana poniendo un pie en el, para "tratar" de saltar.

—¡¿Julio?!–Desde la calle, la joven risueña, miró horrorizada al verlo "querer" tirarse de su ventana.

—¡Meri!–Se soltó Julio del marco de su ventana con un rostro feliz al ver a su pequeña hermana.-—¡Estoy feliz de verte!

Ahora soy Juli@  |Finalizado|Where stories live. Discover now