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Haneul

Mientras la nana curaba a Tae yo solo observaba desde mi silla. Él no decía nada solo se limitada a decir "Auch" cuando la nana le pasaba el algodón con alcohol por las heridas

—¿Porque le hicieron esto?— preguntó la nana rompiendo del silencio que había.

—Por que son unos imbéciles— dije con mi ceño fruncido.

—¿Que dijimos de las malas palabras? — la nana me vio como si quería matarme con la mirada. A papá no le gustaba que yo dijera cosas groseras y siempre le decía a la nana que si yo lo hacia me castigara.

—Si, si. Ya entendí — hice una mueca de desagrado que pareció divertirle a Tae ya que vi como reía levemente.

—Y tu jovencito—Nana fijó su vista en Tae el cual la miraba con asombro y miedo a la vez— ¿Porque no le dices nada a esos vándalos? — Tae se relajó un poco al notar que ella no estaba enojada.

—¿Acaso serviría de algo? — respondió viendo hacia el piso.

—Claro que sirve de algo. No puedes dejar que ellos te hagan esto. "El valiente vive hasta que el cobarde quiere" recuerda siempre esa frase— dijo nana cuando ya había terminado de curar todas sus heridas.

—Es lo que le digo yo— hable poniéndome junto a Tae — Debes defenderte de ellos. Dale su merecido

—Esta niña—la nana me dio un pequeño golpe en la cabeza — No le des esos consejos, no le hagas caso, solo debes enfrentarlos y demostrarles valor, no demuestres miedo por que eso solo hace que ellos se sientan mas confiados.

—Pero aunque haga todo eso ellos igual me siguen molestando— Tae solo bajó su cabeza y con la manga de su camisa limpió algunas lágrimas que salían.

—Entonces yo te defenderé— dije abrazándolo por los hombros.

—A ver niña insolente— me separo de Tae — No abuses de la confianza

—Si nana— dije de mala gana.

—Tae tienes que hacer algo no puedes seguir aguantando esto— la cara de la nana reflejaba preocupación, tal vez era porque ella pasaba por lo mismo cuando tenia su edad.

—Intentaré— respondió Tae regalándole una pequeña sonrisa.

—Así me gusta Tae, sonríe no dejes que nadie apague tu sonrisa, sigue luchando por lo que quieres, se feliz sin importar lo que los demás dicen, se tu mismo y veraz que la vida te recompensara— lo abrazó y yo también me uní al abrazo.

—Gracias — dijo parándose de donde estaba sentado — Me tengo que ir

—Déjame irte a dejar con el chofer— hablé suplicante rogando para que él aceptara ya que estaba muy golpeado y le iba a costar caminar.

—No — dijo de inmediato.

—Tae acepta, así llegarás mejor a casa — sonrió la nana.

—Si hazle caso a la nana.

—Esta bien — habló después de pensarlo unos segundos.

—Vamos— respondí feliz para después ayudar a Tae a caminar.

—No llegues tarde—gritó la nana desde la cocina.

Ambos salimos y fuimos hacia el auto donde el chofer nos esperaba

—Oye— hablé llamando la atención de Tae.

—¿Que pasa? — respondió sin verme.

—No, nada— dije volviendo mi vista a la ventana.

Después de casi una hora de camino llegamos. La casa de Tae estaba lejísimo de la mía, no se como hubiera hecho si no lo hubiera venido a dejar

—Gracias— dijo bajando del auto. Yo de inmediato salí y corrí hacía él.

—Me ale... — fui interrumpida por una señora como de la edad de la nana que gritaba el nombre de Tae y corría a abrazarlo.

—¡Dios mío! ¿Que te pasó? — preguntó la señora asustada al ver el rostro de Tae.

—Me pelee en la escuela— respondió y yo de inmediato fije mi vista en él. Eso era mentira pero al parecer no quería decirle la verdad.

—¿Que te he dicho de pelear? — puso sus manos en su cintura.

—No volverá a pasar— dijo bajando su cabeza.

—Ay Dios, este niño— lo abrazó — Ay perdón — dijo viéndome — Soy Yonie la abuela de Tae

—Mucho gusto señora— hice una reverencia.

—No me llames señora, dime solo Yonie — sonrió — ¿No quieres pasar?

—¿Ah? — pregunté sorprendida viendo a Tae pero este sólo sonrió—Me encantaría— dije feliz.

—Bueno, pasemos

El chofer se quedó en el auto esperando, la seño... Digo Yonie le había dicho que también estaba invitado a pasar pero él no quiso.

Nosotros entramos y la casa de Tae, era pequeña pero muy acogedora, se sentía una buena vibra y una paz que ni en mi casa sentía

Tae me guió hasta su sala donde íbamos a esperar que Yonie terminara de preparar la cena

—Que linda casa — dije mientras observaba el lugar.

—Lo se, por que la abuela la decoró — sonrió mostrando su hermosa sonrisa cuadrada que lo hacia verse muy lindo.

—Es mucho mejor que la mía— dije bajo.

—¿Que? Pero si tu casa es enorme y muy lujosa, también es linda

—Si, es muy lujosa y todo pero siempre esta vacía

—¿Y tus papás? — preguntó con un tono suave.

—Ellos son personas muy ocupadas y casi nunca están en casa pero apesar de todo ellos siempre tratan de pasar tiempo conmigo aunque no sea mucho

—Al menos tú los tienes—dijo bajando su cabeza.

—¿Y los tuyos? — pregunté un poco tímida ya que no quería incomodarlo con mi pregunta.

—Mi mamá murió y mi papá me abandonó cuando yo nací— habló tratando de que su voz no se quebrara.

—Lo siento— dije acercandome a él para abrazarlo pero justo en ese momento un señor ya mayor apareció.

—Por fin llegas querido— habló Yonie saliendo de la cocina para abrazar al señor.

—Ya, ya estoy aquí— río abrazándola.

Después de presentarme con el abuelo de Tae y de que lo regañara por haberse peleado. Todos fuimos a la cocina para empezar a comer

Me la estaba pasando muy bien con la familia de Tae, ellos eran muy divertidos y amables. Me hacían sentir como si fueran mi familia y me sentía a gusto estando con ellos.

𝙀𝙡 𝙥𝙧𝙚𝙘𝙞𝙤 𝙙𝙚𝙡 𝙖𝙢𝙤𝙧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora