스물아홉 💜

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Haneul

Estaba sentada en nuestra mesa mientras mi querido esposo disfrutaba de la fiesta, Tae estaba tomando demasiado y eso no me gustaba para nada

Pasaron varias horas y el momento que menos quería había llegado, teníamos que irnos a nuestra "luna de miel". Todos empezaron a despedirse de nosotros, mis padres me dijeron que si pasaba algo malo que solo llamara que ellos irían por mi

—No le pasará nada porque estará conmigo— hablo Tae tomándome de los hombros, al parecer había escuchado todo.

—Eso espero —respondió mamá dándole una mirada asesina a Tae.

—Vamos— dijo Tae tomándome de la mano para llevarme a donde estaba el auto.

Tuvimos que contratar un chofer ya que Tae estaba algo borracho y no podía manejar ya que eran algunas horas de camino y podía quedarse dormir al volante

Ambos íbamos en la parte trasera del auto, yo veía por la ventana mientras Tae solo iba recostado

Todo el camino ninguno dijo nada, yo iba de lo más nerviosa por saber que me quedaré una semana sola con Tae, aunque debería acostumbrarme ya que después del viaje de luna de mil viviremos juntos y eso me aterra mas

El chofer se detuvo luego de varias horas de camino, ambos bajamos y de inmediato sentí la mano de Tae tomar la mía, reaccioné tratando de soltarme pero él me sujetó fuerte

Me guió hasta adentro de la casa que estaba como en una pequeña isla, el lugar era muy lindo y todo se veía muy lujoso

Cuando estábamos dentro Tae seguía sin soltarme de la mano, subimos las escaleras y llegamos a una habitación con rosas por todas partes, había vino y otras cosas. No se que tenga en mente Tae pero nada de esto me esta gustando

Él soltó mi mano y me giró para quedar frente a frente mientras me sostenía de los hombros, yo solo lo vi sorprendida. Mi corazón se aceleraba pero no de la emoción si no del miedo que me estaba causando Tae en estos momentos, él me veía con lujuria y relamia sus labios. De un momento a otro empezó a besarme desesperadamente, busqué como soltarme pero no me lo permitía. Nada de esto me estaba gustando, él no puede obligarme hacer algo que no quiero. Así que mordi su labio y él gruño separándose de mi

—¿Que te pasa? — gritó furioso mientras acariciaba su labio.

—¿Que te pasa a ti? No quiero estar contigo no entiendes— grité tratando de controlar mis lágrimas.

—Eres mi esposa— dijo sujetandome de ambos brazos muy fuerte.

—¡Sueltame! —grité lo mas fuerte que puede — Eres un imbécil que no le importa lo que estoy sufriendo, siempre lo único que haces es causarme daño. ¡Te odio!— grité con todas mis fuerzas y él me soltó de inmediato y empezó alejarse de mi.

—Tú no me odias — dijo señalándome con su dedo mientras me veía fijamente.

—Te odio, te odio por haber jugado conmigo, te odio por hacerme tanto daño, te odio por arruinar mi vida, te oído por todo lo que me has hecho, te odio — grité mientas mis lágrimas salían desenfrenadamente.

Tomé mi bolso y me fui de esa maldita habitación, no quería estar cerca de él. Lo único que hace es causarme dolor, maldita la hora en que regresó, hubiera preferido vivir con su recuerdo que vivir este tormento

Tae

Ella me acaba de decir que me odiaba, jamás pensé escuchar esas palabras salir de su boca, pero me merezco todo eso. Soy un imbécil todo lo que le estoy causando, ella tiene razón de odiarme. Jamás pensé que escucharla diciéndome eso me dolería tanto.

Pero ya no hay vuelta atrás lo hecho, hecho esta y seguiré adelante con lo planeado. Ahora Haneul es mi esposa y tiene que cumplir su papel como tal

Hoy dejaré que duerma en otra habitación pero ella tiene que estar conmigo porque soy su esposo

                                           🌸

Haneul

Me desperté por los rayos del sol que entraban por mi ventana, anoche me había quedado dormida después de haber llorado un buen rato.

Me levanté de la cama y vi por la ventana la hermosa vista, el sol estaba resplandeciente. Quería salir a dar un paseo pero no quiero ver a Tae así que mejor me quedaré aquí en la habitación

Tomé un libro que traía en mi bolso y me puse a leer un poco, no pasaron ni 5 minutos cuando mi puerta empezó a sonar, solo lo ignoré ya que sabía que se trataba de Tae

—¡Ábreme!— gritó golpeándola puerta.

—¡Dejame en paz! — grité para que me escuchara.

Después de eso no escuché mas ruido así que continúe leyendo. Pero toda mi tranquilidad se fue cuando escuché la puerta abriéndose, se me había olvidado que como él es el dueño tiene mas llaves

—¿Porque entras así? — grité cruzandome de brazos.

—Porque no querías abrirme— una sonrisita se posicionó en su rostro.

—¡¿Será porque no quería verte?! — grité cubriendome con las sabanas que de inmediato fueron retiradas por Tae—¿Que te pasa?— dije sentándome en la cama.

—Vístete que iremos a un lugar— ordenó.

—Contigo no quiero ir a ningún lado

—Irás por las buenas o por las malas— amenazó alzando una ceja.

—Has lo que quieras — volví a cubrirme con las sabanas pero nuevamente fueron retiradas por el tipo este.

—Te lo advertí— dijo mientras me cargaba en sus brazos, patalie para que me soltara pero nada, me llevó hasta el baño y me puso bajo la regadera, prendió esta y di un pequeño grito ya que él agua estaba demasiado fría.

—¿Que te pasa imbécil? — grité entre cortado producto del agua que caí sobre mi rostro.

—Tú me obligaste — dijo con su voz ronca, esa maldita voz que hace años me volvía loca. Él entro a la regadera y el agua empezó a mojar nuestros cuerpos.

—Sal de aquí— dije alejándome de él.

—¿Porque lo haría? De todas formas eres mi esposa— se acercó peligrosamente a mi pero yo retrocedí hasta que la pared me impidió seguir haciéndolo.

Tae se acercó y puso sus manos a mis costados, yo trataba de contener mi respiración. Bajó sus manos a mi cintura y acariciaba suavemente mi piel mientras rozaba mis labios con los suyos.

—Sueltame— lo empujé y él solo río levemente.

—¿Porque te resistes?— río volviéndose acercar a mi. Eso era lo que mas me enojaba que él pensara que me tenía a sus pies y que podía hacer lo que quisiera conmigo.

—Estas equivocado— lo volví a empujar y salí de ahí.

𝙀𝙡 𝙥𝙧𝙚𝙘𝙞𝙤 𝙙𝙚𝙡 𝙖𝙢𝙤𝙧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora