일곱 💜

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Haneul

Las clases habían terminado y la hora del receso llegó, por fin podría ir a comer algo me moría de hambre.

Salí junto a Tae, lo tomé del brazo y lo jale hasta la cafetería. Él no quería pero yo no dejaría que se salte comida así que iremos a comer quiera o no

Cuando llegamos todos nos veían, siempre es lo mismo cuando ando con Tae, todos nos ven raro. Esta gente es estúpida como que si Tae tuviera alguna enfermedad contagiosa.

Ignoramos a todos y fuimos hacia una mesa al fondo. Tae solo se sentó y veía hacia el piso

—Hey, levanta la mirada, tú no has matado a nadie — reí bajo.

—Lo siento— balbuceo. Ay Dios porque se disculpa como que hubiera hecho algo malo.

—Deja de disculparte

—Lo si... Esta bien ya— río bajo, dejando ver esa hermosa sonrisa que siempre me hacía ponerme como tonta cada que lo veía — ¿Estas bien? — preguntó sonando su dedos frente a mi, quien estaba pérdida en su sonrisa.

—¿Ah? Ah si, iré por algo de comer— me levanté antes que viera que estaba toda roja por él.

Fui a donde servían la comida y orden para los dos. La señora que atendía me dio la bandeja y volví a donde Tae pero me sorprendió encontrarme a Hoseok sentado en la mesa donde estábamos nosotros

—¿Que haces aquí? — pregunté poniendo la bandeja en la mesa.

—Pues nada, solo querían comer con ustedes— sonrió y vaya que tenía una gran sonrisa este chico pero igual no le creo mucho lo de su amabilidad.

—Comamos — habló Tae nervioso mientras llevaba su comida a su boca.

—¿Haneul como esta tu papá? — preguntó Hoseok de repente, si, sé que mi padre es muy conocido pero me sorprende que él lo conozca.

—¿Y tú como conoces a mi papá? — pregunté alzando una ceja.

—Tu papá y el mio son muy amigos. Además quien no conocería al hombre mas importante de toda Corea— habló sonriendo y Tae casi se ahoga con su comida.

—¿Estas bien Tae? — pregunté golpeando su espalda.

—Si, si estoy bien— tosió golpeando su pecho.

—Y tú Tae, ¿donde esta tu papá? — preguntó viendo a Tae. Y yo lo fulmine con mi mirada.

—É-él — Tae no podía hablar y su voz se quebraba — Nada— dijo para luego levantarse e irse. Sabía que Hoseok no venia con buenas intensiones.

—No vuelvas acercarte a Tae— amenacé.

Me fui de ahí a buscar a Tae pero no lo encontraba por ningún lado, hasta que recordé la azotea. Corrí a toda velocidad hasta el lugar y como lo pensé ahí estaba él sentado en el piso, de inmediato me acerqué y me senté a su lado

—No le hagas caso a Hoseok — dije bajo.

—Entendí lo que quiso decir — habló sin verme.

—¿De que hablas?

—De que tu papá es muy importante en todo Corea y yo ni siquiera tengo un papá — vi como una lágrima salía y eso me partió el corazón.

—Tae a mi no me importa si tienes o no papá, aun así me sigues gustando— pasé mi mano por su hombro para abrazarlo.

—Tú y yo somos de mundos muy distintos

—No me importa, en ambos mundos te querré

—¿Y si yo no te quiero? — me vio esperando una respuesta de mi parte.

—Pues hago que me quieras— reí provocando que él también riera.

—¿Siempre eres tan positiva? — preguntó desviando su vista.

—¿Y tú siempre eres tan lindo? — lo abracé mas fuerte

—Tú eres linda— dijo correspondiendo al abrazo. Y OMG eso no me lo esperaba pero me encantaba.

—¿Quieres ir a mi casa después de clases? La nana quiere verte— mentira soy yo la que quiero verlo más tiempo.

—No— se separó de mi rápidamente.

—¿Porque? — hice puchero.

—Tus padres no me van aceptar ahí

—Ellos no están en casa y aunque estuvieran eso no importa eres mi amigo y ellos tienes que aceptar

—Iré solo porque también quiero ver a la nana — se levantó y empezó a caminar.

—Oye ¡¿Y solo a la nana?! — grité corriendo para alcanzarlo.

—Si, solo a ella — dijo cuando ya íbamos juntos.

—Malo— lo empujé suave.

—Silencio — río.

—Ok me callo— caminamos en silencio hasta el salón de clases.

Cuando llegamos ambos tomamos nuestros lugares donde siempre nos sentábamos. Tae como siempre estaba estudiando, él si que era aplicado en todo

—Tae, ¿que quieres ser cuando seas grande? — pregunté viéndolo desde la mesa de mi pupitre ya que estaba recostada ahí.

—No se, solo quiero convertirme en alguien de quien mis abuelos estén orgullosos

—Eso es genial. Yo estaré aquí viendo como te conviertes en un gran hombre— sonreí mostrando mi pulgar.

—¿Y tú que quieres ser? — preguntó viéndome.

—La novia del chico que quiere ser un orgullo para sus abuelos— sonrei mientras decía eso, haciendo que Tae también sonriera.

—¿Porque no eres seria? — habló tratando de contener su risa.

—Esta bien. Bueno, me gustaría ser una modelo famosa así como mi mamá

—Una modelo muy insolente — río tocando la punta de mi nariz.

—Hey, ya verás que me convertiré en una modelo y cuando eso pase te diré que si lo pude lograr — lo vi con una ceja alzada.

—Obvio que lo lograras si tu mamá es modelo — río.

—Oye, yo lo haré por mis propios méritos ya verás

—Ok, entonces quiero ser el primero en recibir un autógrafo de la gran súper modelo

—Lo tendrás y cuando eso pase prometeme que te casarás conmigo— dije dejandolo en shock.

—¿Que? ¿De que estas hablando?—dijo nervioso.

—Lo que escuchaste— reí.

—¿Y si en ese tiempo te gusta alguien mas? 

—No me gustará nadie mas

—¿Como estas tan segura?

Tan segura que no creo encontrar a nadie mas bueno y lindo que tú. Quise decir.

—Pues, solo lo sé — me encogi de hombros siendo lo único que pude responder.

—Si aun seguimos juntos, nos casaremos— dijo bajo.

—¿Es una promesa? — lo vi fijamente  haciendo puchero. Pero en eso la profesora interrumpió.

La maestra empezó a dar su clase y yo solo veía al reloj contando los minutos para que terminara esta tortura y poder ir a casa con Tae

𝙀𝙡 𝙥𝙧𝙚𝙘𝙞𝙤 𝙙𝙚𝙡 𝙖𝙢𝙤𝙧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora