Especial 1.

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—Minhyukie~—canturreó inocentemente el pelinegro desde la puerta, mirando a su novio con dulzura. Inclinó su cabeza, hacía cualquier gesto tierno con tal de obtener la atención del mayor, quien se encontraba jugando.

—¿Mhm?—fue la única respuesta que obtuvo por parte del contrario, desilusionándolo un poco.

Kihyun caminó, adentrándose en la habitación donde el peliceleste mantenía la mirada fija en la pantalla de la televisión y se paró en frente, cubriendo por completo la vista. Minhyuk se encontró con las piernas desnudas del menor y fue subiendo sus ojos, desde sus delgados muslos hasta la enorme camisa que lograba cubrir su ropa interior. Yoo estaba sonrojado, con los ojos oscuros, brillosos, lujuriosos.

Sabía que quizás sería demasiado pronto para entregarse de esa manera a Minhyuk, más que nada porque él mismo sabía -por más que él no se o ha dicho- que no estaba listo. Sin embargo, estaba demasiado cegado por el deseo de tener una polla enterrada en lo más profundo de su interior. Los dedos e incluso el vibrador que tenía bien guardado en su armario, ya comenzaban a ser insuficientes para Kihyun. Necesitaba un trozo de carne, no de plástico.

—Fóllame.—respondió el más bajo de una manera tan directa que por poco no hizo que Minhyuk se atragantara con su propia saliva. Sin rodeos, sin tartamudeos, él le había pedido tal cosa, directo al grano. Con los ojos fijos en los del mayor, quien lo observaba nervioso

—¿A-ahora?—tartamudeó Lee.—P-pero estaba j-jugando.

El pelinegro sonrió pícaramente, subiéndose a horcajadas sobre las caderas de Minhyuk, todo sin apartar sus orbes que desbordaban el deseo de sentir al otro del chico que antes era su mejor amigo. Su duro miembro rozó contra el abdomen ajeno, robándole un suave jadeo al de menor estatura. Rodeó con sus brazos el cuello del mayor y esta vez cambió por completo la mirada en sus ojos. Era inocente. Un cambio demasiado drástico para Minhyuk, quien se encontraba confundido al no saber con qué clase de Kihyun estaba tratando.

Lo había visto en diferentes facetas: enojado al punto de romper jarrones, tan triste que no quería salir de su cuarto y de no ser por él su brillo se había apagado entre esas oscuras cuatro paredes, lo vio con la felicidad de un niño, esperanzado, asustado. A veces incluso hasta el mismo diablo podría tenerle miedo, y otras era un ángel traído del cielo para alegrar a las personas. Lo vio de distintas maneras, conocía cada faceta de Kihyun. O al menos eso creyó hasta ahora. Jamás se le habría cruzado por la cabeza -e incluso podría apostar su vida que nadie creería- que Yoo actuaba así. Tan necesitado, o entregado como muchos podrían decir.

Su rostro dulce y tierno, y sus actitudes ridículamente adorables, junto con esa personalidad que se muestra alegre frente a otros, hacían que a Minhyuk muy rara vez pensara en masturbarse imaginándose a él mismo follando a su novio. Era imposible, al intentarlo se sentía como si estuviera teniendo fantasías sexuales con un niño. Aunque claro estaba: lo único que tenía Kihyun de niño era la manera en la que se avergonzaba y su rostro. 

Pero tampoco puede negar de que pensó en tener relaciones con el menor. El impedimento era que, teniendo en cuenta de que no hacía mucho pudo recuperarse del accidente, el miedo que tenía Minhyuk era tan exagerado que creía que su cuerpo seguía débil. Y se rompería ante tal acto.

Kihyun no dudó en besar al mayor desesperado, buscando estimularlo lo antes posible porque necesitaba urgente que otro lo haga llegar al orgasmo. Movió sus caderas, empujando hacia abajo para poder sentir más el miembro contrario que poco a poco comenzaba a despertar. Guió sus húmedos besos hacia la pálida piel del cuello de Minhyuk, lamiendo, marcando la zona.

—K-Kihyun, soy virgen.—tomó las caderas del pelinegro, quien soltó una suave risa burlona y se incorporó para poder verlo directo a los ojos.

Shine Forever [Kimin-Kihyuk] [Monsta X]Where stories live. Discover now