UNO

8.4K 902 87
                                    

EDITADO

EL COMIENZO DE LA MENTIRA

— ¿En serio te tienes que ir, Nami? — Jimin me preguntó, mientras se sostenía sus pequeñas y delicadas manos de bebé, aunque él fuese solo un mes menor que yo. No quería irme, pero sabía que era por mi bien. Ese lugar me asfixiaba y ya no tenía motivos para seguir allí, no cuando todo parecía desmoronarme y recordar a alguien que ya no tenía a mi lado. Habían otros asuntos que también me hacían querer desaparecer de ese lugar, pero Jimin no tenía por qué saberlos, y aunque los supiera no podía evitar esa trágica situación. Taehyung y Seokjin también estaban ahí. Los cuatro habíamos sido marcados de una forma terrible aquella noche de otoño, hace un par de meses. Ellos tres habían perdido a su mejor amigo, pero quienes sufrían más no eran ellos, ellos solo sufrían en una menor cantidad. Quienes más sufrían era Eunmi, la hermana menor de los Kim, y yo. O bueno, tal vez todos sufrían de igual manera, pero a ambas se nos notaba mucho más. Eunmi por perder al amor de su vida, y yo por perder a mi único hermano y gemelo. ¿Se pueden imaginar lo horrible que era mirar su habitación, frente a la mía, y no escucharlo cantar o quejarse de cualquier cosa; o recordar momentos en los que él me decía: Nami, cúbreme esta noche, saldré; o que simplemente diga: vamos a comer o veamos una película juntos? ¿Saben lo horrible que era eso? Era inimaginable, pero eso no era todo. La vida no era la misma.

Namjoon había muerto por traumatismo craneoencefálico múltiple. Mucho de los golpes que había recibido por parte del auto habían sido en la cabeza: el primero a chocar contra el parabrisas, el segundo en el suelo, y los demás no sé cómo, pero en total habían sido cuatro, o eso mostraban sus placas. Cuatro mortales golpes, que lo sostuvo al borde de la vida solo por un par de horas, hasta que decidieron declararlo con muerte cerebral. Namjoon había sobrevivido al golpe, pero no viviría más. Aún si no hubiera entrado en ese estado, hubiera tenido alguna discapacidad para toda la vida. Namjoon iba a sufrir quizá toda su vida desde ese entonces, pues quizá sufriría algún trastorno a nivel sensorial, psicomotriz o neuropsicológico.

Lo que enseñan las películas sobre que un accidente podía hacerte perder la memoria sí era real, pero lo que no enseñaban era que esos traumatismos eran leves. Namjoon había tenido uno múltiple y grave, mi pobre hermano no tenía salvación. Y no lo desconectaron hasta que Eunmi llegó, un par de horas después. Mis padres la adoraban así que esperaron por ella, aunque ellos hubiesen querido desconectar a Namjoon inmediatamente, aun si mis ruegos para buscar otra opinión médica fuesen ignorados. Aquella noche de otoño había sido la peor para mí.

— Es lo mejor, Jimin-shi. — Le dije. Era lo mejor, para mí y para todos. Eunmi me había amenazado en no irme, aunque sabía que cada vez que me veía, veía el rostro de Namjoon en el mío. La cara de los chicos también cambiaban de vez en cuando por eso, les recordaba a Namjoon sin importar qué; y eso no era el problema, quizá algún día se superaría, pero... habían, simplemente, muchas cosas que ya no me gustaba de Gwangju. Jungkook, mi novio, que se mantenía callado, mirándome desde una distancia corta agarró mi mano, apoyándome. Él me apoyaba con esa decisión, al igual que Taehyung, pero su hermano Seokjin, el mayor de todos, no. Aun así, no intervenía con esa decisión. Me iría de todos modos.

— ¿No van a venir? —me preguntó Taehyung. Sabía que no lo harían, al menos no uno de esos dos. Mamá me odiaba por la muerte de Namjoon. Papá me apoyaba ante el ilógico odio hacia mí, pero prefería tenerme lejos por un tiempo. Mamá tenía la teoría que si no hubiera encubierto a Namjoon esa noche, él nunca hubiera salido de casa, que gracias a mi participación Namjoon ya no estaba con nosotros; y para empeorar las cosas, decía que hubiera querido no tener gemelos, que Namjoon solo era suficiente. Muchas veces ya lo había dicho, no solo en esa ocasión. Namjoon era el prodigio de la familia y hasta se podía decir de todo el pueblo. Su IQ de 148 era de alabar, y mamá adoraba presumir de ello como cualquier madre. El hijo favorito de ella era obviamente Namjoon; y no me podía quejar, yo solo era una estudiante promedio y apenas destacaba en otras cosas inútiles como ella decía. Estaba de acuerdo con ella, no era sobresaliente como ella quisiera, pero era feliz con mi talento en otros campos; pero eso no era suficiente. Cada vez que discutíamos sacaba al aire ese tema, y luego Namjoon le decía que no debía decirme esas cosas. Namjoon era el único que podía defenderme de ella; pero, él ya no estaba más, y los insultos eran más frecuentes. Y no aguantaba eso, ella me quería ver desaparecer y yo no la quería ver más. Papá, estuvo de acuerdo, pues era lo mejor para los tres. Papá era comprensible, pero también debía admitir que si él me decía que me quedara, lo haría.

Las cosas no eran así de dulces en la vida. Las palabras hieren más que las acciones. Y mamá me hería mucho, y juntando con la muerte de mi ser más preciado estaba a punto de quebrarme. Jungkook decía que era una persona fuerte, pero sabía que dentro de mí una grieta empezaba a generarse, y si no me había roto ya era por él, por Jungkook, y porque Namjoon no querría eso de mí. Así que me iría.

Me iría dejando todo atrás. Huyendo como cobarde, pero valiente a la vez. Jungkook me abrazó con fuerza cuando debía tomar el tren ya. Solo faltaba treinta minutos y quince para que la revisión de tickets terminara. Lo abracé con fuerza, sin poder llorar. Ninguno de los dos lloraba, pues aunque dolía eso era nada en comparación con todo el dolor acumulado. Abracé cada uno de los otros tres presentes y me dirigí a Jimin. —Dile a Eunmi que me perdone.

Era lo único que dejaba pendiente aquí. Era la única amiga alrededor, tenía otras, pero no eran como ella. Eunmi era mi cuñada preciada, la que quería que fuera la madre de mis sobrinos, pero ya no sería posible. Entonces Jungkook me ayudó a llevar la única maleta que portaba hasta la entrada que nos dividiría por un largo tiempo. — Iré a visitarte pronto, Nam.

Acarició mi oreja suavemente, colocando los mechones ondeados que me diferenciaban de Namjoon tras ella.

—Te esperaré entonces. —le respondí antes de arrojarme a sus brazos otra vez. Quizá también esta era una de las cosas a la que debía aferrarme aquí, en Gwangju, pero él mismo me había motivado a irme, a escapar de mi soledad que me dominaba allí, porque a pesar que le amaba, yo ya no era feliz. No había nada que me hiciera feliz desde que Namjoon no estaba...

Screaming + myg + jjk ✔️Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang