VEINTISÉIS

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Observó a la persona en su delante sabiendo que aquel día llegaría y no podría mentirle. ¿Cómo hacerlo si parecía tan obvio? Nami era igual de inteligente que Namjoon, y si Namjoon había podido deducir que había sucedido en realidad, ella también podría.

¿Por qué más un niño adoptado se podría mudar, a otra ciudad, solo, y su apellido cambia?

Todo estaba tan claro.

Aunque también tenía la ligera esperanza que tal vez Nami creyera que la pareja (los Lee) se hubieran separado y hubiera adquirido solo el apellido de uno, pero eso de por sí ya era bastante caro muy aparte del pago por adopción.

Porque a pesar que se dice "adopción" los clientes pagan un derecho por el niño que van a adoptar.

Y no me quedaba de otra de decirle la verdad. Hoseok la sabía, en cambio nadie más sabía. Tenía una "hermana" menor, y dos "padres" que se ofrecían a darme todo, pero luego de que los Lee fallecieran y volver a quedarme prácticamente en la calle, nunca quise más depender de alguien en todos los sentidos posibles, económica y sentimentalmente.

—Los señores Lee murieron en un accidente de auto— dije, mientras tomaba mi bebida. No sé si era le edad, pero en ese entonces me había encariñado demasiado con esas dos personas. Eran muy amables y la señora Lee me había dado el amor que pedía de una madre. Extrañaba a la mía con toda mi alma y verla morir me había marcado terriblemente. No es bonito como de repente te despiertas en medio de un mar de humo y que te saquen cargado, para luego segundos después entre tanta angustia y desesperación por ver a mi madre salir al igual que yo, que hubiera sido rescatada de la misma manera que habían hecho conmigo, sabía que la espera era en vano, ya era muy tarde... Trataron de hacerle RCP, pero no servía. Mamá había muerto asfixiada en el incendio del edificio donde vivíamos en plena madrugada. Los del orfanato me habían costeado un psicólogo, pero aunque pasaran los años, sabía que no podía dejar de ir ese recuerdo de ver a mi madre, dormida como si nada. Parecía un ángel solo descansando...

Al menos había muerto tranquila.

Luego sucedió los de los Lee. Habían solo salido a hacer las compras de la semana mientras yo me quedaba haciendo tareas y practicando el piano, algo que había vuelto a hacer después de años y estaba bastante oxidado, pues me recordaba a madre, quién era pianista; cuando, de repente, la policía, horas después y de haber tratado de comunicarme con mis nuevos padres, llegaron a la puerta para indicarme la noticia. Quien había sido mi abuela, la madre del señor Lee, me había cuidado por unos días, pero sabía que la historia se repetiría y me marcharía de Gwangju sin decir nada, y volvería al orfanato de Daegu, donde había pasado los últimos años desde la muerte de mamá.

— ¿Cómo es que nunca supe de eso? lo siento mucho, Yoongi; ellos eran muy buenos— Nami pronunció. Ella nunca les había conocido personalmente, pero siempre había hablado bien de ellos. Ellos nunca habían podido tener un hijo así que habían adoptado, finalmente, a uno. Ese uno era yo. Traté de sonreír ante sus palabras. Nami era tan pura y sincera. Estaba segura que ese lo siento no era por el hecho de que había perdido a mis padres adoptivos, no, era un lo siento por haber preguntado finalmente aquello. No podía evitarlo que ella lo hiciera. — ¿Y cómo son los Min?

—No se apellidan Min— indiqué. Min Yoongi era mi nombre real, pero nadie lo sabía. La familia que actualmente tenía, legalmente, tenía de apellido Jang. —ese es mi nombre real. Luego de que volviera a Daegu, estuve un año más. Cuando tuve quince años, una pareja me adoptó, bueno, mejor dicho me acogió. Eran de una fundación y cuando se enteraron de mi historia, que a comparación de otros no era tan trágica, se compadecieron de mí, ofreciéndome ayuda. Se harían cargo de mi hasta los 18 años.

—¿no tan trágica? — ella preguntó, un poco curiosa. Era así. Pude haber perdido dos veces a mis padres, pero había gente que había sufrido mucho más que yo. Unos habían sufrido violencia física y sexual, y muchas cosas peores. —y, ¿18 años? Yoongi tienes casi 24 años...

—No vivo con ellos, Nami— confesé. — me mudé cuando ingresé a la universidad. Me ayudaron a pagar mi colegiatura y me quedé a vivir en los dormitorios hasta que el año pasado por fin pude costearme un departamento gracias a mis trabajos. Claro, que no soy un desagradecido que solo se marchó apenas entró a la universidad, no, a veces paso por casa y salgo con Jiyeon, la única hija de los Jang.

—Wow— dijo. Nami parecía estar recibiendo mucha información de golpe. Lo mismo había sucedido cuando conocí a Hoseok a los 15 años, el único amigo que hice en la preparatoria. Todo empezó cuando fue a casa y notó la gran diferencia entre los miembros de la familia, y porque me apellidaba Min y no Jung. Ahí fue cuando le confesé la verdad, pues confiaba en él luego de ser amigos por un buen tiempo. Había decidido mantener mi apellido, y los Jung habían respetado aquello. Desde ahí, Hoseok dejó de ser solo un buen amigo, y pasó a ser un hermano. Él me había ayudado a conseguir mi primer trabajo en una cafetería cuando tenía 16 años, e inclusive, hasta la actualidad me ayudaba con unos trabajos. Por ejemplo, a veces le ayudaba en su programa de radio. Tenía 3 trabajos, y prácticamente dos de los tres él me había ayudado a obtenerlos. El único trabajo que había realmente conseguido por mi cuenta había sido el de la productora. Sin embargo, él había sido quién me había animado a participar hacía dos años.

Contar cada detalle de mi vida a Nami no estaba dentro de mis planes, así como el que ella me contara con detalle de su vida tras la muerte de Namjoon.

De alguna forma, parecía que nuestras vidas estaban entrelazadas para contar nuestros pesares al otro...

y no me desagradaba la idea.

Screaming + myg + jjk ✔️Where stories live. Discover now