DOS

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editado

DONDE HAY ESPERANZA, HAY DIFICULTADES

Arrastré la maleta mientras observaba la dirección que papá me había dado con las siguientes palabras: La Sra. Jung se encargará de ti, por favor no hagas ninguna estupidez, Nami. No quiero perder a mi otro hijo. No haría ninguna estupidez, pues por algo me había ido de Gwangju. Necesitaba un lugar nuevo, un ambiente nuevo donde el pasado no esté bañado de sangre y lágrimas, necesitaba paz...

Miré la dirección en la entrada de una casa de dos pisos, de color blanco, con un pequeño jardín que apenas tenía flores. La zona se veía tranquila. Se encontraba en una colina y la mayoría de las casas eran cerradas, sin jardines a excepción de aquella, se podía ver incluso el sistema de seguridad que las casas alrededor tenían. Podía ver a pocas personas caminar, unas cuantas curiosas por la nueva foránea en el lugar. Toqué el timbre, después de confirmar la dirección. Papá había dicho que la señora Jung estaría ahí, pero no esperaba que dicha mujer fuera tan joven, no, es más, no esperaba que fuera una adolescente ¿Por qué le dirían señora?

—Sí, sé que luzco joven, pero tengo mi edad. Y no, no soy exactamente a quien buscas. Mamá ha salido y me dijo que vendrías. — Me dijo la muchacha que me había abierto la puerta,  luego de haberle preguntado por la Sra. Jung y dicho que sí era ella dijo eso. —Mi ex esposo también se apellidaba Jung así que  mi apellido sigue igual. Por cierto soy, Jung Jiwoo. Mamá no demora en venir, así que toma asiento ¿Kim Nami, verdad?

—Sí— confirmé. Jiwoo era como un rayo de sol en el frio invierno. Sonreía y se veía de corazón bastante noble. Me dio un poco de confianza y tranquilidad—

—Me gusta tu nombre— dijo — Y eres muy bonita. Debes tener novio ¿no?

Pensé en Jungkook, en la última vez que le había visto, horas atrás. Amaba mucho a Jungkook que con solo la mención de su nombre mi corazón latía— Sí.

Volví a decir. Jiwoo me miró con ternura. — No seas tan tímida, Nami. Trátame como tu hermana mayor, después de todo yo solo tengo 26 ¿A poco no es mucho, no?

— ¿26 años? — me sorprendí. Jiwoo parecía de mi edad, sin mentir. Ella asintió— ¿En serio?

—Sí, y eso que no has visto a Hoseok, él tiene 23, pero parece de 18. Es genética. —me dijo. Sin embargo, ese nombre me sonó bastante familiar. Jiwoo al verme murmurar su nombre con extrañeza agregó: — Oh, has oído de él, no muchos escuchan su programa  de radio, pero sí, él es mi hermano menor. No vive aquí, pero viene muy a seguido, le diré que tiene una fan aquí. — Jung Hoseok era el muchacho que siempre escuchaba en la radio. Le tenía mucho respeto, pues tenía una voz preciosa y una perfecta dicción. Quisiera hablar como él en algún futuro, solo era de practicar. —Bien, te mostraré tu habitación. En un breve resumen, hay 6 habitaciones: La de mis padres, la mía y de Hoseok aunque él no viva aquí; otras dos son de unas chicas como tú, que son de provincia y vienen a vivir a la capital. Son muy agradables y tienen tu edad, seguro te llevas muy bien con ellas. Allí viven— Me señaló dos habitaciones contiguas, luego de haber subido las escaleras con esfuerzo; en la pared de una de ellas estaba escrito un "no tocar". Debía seguir ese ejemplo— Y la última habitación es tuya. Contigo completamos todas las habitaciones. Oh, déjame ayudarte con ese bolso— me pidió aquel bolso que cargaba, y con timidez se la tendí para poder arrastrar bien la maleta. Jiwoo abrió la habitación y sonrió mientras me daba paso para entrar.

La habitación era lo suficiente amplia para una persona y el color pastel de las paredes le daban un toque encantador. A un lado podías ver el escritorio con una repisa para colocar libros u otras cosas, al lado de ella había una amplia ventana, en la que se podía ver la calle desde un segundo piso; la cama era grande y llena de almohadas. Un armario de pared completa a un lado y un pequeño cojín-asiento en una esquina. Suspiré, era perfecto. — ¿Te gusta? Yo lo arreglé. No quise ponerlo muy femenino, pues actualmente a muchas jóvenes no les gusta el rosa ni nada. ¿Te gusta el melón claro, no? Sino un fin de semana podría ayudarte a pintarlo del color que quieras.

Jiwoo realmente era un ángel y atenta. Me sentía muy bien después de mucho.— Está perfecto, gracias.

—Bien— sonrió. Parecía una muñequita cuando sonreía— Deja tu maleta, te mostraré los demás ambientes y te diré algunas reglas de la casa ¿Te parece?

Asentí. — ¿Podría primero cambiarme de zapatos? No quisiera ensuciar. — Le dije. Jiwoo me miró y asintió. Ella estaba en pantuflas, así que supuse que trataban de mantener la casa limpia.

—Luego podrás poner tus zapatos en el portal, sería mejor para mantener la casa limpia. — Lo sabía, así que asentí. Me coloqué unas pantuflas nuevas y le seguí. Me dirigió, aún en el segundo piso, hacia un pequeño balcón. Había un columpio que si sentabas ahí de noche, según Jiwoo, podías sentir la calma mientras veías las estrellas, claro que en invierno era imposible, pero igual era agradable sentir el frío en el rostro cuando te quieres relajar. Jiwoo era escritora, así que a veces se asomaba allí con un café en manos y se quedaba un par de minutos para continuar escribiendo más tarde. Luego bajamos al primer piso, llevándome a la cocina y luego a la lavandería. También señaló la habitación de la Sra. Jung, la de ella y la de Hoseok. Ellos vivían en el primer piso y los otros tres arriba. Por suerte, cada uno tenía su baño personal. La sala era compartida y el comedor también. La casa era bastante amplia y hogareña, me acostumbraría rápido y si me llevaba bien con las otras dos chicas todo iría bien. Suspiré y mientras lo hacía la puerta se abrió, haciendo que Jiwoo y yo volteemos a ver. Una chica hablaba con alguien. Supuse que sería una de las chicas que vivían ahí también.

— ¿Yongsun? — Jiwoo comentó, haciendo que la muchacha le mirase. — Oh Hoseok ¿Qué haces aquí?

No tenía idea como lucía Jung Hoseok, el locutor que siempre escuchaba, pero verle respondiéndole a Jiwoo con un noona supe que era él. Su voz lo delataba. —Venía con mamá, pero se quedó hablando con la Sra. Park afuera. Noona, aquí está tu trabajo— Hoseok molestó a Jiwoo mientras le señalaba las bolsas de compras. Jiwoo negó.

—Tú lo harás, te toca esta semana. Por cierto, Yongsun, ella es Nami, vivirá frente a ti. —Jiwoo me introdujo. Así que alcé la mano en un saludo. Yongsun me sonrió. No parecía mala persona a simple vista, es más se veía muy agradable. Era muy bella. — ¡Ya! Hoseok, ¡ven acá!

Jiwoo gritó de repente pues Hoseok se iba hacia la sala, Hoseok solo sonrió y me dijo: —Bienvenida Nami.

Sonreí al ver la escena de Jiwoo molestando a Hoseok, y luego un dolor apareció en mi pecho al recordar que hacía lo mismo con Namjoon. Solo podía escuchar a Jiwoo diciendo que yo escuchaba el programa de radio de Hoseok, pero no prestaba atención, ni siquiera cuando le respondía vagamente a él.

¿Namjoon por qué me dejaste aquí?

Screaming + myg + jjk ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora