XXXVIII

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El día había llegado, tal y como lo prometieron ambos; los dos estaban en una iglesia a las afueras de corea, la iglesia era chica pero acogedora, no había nadie excepto ellos dos frente al altar, sus miradas estaban entrelazadas.

-¿Listo? -dijo suavemente al castaño, quién estaba nervioso pero a su vez emocionado.

-es la primera vez que me caso.

-esta... Es mi segunda vez pero es la primera vez que me caso con alguien a quien yo he escogido. -sonrió tiernamente mientras observaba como la delgada figura de Dipper era remarcada por aquel esmoquin blanco que lucía. -Woaw...

Fue lo único que pudo decir después de apreciarlo, su cara embobada lo decía todo; el castaño simplemente se sonrojo mientras reía ante la acción tan tonta y entendible de su pareja.

-te vez igual de bien. -su sonrisa no lo abandonó, su mirada solo estaba en esos hermosos cabellos dorados. -incluso te pusiste gel, eso es raro en tí.

-es... Es que esta es una ocasión especial. -hablo algo nervioso, la verdad aquel chico frente a sus ojos, estaba aún más hermoso de lo que siempre había estado.

-cierra la boca que te entraran moscas.

-¿Cuáles moscas? -llevando su mirada alrededor del lugar; Dipper lo único que hizo fue reír al ver lo ingenuo que aún podía ser su prometido. -no veo ni escucho alguna mosca.

-tonto. -canturreo mientras el sonido de las campanas se hacían presente.

Ambos chicos habían quedado en silencio, solo el sonido de las campanadas que anunciaban el medio día sonaba.
Con suavidad ambos regresaron su mirada a la ajena.

«Perderme en tus ojos es algo en lo que me he hecho experto, cariño si aquel brillo llega a desaparecer entonces déjame irme con ellos.»

—creo que es hora.

—entonces debo comenzar. —nuevamente el silencio se hizo presente, la mirada de Bill se fue a aquellos hermosos ojos chocolates los cuales brillaban hermosamente. Con suavidad tomo la mano del chico y prosiguió. —y ahora estamos aquí, aunque es algo pequeño soy feliz porque te conocí, cariño, aprendí muchas cosas y solo a ti te confie la verdad que en mi había.

«dejame tomar tu mano y volar tan alto que nada nos pueda alcanzar, amor, permíteme ser quien te haga soñar de verdad.»

dejame quedarme grabado en lo profundo de tu ser. —tras decir esas pequeñas palabras sus dedos colocaron suavemente el anillo que había comprado, aquel anillo tenía una inscripción.

»Et semper esse memorias amoris in altam voraginem condit.«[1]

-palabras me faltan para poder expresar lo que me haces sentir, Bill tal vez, está sea la última vez que pueda pronunciar tú nombre es por eso que, lo único que puedo decirte en este momento es Bill, te amo como nunca imaginé amar a alguien.

Sus delgados dedos deslizaron con timidez y nervios el anillo, su inscripción era un tanto diferente de la primera.
Bill tomo con delicadeza la cara del castaño mientras ambos se perdían en los ojos ajenos, con lentitud sus labios fueron apegándose hasta darse un beso, uno muy diferente a los de antes, este beso estaba combinado de sentimientos que jamás podrían ser expresados por palabras, sentimientos que son tan difíciles de controlar que sentían como sí en algún momento pudiesen desfallecer.

»In aeternum servabo abyssis amoris memoria tenebo omneque suspecta.«

Ese pequeño encuentro es como si hubiese sucedido ayer; entre besos y pequeñas caricias recordaban claramente los pequeños momentos que pasaron juntos, incluso, como si fuese magia Dipper había recordado la primera vez que conoció a Bill, y no hablaba del Bill con quién se acababa de casar, no, él recordaba perfectamente el día en que su camino se cruzó con el verdadero Bill.

«Pensé que fue por casualidad el hecho de que nos encontraramos pero no fue así, cariño, nuestro destino siempre fue encontrarnos. Nosotros somos como esas almas que se aman al punto de que, incluso en otras vidas se cruzan de nuevo... Amor, me hubiera gustado huir contigo a las estrellas.»

Como si algo le dijera, lentamente abrió sus ojos; las lágrimas comenzaron a salir, el chico hubiera preferido que sea mil veces por felicidad aquellas lágrimas, pero el siempre había sido el de la mala suerte y eso incluso se aplicaba en su boda.

Lentamente se separó del chico, su mirada se dirigió al castaño quién solo estaba llorando, con cuidado intento tomar su rostro pero se percató de su situación. Rápidamente su mano quedó enfrente de él, al mirar nuevamente al castaño decidió calmarse, respiro hondo disimuladamente y aunque sabía que no podía tocarlo, con lentitud llevo su mano a su cara mientras mantenía una sonrisa que lo relajará.

-Te amo Mason Pines. -sonriendo suavemente mientras las lágrimas traicioneras escapaban. «no frente a él, por favor.» fue lo último que pensó.

Sin más ni menos, simplemente desapareció como si fuese un fantasma que por fin había conseguido la paz. Las lágrimas jamás lo abandonaron e incluso dejó que la fuerzas en su cuerpo se fueran.

Sin saberlo, los recuerdos iban desvaneciendo lentamente, tal y como el rubio cuando llegó y se fue, ¿Solo recuerdos? No, incluso esas pequeñas fotografías estaban borrando las evidencias de lo que alguna vez sucedió; ahora todo sería como un sueño, un sueño en el cual, el dueño de aquel sueño hubiese despertado y simplemente, aquel sueño tan maravilloso que había tenido al final no fuera nada que valiera la pena recordar.

-¡NO! ¡NO QUIERO OLVIDARTE BILL! -fue lo último que grito con todas sus fuerzas mientras trataba de recordar, lentamente todo del rubio fue eliminado de su ser.

[......]

Dimensión de los gemelos.

Suavemente y sin previo aviso una lágrima descendió por sus mejillas, las lágrimas la invadieron mientras observaba aquella escena.
La rubia observaba a su hermana, a paso lento se acercó a ella.

-así que tú tienes sus recuerdos.

-son... Pesados. -dijo entre sollozos al ver cada pequeño recuerdo. -Cass sufrirá igual con los de Bill...

[......]

Con Bill del presente.

Solo aquel sonido estaba en la habitación, su dedo no se había movido después de ese día.
Con suavidad sus ojos se abrieron, estaba débil era claro, su visión tardaba en acostumbrarse a la luz del cuarto, con suavidad movió su mano cubriendo parte de sus ojos, sentía su garganta arder más que nada, estaba tan seca que tenía miedo de hablar.

Su mirada se dirigió a la puerta, está había sido abierta, dejando ver a una enfermera entrar; la mirada de la chica se topó con la dorada y se alarmó.

-Joven Cipher.
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[1] Está en latín y significa »Siempre estaré en el profundo abismo de tus recuerdos amor.«

[2] Igualmente está en latín, su significado es un tanto diferente al del primero, sin embargó, ambos son complementos. »En la profundidad del abismo guardaré este amor, guardaré cada preciado recuerdo con recelo.«

Después de 3000 años.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora