Beso 4: en el mentón IV

6.4K 1K 791
                                    

Mi curiosidad siguió aumentando hasta tal punto en el que me convertí en una especie de acosador. Uno que rezaba para que no le denunciaran.

No lo seguía ni le hablaba, pero lo observaba desde lejos. Habían pasado días desde que hablé con Irene, pero no me animaba a hablarle a Joseph.

Solo me irritaba un poco cuando se reía con su mejor amiga Vieno. Y ni hablar cuando él le insistía o algo por el estilo mientras ella apenas hacía un gesto alguno. ¿Esa chica era un robot o qué? ¿Qué le había visto Mara?

—¡Samuel Alexander Torrens! —No me salí de mis pensamientos hasta que una voz masculina, poco conocida, me gritó desde la puerta de mi aula—. ¡Te mataré!

No me hubiera podido esperar peor final para mí. Uno de mis mejores amigos de la infancia, al rojo vivo, estaba respirando como una especie de dragón.

Diablos, lo había olvidado.

—¡Se supone que ibas a mostrarme el maldito instituto! —me regañó. No me hubiera dado miedo si no fuera más alto que yo—. ¡¿Sabes lo que es ser el alumno nuevo en una tonta escuela?!

—Ah... —Quise responder, pero no se me ocurrió nada. Lo único que pude hacer, fue sonreír y encogerme de hombros—. Se me olvidó.

No me sobresalté hasta que sus manos se dirigieron a mi cuello y comenzó a sacudirme con fuerza. ¿En verdad había sido tan malo no haberle mostrado el instituto?

—¡L..., Lato, no logro respirar! —me quejé.

—¡Pues, muérete, por imbécil olvidador!

Sentí que iba a morir gracias a mi hermosa memoria olvidadiza. ¡Mierda!, ni que hubiera sido eso. Había estado tan concentrado en Joseph que en verdad me había olvidado de Lato. ¡Y se suponía que era mi mejor amigo de la infancia!

Qué horror. ¿Qué me estaba haciendo aquel gay?

—¿Lato? —Escuché la voz de Mara a lo lejos.

—¡S..., sálvame...! —gimoteé. En verdad sentía como el oxígeno había abandonado a mis pulmones por completo.

¡Mara, si me salvas, haré que la chica de pelo rosa se case contigo!

—¿Mara?

Lato me soltó y me caí de trasero al suelo. Agradecí que Irene no estuviera para ver mi desagradable caída libre hacia el abismo, el cual, no tenía un colchón en el final. Desventajas de ser plano detrás.

Mientras me sostenía de mi cuello y daba bocanadas de aire, pude observar cómo las mejillas del ñoño de Lato se ponían rojas gracias a la presencia de Mara. No era noticia que la quería desde niño.

—Ah... ¿qué tal? —preguntó ella, tratando de sonreír.

Tampoco es como si Mara no se hubiera dado cuenta del amor "secreto" que Lato le tenía.

Y... wow. Sí que se había hecho un ambiente incómodo.

—Sam me abandonó y me dejó solo en medio del instituto —contestó—. ¿Cómo crees que estoy? Tuve que preguntarle a un chico cualquiera en donde estaba mi aula.

—Oh... qué lindo.

Me puse de pie con cuidado de no hacer ruido alguno y me apoyé contra la pared más cercana, disfrutando del espectáculo. Lato era un tonto tímido e impulsivo. ¿Qué hará él ahora?

¡Vamos! Mara la lesbiana, contra Lato el hetero. ¿Quién ganará la batalla?

—¿Y... alguna chica ahora? —Mara atacó con una pregunta disimulada de "¿ya dejarás de quererme?"

Cómo dejar de ser homofóbico en 5 besosWhere stories live. Discover now