Sabor amargo III

2.1K 351 52
                                    

Nunca me había sentido tan solo en mi vida. No tenía claro si se debía a que Takao no estaba a mi lado o a que, aún cuando Sammy me hubiera dicho todas esas cosas maravillosas —y un poco crueles también—, siguiera junto con su tonto novio cabeza de fósforo.

¿Que no tuvo en cuenta el beso? Era como si incluso mejoraron su relación. Y para peor, como si no fuera suficiente sufrimiento, el maldito de Sam me hablaba todos los días como si fuera su mejor amigo de vuelta. No me molestaba que quisiera serlo de nuevo, sino el atrevimiento de ignorar las cosas que sucedieron. Ignoró mi confesión, literalmente. ¿Tan egoísta era como para no tener en cuenta los sentimientos de otros? No, sólo era un idiota. Fin de la historia.

Me encontraba caminando hacia mi aula en cuanto sentí una mano en mi hombro. Lamentablemente, no pude percibir a aquella persona aún cuando sabía de memoria el sonido de sus pasos o su tacto.

Fue extraño, ya que no lo reconocí hasta que levanté la mirada.

—¿Randall, estás bien? —preguntó—. Te ves terrible. No es por lo de... hace algunos días, ¿no?

Wow, por fin se había animado a preguntar por eso.

—No, estoy bien. No te preocupes. Solo he... estado cansado —mentí. Esbocé una sonrisa, solo para no preocuparle más de lo que actuaba—. ¿Y qué hay de ti, Sam?

Rió embobado, son una sonrisa picarona y desviando la mirada hacia otra parte.

Era obvio lo que había pasado. Seguro habían tenido relaciones sexuales o Joseph le había dicho algo bonito. Tal vez ambas, si yo tenía la misma mala suerte de siempre.

Bufé, tratando con toda mi fuerza de voluntad no deprimirme más de lo que estaba.

Me extrañaba de mi parte que no tuviera sollozos o simplemente que no me importara demasiado. Tal vez, después de todo, Takao me parecía más importante que el amorío entre Sammy y su pareja.

Y ahora que lo pensaba... ¿por qué mi mejor amigo se había ausentado tanto? ¿Había sido esa mirada triste algo significativo en la relación de ambos?

No respondía mis mensajes, llamadas, estados. Nada. Había desaparecido.

—¡Siempre sucede eso! Es gracioso en parte, porque... —Mis oídos captaron la voz de Sam. ¿Desde hace cuánto estaba hablándome?—. ¿Me estás escuchando? ¡Tierra a Randy! ¿Sigues en la luna o qué sucede?

Colocó la mano en mi cabeza para despeinarme. No pude evitar hacer aquel movimiento brusco. Antes de que pudiera percatarme de lo que hacía, mi mano apartó la suya con fuerza haciendo un sonido sordo.

El rostro sorprendido de Sam me volvió a la realidad. ¿Yo... lo había apartado?

—Lo siento —susurré, apretando los puños.

Me sentía frustrado.

Acto siguiente, di media vuelta y caminé con rapidez hacia mi aula, sin despedirme. Aquel gusto amargo que tanto odiaba, comenzó a esparcirse por mi boca.

Extrañaba a Takao.

Cómo dejar de ser homofóbico en 5 besosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora