Prólogo

5.1K 521 60
                                    

RANDALL

—Así que... él ya es su novio... —expliqué, sonriendo mientras observaba a Takao. Mis manos temblaban, pero trataba de esconder aquello apretando los puños. No quería que mi mejor amigo... No, mi único amigo en este lugar, me viera sufrir por algo que sabía que no tenía posibilidad—. Llegué tarde.

Por supuesto, lo primero que hizo fue apretar la mandíbula.

Takao era difícil de leer para otras personas, y mucho más para cuando aquellas no lo observaban seguido. Por suerte, en mi primer día de clases lo había conocido a él.

Como estábamos en épocas de traslado, muchos alumnos eran nuevos y... totalmente desconocidos. Todo había cambiado desde que me había mudado a otro país, lejos de todos mis amigos. Incluyendo a Sammy, si es que a un amor no correspondido se le puede llamar de esa forma. Por lo que estaba de más decir que me avergonzaba incluso preguntarle a alguien en donde estaba el aula que me tocaba. Recordaba como si fuera ayer el choque que tuve contra Takao. ¡Se habían caído todas mis golosinas!

No sólo había pasado vergüenza por juntarlas en el suelo, sino que también casi había sufrido un infarto por la pérdida de mi patrimonio activo. Mi hermana me mataría si se enteraba que había perdido mi reserva semanal.

—¿De verdad están saliendo? —preguntó.

Sus ojos, color miel, se habían vuelto llorosos.

—Sí —respondí, aún sonriéndole a medias.

¿Por qué sonreía si Takao estaba mal?

¿Debía sentirme culpable? ¿Por tratar de sonreír o por llegar tarde? Quizás... sí. Es decir, si yo le hubiera insistido a mi hermana mayor en mudarnos más rápido, tal vez ahora mismo estaría saliendo con Sammy y Takao con Joseph. Así de fácil.

¿Por qué siempre hacía todo mal? Fue mi decisión esperar más tiempo. Incluso desde pequeño...

—Randy, no llores —susurró.

Antes de verlo acercarse, noté cómo sus brazos me sostenían con cuidado. Me recordaba a los abrazos protectores de Sam. Sin embargo, no era lo mismo. Takao tenía otro aroma, otra forma.

Y por supuesto que no era lo mismo. ¡Yo quería a Sammy! ¡Lo quería más que todo! ¡¿Por qué no había llegado antes?! ¡¿Por qué no tuve la valentía de decirle que lo quería cuando hacíamos esas llamadas?!

Pasábamos toda la noche hablando de idioteces hasta dormirnos. ¿Por qué en ningún momento se me ocurrió decirle lo que sentía, aunque fuera a distancia?

Ni siquiera pude sorprenderle como planeé. Quería quedarme días en incógnito, a solas con Takao, esperando que estuviera solo y yo listo para decirle lo que sentía a primera vez. Fue horripilante ver cómo corría detrás de alguien que... ¿apenas llevaban un día?

¡Nosotros nos conocíamos desde hace años!

Yo pensaba que... ambos podíamos salir del clóset juntos. Quería hacerle sentir feliz y seguro como él me hizo sentir a mí sólo por pequeñas llamadas irregulares. ¿Tanto costaba eso?

—¿Por qué...? —pregunté, dejando salir los sollozos que estaba aguantando. Me estremecí cuando Takao aplicó un poco más de presión—. ¡Yo quería a Sammy! Yo lo quería... yo...

—Te entiendo —dijo él.

Noté cómo temblaba. Sentía que era algo tonto hacer un drama gigante por todo ello, pero la rotura de la ilusión que nos habíamos logrado hacer los primeros días de clase era muy dolorosa.

¿Por qué él no lloraba y yo sí?

—Yo también quería tener a Joseph —agregó—. Pero no todo se puede. Yo cometí mis errores cuando fui más pequeño. Fui un egoísta, un monstruo. Estoy seguro que ni siquiera con la terapia pude arreglarme. Hice cosas que cualquier humano tomaría como algo fuera de este mundo. ¿Puedes creer hasta qué punto bajo llegué, Randy? Me arrepiento de mi vida. Me arrepiento de...

—¡No! —exclamé.

¡¿Cómo podía pensar él de esa manera sobre sí mismo?! ¡No podía rendirse de esa forma! ¡Él no...! Ugh, era tan frustrante.

¡Tantos años de terapia y arreglo de sí mismo para que aún se sintiera culpable por algo que ni siquiera sabía que estaba mal! ¡No había sido culpa suya, sino de su educación!

Cuando supo la verdad, ¡él se disculpó! ¡Él se arregló!

Y yo todo esto lo sabía de unos días. Sólo unos días. Horas y horas hablando en aquellos. Por persona y chat. ¿Qué les costaba a otros sólo escucharle? Takao era una buena persona y no dejaría que otros lo negaran.

Yo no me rendiría. Ni por él, ni por mí.

—Randall, ya pasó todo. Joseph y Sam jamás se separarán. Apenas iniciaron. Jamás podré pedirle perdón a Joseph, ni...

—¡No digas eso! —le interrumpí. Me separé de él, mirándolo a los ojos—. ¡Sí lo verás! ¡Sí estarás con él!

—Pero...

—¡Pero nada! ¡Alejaré a Sam de Joseph! —prometí—. ¡Y tú me ayudarás!

Sus ojos volvieron a tomar brillo. Su rostro volvió a ser el mismo de siempre: coqueto y atractivo. No faltó incluso su sonrisa seductora, que me hacía pensar que me había convertido en amigo de un modelo.

Esperen... ¿qué acababa de hacer? ¿Había dicho que alejaría a Sam de Joseph?

¡Oh, tontos impulsos! ¡¿Cómo iba a hacer eso?! Ni siquiera podía hablar con Sammy sin ponerme como un tomate o temblar tal chihuahua. ¿Iba a morir en el intento?

—Lo siento —murmuró Takao.

—¿Eh? ¿Por qué? —dudé—. No pasa nada.

—Por pensar que cuando lloras eres bonito. Tus mejillas se vuelven rojas y se inflan. Es como ver un bebé pequeño llorando por algo sin importancia. ¿Has visto esos tipos de vídeos cortos de bebés llorando? En los que dices... "aw". Eres igual.

Sentí mis mejillas arder. ¡Tonto Takao!

Solo hacía esos comentarios para hacerme sonreír y no llorar de nuevo. No era tan idiota como parecía.

—Eres un bobo.

—Tomate cherry —bromeó.

Soplé, un poco molesto por el apodo. Ni que fuera una fruta.

Aunque... si quería idear un plan para estar cerca de mi platónico, seguro me convertiría en una.

Cómo dejar de ser homofóbico en 5 besosTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang