Capítulo 16.

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     El gran festín que se había preparado en honor a la nueva pareja de casados estaba yendo con absoluta normalidad y tranquilidad justo al anochecer, todos degustaban la gran variedad de comidas que estaban depositadas sobre la larga mesa que reunía a un montón de personas que se conocían entre sí y llevaban a cabo conversaciones donde abundaban las carcajadas.

El aroma a hidromiel perfumaba toda la habitación, las voces de la mayoría se oían un poco distorsionadas gracias al efecto del licor y que parecían darles el impulso de poder burlarse un poco de Hvitserk quien, al perder la carrera nupcial, perdió una apuesta por lo que le tocaba ser el que sirviera hidromiel o sidra en los cuernos vacíos del que así lo pidiera. Resultaba obvio para cualquiera que todos sus hermanos tomarían la oportunidad para fastidiarlo un poco.

Todos lucían a gusto y sin el menor signo de aburrimiento en sus facciones, charlando de distintas anécdotas que terminaban en risas como cualquier otro asunto que se pusiera sobre la mesa.

Yo me sentía un poco tensa por las constantes miradas inexpresivas que Bjorn me estaba dando desde su asiento, pero no me esforzaba demasiado en ignorarlo por estar enfocada en hacer que Ivar pusiera su atención sobre mí ya que estaba haciendo un buen trabajo al fingir que no estaba ahí, justo a su lado. Por otro lado, intentaba apartar la incomodidad que me provocaba la presencia de Sigrid frente a nosotros mientras que le seguía un par de bromas a los hermanos presentes.

En un movimiento que pasó desapercibido por todos, deslicé mi mano por debajo de la mesa para alcanzar su muslo y apretarlo en un nuevo intento por hacer que me mirase, pero no terminaba por quitar su ceño fruncido mientras bebía lentamente del poco hidromiel que quedaba en su copa.

—Ya quita esa cara. —farfullé en voz baja para que sólo él me escuchase. —Estoy aquí, ¿no?

Sabía que me estaba escuchando, pero parecía decidido a no hablar conmigo y más aún cuando le sonrío al resto. —¿Quién iba a pensar que Ubbe se casaría?

Todos posaron sus miradas sobre él, concordando con sus palabras y terminar por reír gracias al comentario de un hombre que desconocía y que no alcancé a oír por la molestia que comenzaba a sentir. Gracias a eso, aparté mi mano de su toque como si quemara para luego rodar los ojos sin poder quitar mi faceta llena de incomodidad.

—No me ignores, Ivar. —recalqué su nombre para que se diera cuenta de que esto ya no me estaba gustando, pero no hizo nada. Lo más acertado que llegó a mi cabeza era levantarme de su lado para alejarme de él o irme de ese lugar que no estaba siendo una buena experiencia para mí, pero antes de poder hacer el amago de irme, su mano se envolvió sobre mi muñeca como cadenas irrompibles. —¿Qué quieres que haga aquí si no me tomas en cuenta?

No me estaba mirando, miraba al resto con una pequeña sonrisa mientras fingía escuchar alguna otra anécdota.

—Ni siquiera pienses en irte. —terminó por decir, y después de asegurarse que no me iría, me liberó de su agarre para llamar a su hermano como se le llamaría a un perro: con silbidos. —Ven aquí, muchacho. Mi cuerno está vacío... ¿acaso no lo ves?

—El mío también. —miré justo a tiempo en la dirección que Sigurd estaba para ver como lanzaba el hidromiel fuera de su cuerno y tras su espalda para hacerle la gracia a todos, lográndolo rápidamente. —Y recoge mis uvas.

Fue inevitable, pero algo en el trato que estaba recibiendo Hvitserk gracias a la broma de sus hermanos, me hizo recordar aquellos tiempos en los que tenía que servirle como una "buena" esclava a algunos hombres en ciertos pueblos que pagaban para ser tratados como reyes importantes.

GOLDEN CROWNWhere stories live. Discover now