Capítulo 20.

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     Había caído la oscuridad sobre las tierras de Inglaterra marcando el inicio de la noche que apenas comenzaba, y con ella la gran celebración que se expandía por cada rincón del pueblo en honor a las grandes victorias que el gran ejército había conseguido en poco tiempo, también agregándole el gran acontecimiento de ver a Ivar caminando casi con normalidad mientras se ayudaba con una muleta de hierro, y por supuesto darles un momento de diversión y relajación a todos los guerreros que pronto deberían prepararse para enfrentarse a los sajones que seguramente venían en camino.

York tenía antorchas encendidas por cada lugar para no dejar nada a merced de la oscuridad, había distintos puntos dentro de la fortaleza donde se reunían grupos de músico que tocaban sus instrumentos mientras rodeaban alguna gran fogata y cantaban con alegría para incitar a las personas a bailar al ritmo de las melodías.

Muchos, por no decir la mayoría, bebían enormes cantidades de los brebajes que estaban a la disposición de todo; hidromiel y vino mezclaban sus aromas perfumando el aire que llegaba hasta mis fosas nasales.

Mi andar era lento y calmado, el ligero vestido que traía se movía con alegría cuando más de un hombre tomaba mi mano para hacer la gracia de escoltarme como una princesa y hacerme girar sobre mis propios pies cuando querían darle una mirada completa a mi cuerpo oculto bajo aquella refinada prenda que me envolvía, acentuando mis curvas.

—¿Le gustaría bailar conmigo, bella dama? —preguntó uno demasiado borracho, sus amigos apoyándolo desde lejos mientras yo me encargaba de rechazar su invitación con amabilidad.

—¡Soñaré con usted, hermosa valquiria! —otro hombre me hizo reír cuando lo oí halagarme de aquella manera.

Las puertas de la catedral estaban abiertas de par en par, justo frente a ella había una enorme hoguera donde las personas bailaban a su alrededor y tenían pintados sus rostros con simples colores en honor a nuestros dioses.

A tan sólo un par de metros antes de entrar al templo vi al interior como la celebración continuaba en aquellas paredes, la música alegre hacía eco, las voces de mujeres acompañaban con el canto, pero más que eso, muchas de ellas estaban envueltas en prendas transparentes (sin dejar demasiado a la imaginación) bailando con cualquier hombre que lo deseara mientras intentaban llamar la atención de cualquiera de los tres líderes presentes.

Reposé mi hombro contra el umbral de las puertas, mis brazos permanecían cruzados sobre mi pecho mientras analizaba todo lo que estaba pasando en el interior, frente a mis ojos.

Ubbe disfrutaba de la compañía de dos mujeres sentadas sobre su regazo, ellas jugueteaban con su larga trenza mientras acariciaban su pecho de forma coqueta y se turnaban en devorar los labios del hombre que estaban compartiendo. Él ni siquiera parecía recordar que tenía una esposa esperando por su regreso del otro lado del mar.

Hvitserk jugaba con un montón de hombres a beber rápidamente el licor dentro de grandes cuernos curvados que compartían en grupo. Suponía que llevaba un tiempo en aquel juego por la forma en que sus movimientos se mostraban de forma tambaleante, no parando de reír, disfrutando del momento.

Y mientras aquellos hermanos estaban en eso, Ivar parecía demasiado entusiasmado siguiendo con la mirada a una mujer en especial, joven y de esbelta figura, con cabello largo y platinado decorado con flores y trenzas.

Sentí una punzada de celos, pero desapareció de mí cuando sus ojos encontraron los míos entre un mar de personas. Sus fanales azules se mantuvieron unidos a los míos por largos segundos, su sonrisa apareció en su rostro lentamente y se acentuó cuando notó cómo había enarcado una de mis cejas intentando cuestionarlo sin pronunciar palabra alguna.

GOLDEN CROWNWhere stories live. Discover now