[LIBRO V]
▸Se ve a la Luna elevarse. Hay problemas en el camino; terremotos y relámpagos azotan estos tiempos
Un consejo amigable: no salgas ésta noche. Los lobos merodean la ciudad.
Con la Luna en lo alto, un amigo te traicionará. El enemigo tocar...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
El celeste verdoso de sus ojos había adaptado un brillo inusual en los últimos meses; sus pupilas estaban levemente dilatadas.
No habían dormido en toda la noche. Se habían desvelado hablando, riendo y contemplándose el uno al otro. Klaus incluso había tenido tiempo para realizar un retrato rápido; casi a las tres de la mañana, cuando Hope se reusaba a irse a dormir aun, Klaus había decidido inmortalizar el momento, retratándolas a ambas sentadas en la cama. Sólo había tardado un momento y tan pronto estuvo listo, le colocó un moño de regalo y lo dejó debajo del árbol.
– Tienes pintura aquí. – Thalía se había humedecido los dedos con su propia saliva, para luego dar un suave masaje sobre su mejilla, borrando la tenue mancha roja. Klaus cerró los ojos con una ligera sonrisa.
Había comenzado a nevar desde la medianoche y no había mejor refugio que la calidez de la estufa y las mantas. Hope se había quedado dormida en la cama, en la cama de sus padres cerca del amanecer; Klaus había armado una especie de fuerte con almohadas para evitar que la pequeña rodase al suelo mientras dormía. Ambos estuvieron un rato junto a ella, contemplándola. Thalía le había estado acariciando las regordetas mejillas con el dedo índice, causando que Hope se sumiese en un sueño aún más profundo.
Cuando el reloj marcó las cinco, Klaus propuso una idea tentadora para acabar con el frío. Juntos llenaron la tina del baño, echándole sales y jabón líquido que pronto comenzó a formar espuma. Se habían propuesto disfrutar la tranquilidad de aquella noche de tregua antes de que los problemas volviesen a tocar a la puerta.
– ¿Qué va a pasar ahora? – Klaus la sujetaba por detrás, permitiéndole reposar su espalda contra su pecho desnudo, mientras una gruesa capa de espuma los cubría a ambos como si de una manta se tratase. Entre sus dedos, Klaus sostenía su mano, contemplando el anillo que brillaba bajo la tenue luz del baño.
– Estamos en una posición donde podemos decir que ya no tienen nada que usar contra nosotros. – el agua olía a coco y a una amplia gama de olores; habían puesto todos los aceites aromáticos que habían encontrado, casi sin prestar atención a las etiquetas. – Supongo que ahora las cosas serán más sencillas. – sus labios se posaron contra el hombro de Thalía, sintiendo la humedad de su piel, inhalando el aroma propio que emanaba.
– ¿Y después? – preguntó ella nuevamente, recostando su cabeza contra el espacio que se formaba entre su hombro y cuello.
– Después – Klaus dejó caer agua sobre ella, provocando que ella sonriese. – eso lo veremos a su debido tiempo. – miró en dirección a la habitación. – Tengo pensando que con el tiempo libre que tengamos, hagamos realidad todas las promesas que hicimos con Hope, darle la vida que se merece. –
