[LIBRO V]
▸Se ve a la Luna elevarse. Hay problemas en el camino; terremotos y relámpagos azotan estos tiempos
Un consejo amigable: no salgas ésta noche. Los lobos merodean la ciudad.
Con la Luna en lo alto, un amigo te traicionará. El enemigo tocar...
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➻ Capítulo 22:
"The End of the Affair. (Parte 1)"
Aunque habían intentado, aunque todo había salido en un principio como habían querido, el resultado final sólo fue una delgada pared de polvo que se desvaneció en el aire. Parte del trabajo sí se había consumado con éxito, pero no era la parte que a ella le hubiera gustado.
Finalmente la línea de Klaus era una línea completamente independiente de su creador, lo que aseguraba que en un futuro, no muy lejano quizás, todos los liberados viniesen a New Orleans con un único objetivo: matar a Klaus.
Pero aunque resultaba gratificante pensarlo, no era de su completo agrado.
Aya regresó al cuarto de la piscina de concreto, arrastrando el, momentáneamente, cadáver de Rayna. Debía de haberlo presentido en su momento; ¿qué haría la cazadora en aquel lugar? Había sido demasiado confiada de creer que todo iba a resultar de maravillas; tal vez había puesto demasiada confianza en su aquelarre y la resistencia de sus hombres. Tal vez, sólo tal vez, se había ahogado con sus propias aspiraciones.
Junto al borde de la piscina se hallaba Davina, inconsciente. Había perdido el conocimiento luego de haber tratado de llevar el hechizo por su cuenta, dedujo al ver el tendero de brujas que se hallaba desparramado por toda la sala.
Soltó el cuerpo de Rayna y se encaminó hacia el extremo de la piscina que se hallaba frente a la entrada. El sonido de sus pasos resonaba bajo los charcos de agua que se habían formado. Hacía frío, pero no era el frío propio de la estación; era un frío inexplicablemente sobrecogedor. Las luces se habían extinguido del todo, mimetizando el lugar con sombras azuladas y oscuras, que daban una apariencia siniestra. Aunque Aya no sentía miedo en absoluto.
― Así que... permanecemos unidos. ― nuevos pasos resonaron en el vacío cuarto, produciendo ecos que se perdían en las altas columnas, elevándose hasta desaparecer. ― Tú y yo, después de todo lo que haz hecho. ―
Se negó a mirarlo, por lo que decidió mantenerse de pie frente a la piscina. Aya cerró lentamente los ojos, suspirando sintiendo que estaba al borde de las lágrimas.
Elijah negó la cabeza, dando un paso hacia adelante. ― No puedo dejar que hieras a mi familia. ― él compartió un suspiró, claramente tan afectado como ella por aquel giro inesperado. ― Y tú ya no puedes herirme más de lo que ya haz hecho. ―
― ¡Me mantuve siempre a tú lado! ― no había podido evitarlo; Aya giró sobre sus talones, enfrentándolo con los dientes apretados y sus mejores esfuerzos por no mostrarse débil. ― Todos y cada uno de nosotros estábamos dispuestos a morir por ti, ¿y tú? ― cuestionó incrédula. ― ¿Cómo nos pagaste? ¡Abandonándonos! ¡Traicionándonos! ―
― No fueron abandonados. ― replicó Elijah. ― Sí, les he fallado y es algo que nunca podré perdonarme. Pero tampoco puedo perdonar... ― del interior de su chaqueta, sacó el revolver de Aurora; y sí Aya mal no recordaba, aun debía contener las balas de roble, con las que había planeado matar a Klaus y posteriormente a Elijah si todo salía bien. ― ¿Cómo puedo perdonar esto? ―
