[LIBRO V]
▸Se ve a la Luna elevarse. Hay problemas en el camino; terremotos y relámpagos azotan estos tiempos
Un consejo amigable: no salgas ésta noche. Los lobos merodean la ciudad.
Con la Luna en lo alto, un amigo te traicionará. El enemigo tocar...
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➻Capítulo 19:
"Heart shaped box"
― ¿Cómo te sientes? ―
Habían retornado a las Instalaciones después de que Klaus se asegurase de que Cami estuviese a salvo en su departamento; durante el camino de regreso, ninguno habló de lo ocurrido en el cementerio y mucho menos se hizo mención cuando ambos híbridos regresaron por su cuenta; únicamente, Klaus había hecho una breve llamada a Elijah pidiéndole que Freya localizase a la bruja que había robado el caballo antes de que fuese tarde, contándole brevemente los cambios de alianzas que habían sido revelados esa misma noche.
Tan sólo llegar, Thalía se había recostado y colocado un paño húmedo en la cabeza; tenia migraña y le dolía un poco la espalda. Klaus se sentó a su lado, posicionando su mano contra su vientre. El pequeño corazón latía con intensidad. Sonrió de lado; recordaba perfectamente la primera vez que había escuchado a Hope, y sí lo pensaba bien, la situación de ese momento no era tan diferente a la de ahora: la ciudad estaba en guerra y su familia en riesgo.
― No lo mires como si estuviese condenado. ― el dedo de Thalía debajo de su mentón lo hizo levantar la vista; tenía una mirada cansada, dolida pero el dorado de sus iris brillaba bajo la tenue luz de la habitación. ― Es el único que está bien protegido.
― ¿Qué tan efectivo puede ser ese hechizo? ― no quería repetirlo, pero la idea de que la estaca fuese el único punto débil de aquella protección lo aterraba. No solo perdería a su hijo no nato, sino también a la única mujer que realmente amaba.
Ella se encogió de hombros.
― ¿Sobrevivió a un cuello roto, no? ― el agarre de su dedo se transformó al agarre de su mano entera contra su mejilla, mientras le sonreía. ― Ya deja de preocuparte por él. ―
― ¿Él? ― inquirió, ladeando la cabeza. ― Aun es un poco pronto, ¿no lo crees? ―
Ella volvió a encogerse de hombros.
― Tú no lo sientes como yo; puedo asegurarte que es diferente a lo que sentí con Hope. ― respondió.
Algún tiempo atrás, Klaus había escuchado que cuando las mujeres estaban a la espera de niñas perdían cierta belleza, pero era esa porción lo que hacía que la niña adquiriera rasgos y facciones únicas; eran esas ojeras, el leve aumento de peso y las manchas en la piel lo que las madres obtenían sólo para conseguir que sus hijas fuesen tan hermosas como ellas; Hope era la evidencia de que cada día lucía más a su madre. Y aunque fuese muy pronto aún, Klaus podía ver que Thalía estaba diferente. Podía estar cansada, pero su encanto parecía refulgir como una luz brillante en medio de la oscuridad.
― No voy a cuestionarte eso. ― se inclinó un poco hacia adelante, colocando sus labios suavemente sobre los de ella, depositando un dulce beso. Ella sonrió, cerrando los ojos y devolviéndole el gesto con efusión.
