Capítulo 4: Vorágine

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Un apunte así rapido. Releyendo me he dado cuenta de que los diálogos no estaban limpios, osea, que no se veía en mi opinión del todo bien, y he decidio ponerlos en negrita además de la cursiva. ¿Leeis mejor así? ¡Disfrutad!

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POV NATALIA

Maldito dolor de cabeza. Alcé una mano a mis ojos cuando al intentar abrirlos, la luz del sol que entraba por la ventana dió directamente en ellos, me causaba tanta molestia que no tuve otra opción que volver a cerrarlos.

Suspiré, echando de golpe todo el aire por la boca, y oí un movimiento a mi lado, alzando la sábana para cubrirme del sol, observé por el un agujerito que Alicia estaba haciendo la maleta, ya vestida incluso, busqué mi móvil por entre la ropa pero no lo encontré, lo cual era algo extraño, recordaba haberme dormido abrazada a el.

Resignada, me levanté, aún con los ojos cerrados, frotándolos suavemente, los abrí poco a poco de camino a la ventana para echar al menos la cortina.

-¿Que día es hoy? -no obtuve respuesta, lo cual me extraño un poco ¿tan enfadada estaba de verdad? En todo caso, debería estarlo yo, bueno, ella también pero menos.-¿Ahora me ignoras?


De nuevo silencio, me hizo sentirme incómoda. Comencé a buscar mi móvil en la cama, pero no estaba. Me agaché para mirar debajo de ella, quizá con mi movimiento dormida se había caido, al ver que no estaba e incorporarme de golpe me dió mareo, el dolor de cabeza aumentaba con cada movimiento. Observé a la pelirroja, llevaba uno de mis conjuntos favoritos, casi la había obligado a comprarselo un par de semanas antes, eran un top negro y unos pantalones bombachos color arena, de estos estrechos en el tobillo que le hacían un tipazo; su melena pelirroja estaba recogida en una trenza dejada, al girarse pude ver sus ojos.. ¿Llorosos?


-Eh, ¿que te pasa? -intenté agarrar su hombro, pero parecía que mi contacto le quemase, se apartó de tal manera que tuvo que apoyarse con las manos en la maleta, casi se cae.- Ojalá te dejes de tanto misterio y me cuentes que coño te pasa, porque no es muy tú eso de ignorarme, incluso en los dias en los que estas súper enfa..

-¿Quien es Alba? -me cortó, increpándome con impetu, alcé una ceja, y entonces vi mi móvil sobresalir de debajo de su almohada, el enfado empezó a hacerse paso entre el arrepentimiento, agarré mi móvil, alzandolo delante suyo, bien cerca.

-¿De verdad Alicia, enserio? ¿Has cotilleado mi puto móvil? -al ver mi gesto y notar mi tono de voz parecía haberle dado un escalofrío, normalmente no me enfadaba, me daba tanto miedo a perderla que no me lo había permitido en más de dos años de relación; esta vez si lo estaba.

-Empezó a vibrarte esta mañana. E-estabas dormida y y-yo queria saber donde habias estado. -tragó saliva, pude ver el miedo en sus ojos un segundo antes de que empezase a ponerse colorada, como hacía cuando iba a llorar o a gritarme, lo hacía tanto que se había vuelto una costumbre, me lo veía venir desde el segundo uno en que su cuello empezaba a tornarse rojizo.- De todas formas ¿Por que coño tengo que darte explicaciones? Tu te escribes con una pava que a saber de donde es o que coño es de tí, y encima tengo que decirte yo porqué cojo tu móvil. Pues porque no me fio una mierda de tí, hostia.


No veo otra salida, en el fondo no es lo que realmente deseo pero ella funciona así, es muy simple y lo tengo en la mano. Me ha servido para salir de mas de una trifulca de las nuestras. Olvidando por un momento el dolor de cabeza, el hecho de que me ha cotilleado, y que ha visto mi conversación con Alba, la cual por cierto era bastante normalita.

DacrifíliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora