Capítulo 8: Soft

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POV ALBA

Me recibió en aquel abrazo como si realmente le hubiese hecho falta durante mucho tiempo, sabía que tenía los ojos cerrados, y sus brazos a mi alrededor me reconfortaban de sobremanera. Suspiré. ¿Que tendría en la cabeza esta persona tan grande, que se me antojaba tan pequeñísima?

Cuando decidí que ya era suficiente y su agarre aflojó, me separé con una sonrisa lo suficiente para verle la cara, apartando un mechón de pelo que se había pegado a su mejilla y colocándolo detrás de su oreja.

Aún me rondaba la cabeza el pensamiento de, quien cojones era esta desconocida que había aparecido en la puerta trasera de mi pub, con una fachada tan perfecta y un interior, a mi parecer y por lo que aún estaba descubriendo, tan blandito y roto.

Volvimos a retomar el paseo, decidí entrelazar mis dedos con los suyos de nuevo. Estaba oscuro, y seguro que agradecía que la llevase agarrada ante la ceguera que la noche y la falta de farolas iluminando el pequeño callejón. De éste último pasamos casi agachadas entre unos arbustos que nos habrían un paso escondido al jardín de las urbanizaciones de detrás de mi casa.

Era un jardín que casi podía catalogarse de parque, con distintos tipos de plantas exóticas y preciosas, que en la vida sería capaz de mantener vivas en mi humilde jardín, seguramente requerían más cuidados que mi gata.


-¿Esto no es ilegal? -susurró, pude observar ahora que, aunque ya se veía medianamente bien seguía aferrada a mi mano con fuerza, el hecho de que necesitase como yo mantener un contacto físico me reconfortó.-

-Un poco, pero no se lo digas a nadie.


Nos llevé a un banquito, bajo un arbol tan frondoso que casi parecía que teníamos el cielo sobre nosotras muy cerca. Se me hizo poética la forma en que la luna filtraba rayitos de luz entre las hojas y la brisita los movía suavemente, como si fuesen estrellas parpadeando y bailando al unísono. Solté su agarre por fín para sentarme en el respaldo, ella dudó antes de colocar un pié sobre el asiento, justo frente a mí y a un lado de mis piernas flexionadas, pegando su muslo a la zona externa de uno de los míos. Y así, apoyada, me pareció por un momento la tía más sexy que había visto en mi vida. Corrijo, la persona más sexy que había visto en mi vida. No era precisamente por sus piernas larguísimas, ni por su vientre plano, ni por sus manos jodidamente suaves, ni por su preciosa cara enmarcada en un pelo recto, negro y sedoso. Quizá un poco sí.

Pero sobretodo era por la intriga que provocaba en lo más profundo de mi, en ese cosquilleo que provocaba el ansia de conocerla un poco más cada vez. Porque la ví el primer día tan segura y pícara, que no entendía el cambio radical a esta personilla tan especial que se me formaba en cada historia o vivencia que me contaba.


-¿Así que, te han cogido, eh? -murmuré, buscando en mi riñonera un cigarrillo que había liado previamente, no encontraba el mechero.- Mi compañero, el del otro día. -hice una pausa, sonriendole con picardía ante el recuerdo del malentendido con Ben.- no entró. El pobre lleva intentandolo un tiempo, está casi a punto de rendirse.

-Es normal. -noté que se encogía de hombros comprensiva, la falta de luz me dejaba ver apenas su rostro y su figura, dándole un toque misterioso que me revolvía las tripas.- Yo he tenido suerte.

-O es que bailas muy bien. -relamí mis labios, esperando que notase el detalle de que, el tono aspero de su voz me dejaba la boca seca- ¿Me dejas tu mechero?


Alzó su mano, donde jugueteaba con él y la piedra del mismo para prender el fuego y hacer exactamente lo mismo que yo el otro día. No entendía porqué no había podido parar de repetir la imagen una y otra vez en mi cabeza.


-¿Me dejas tu número? -alcé la vista entonces a sus ojos algo sorprendida por sus palabras y riendo con sorna negué con la cabeza.- ¿Aún no me lo he ganado?

-Aún no te lo has ganado. - corroboré, soltando despacio el humo para apoyar ahora ambas manos a mi lado, en el fino respaldo del banco-.

-Pero me voy mañana. -el mazazo de realidad que me devolvió me hizo endurecer el rostro, pero el suyo se había vuelto aún mas suave, podría intuir sus mejillas sonrojadas, casi como las mías.-

-Pues vas a tener que currartelo duro y rapido.


Mis palabras nos hicieron tragar salvia al unísono, a ella seguramente porque no se esperaba mi contestación y a mi, porque tampoco me la esperaba tan rotunda. Su determinación me puso los vellos de punta, al notar como posaba sus manos en mis rodillas, abriendo mis piernas para hacerse hueco entre ellas, y deslizando una mano por mi muslo para colocarla finalmente en mi cintura, se inclinaba sobre mí. Yo seguía petrificada, disfrutando del momento. Pero entonces me di cuenta de que quizá mi falta de movimiento podria asustarla o tomarlo como una negativa, asique incliné hacia detrás mi cabeza, colocando el filtro del cigarrillo por ultima vez sobre mis labios en la última calada, para apagarlo a conciencia sobre la madera vieja del banco y tirar la colilla, deslianzo mis dedos por su nuca entre su pelo para acortar la poca distancia que había quedado entre nuestras bocas.

Me apetecía tanto que casi no noté su lucha interna cuando sus dedos se crispaban en mi espalda, y su otra mano apretaba mi muslo cerca de la rodilla, o quizá no quise notarla. Cerré los ojos, inspirando pesadabamente justo antes de volver a unir nuestros labios, deslizando mi inferior entre los suyos, que acojió a la perfección, haciendolos encajar como si realmente estuviesen hechos para ello.

Sus movimientos se tornaron tremendamente dulces, besándome de forma tan íntima que me hizo dar un vuelco el estómago. Tímidamente pidió paso, acariciando con la punta de su lengua mis labios antes de adentrarse cuando le dí acceso a explorar cada recobeco de mi boca. La intensidad iba subiendo al tiempo que mis manos, perdidas bajo su camiseta luchaban entre avanzar y retenerse en alguna zona de su lumbar. Tenía la piel tan suave que invitaba a recorrerla hasta la saciedad.

En algún momento que no recuerdo me había levantado, empujándola contra el grueso tronco del arbol, y ahora era su espalda la que sostenía todo el peso. Mis dedos hincados en sus caderas, que servía en parte para provocar lo que deseaba en ella, y en parte para sujetarme mientras me ponía de puntillas para llegar mejor a su boca. Joder, era tan alta que hasta me daba vértigo.

Deseé estar en otro sitio para poder dedicarme a otras zonas de su cuerpo, pero justo cuando la idea de llevarmela a mi piso cruzaba mi cabeza. Noté un cambio radical en su forma de corresponder mis caricias y mis besos. Se apartó de mí como si quemase, casi juraría que la corteza áspera del arbol habia raspado su espalda. Me miró, igual que lo hice yo, en mi caso interrogante, en el suyo asustada. Recolocó su ropa y, dedicándome una última mirada que podía vislumbrar aguada en la oscuridad mientras acariciaba sus labios, se dió la vuelta para echar a correr por donde habíamos venido.

Pensé en seguirla, pero después de haber sentido el herviero de ideas y pensamientos que rondaban su cabeza decidí darle ese espacio. Sabía casi a ciencia cierta que probablemente no volviese a verla en una buena temporada. Y que se había ido sin mi número de teléfono, pero definitivamente no era una tragedia, yo sí tenía el suyo. Suspiré una ultima vez, cachonda y confusa al mismo tiempo, sentándome en el banco para deslizarme hasta quedar casi tumbada. Esperando relajarme para volver con Julia, ojalá no me acribillase a pregundas que no sabía responder.


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Muchísimas gracias por seguír ahí a pie de cañon a las viejas amigas que me dejáis mensajes de amor por inbox. Ya las que os envarcáis nuevas en esta historia.

He de decir de verdad, que lo siento por mi falta de tiempo y motivación.

Tengo que editar y cambiar algunas partes con las que no estoy contenta de esta historia que escribí hace un tiempo.

¡Pero actualizaré más seguido!

Sorry por dejaros con el caramelito en la boca... ¡Nos leemos! <3

PD: Me hace muchísima ilusión que me leas! Soy muy fan de tus historias. ¡Ojalá la disfrutes tanto como yo las tuyas! cuestiondepiel

DacrifíliaOù les histoires vivent. Découvrez maintenant