Capítulo 15: Tensión sexual resuelta

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POV NATALIA

Los besos que empezaron como suaves, lentos y casi inocentes se habían convertido en una vorágine de ganas que nos estaba arrastrando. Las manos de Marta hacía rato que se habían perdido bajo mi top, y las mías, habían atacado el cinturón de su pantalón de manera casi insconciente.

En un principio me había sentido torpe al pensar en tener sexo, hacía casi un año que no mantenía relaciones con ninguna persona y me ponía ciertamente nerviosa, aunque la confianza en mis facultades era plena.

Los suspiros salían de las bocas de ambas sin cese. La tranquilidad del lugar en el que nos encontrábamos nos proporcinaba algo de calma, pero no la suficiente como para follar en el capó del coche.

Tiré de su camisa para incorporarla, llevándola conmigo con pasos torpes y de espaldas, girándola justo al llegar a la puerta de uno de los asientos de pasajeros, olvidándo mi cometido cuando sus dedos ávidos de mí acabaron rozando uno de mis pezones, la sorpresa de descubrir que no llevaba sujetador había hecho a Marta soltar un gemido que me supo a gloria.

Con su espalda contra la puerta y su cabeza en el cristal, aún fuera del coche, colé mi mano bajo sus pantalones, palpando unas braguitas de encaje que revolvieron mi estómago, impulsándome a deslizar ahora mis dedos bajo estas.

Me sentía frenética, imparable y cachonda.

La humedad de Marta contra mis dedos no hizo más que encenderme un poco mas. Tenía el coño perfectamente depilado y la suavidad se extendía desde su pubis hasta sus carnosos pliegues, donde ahora me dedicaba a deslizar las yemas arriba y abajo lentamente, haciendome de rogar en mi ultimo resquicio de paciencia, alargando un pelín mas los preliminares.


-Joder, me moría por tener tu mano entre mis piernas. -esta vez fue Marta quien soltó la bomba, en un susurro ahogado que me dió el pistoletazo de salida para acabar introduciendo dos de mis dedos en su interior.-


Recibí un gemido por su parte que ahogó en mi cuello, mordiendo más fuerte de lo que realmente me gustaría. Mi pulgar dió a parar directamente en su clítoris ya lubricado. Mientras me dedicaba a dar suaves toquecitos a éste último en el ir y venir de mis dedos en su interior, Marta había encontrado el apoyo perfecto para dejarse hacer entre la manivela de la puerta de mi coche y mi hombro. Con una pierna ahora subida a mi cadera, ejercía presión contra mi mano en movimientos rítmicos de su pelvis.

Hacía tiempo que no me sentía derretir por nadie, y el hecho de que fuese ella me hacía setirme gratamente satisfecha. Había tenido un par de sueños subidos de tono en los que nunca conseguía hacer que llegase al clímax y la frustración la estaba descargando por completo ahora.

Harta de la ropa que la cubría de cintura para abajo y que limitaba mis movimientos, me decidí torpemente a bajar su pantalones, encajando mi rodilla entre sus piernas para sujetarlas a medio muslo, evitando que cayesen al suelo.

En un momento dado curvé mis dedos ligeramente hacia arriba, provocando que se cortase su respiración y con ello, la mía. Sentía que era capaz de correrme solo con verla deshacerse entre mis brazos.

Me miraba fijamente a los ojos, encendiéndome aun más mientras, con los labios entreabiertos no cesaba de emitir suspiros y gemidos entrecortados que llegaban directos a mi entrepierna, clamando sus atenciones pero sin recibirlas.

Agarré su culo con fuerta y, presionando mi rodilla un poco más arriba para apoyar mi mano, la guié para cavalgar mis dedos suavemente, provocando que necesitase más del roce de mi pulgar en su punto más sensible en cada movimiento, atendiendo a cada una de sus peticiones silenciosas.

DacrifíliaWhere stories live. Discover now