Capítulo 19: ¿Y Marta qué?

2K 140 6
                                    

POV NATALIA

-¿Pero que haces? –inquerí, llevado mi mano a la zona afectada para acariciar la piel superficialmente intentando aliviar la punzada, sus ojos me miraron ahora con confusión y enfado de nuevo. ¿Era bipolar o qué?

-L-lo siento, no quería hacerte daño. –pude ver su expresión pasar por un montón de fases en un momento hasta quedarse en la de culpabilidad.- ¿E-Estará rota?

-No creo. –dije duramente, ya sabía lo que era romperse una costilla y aunque dolía, tampoco llegaba a tal punto, volví a acercarme, inclinándome sobre el sofá para coger mi camiseta, Alba me miraba un poco asustada, observé como alzaba la mano y me quedé quieta mientras limpiaba una lagrima que se había escapado por mi mejilla, observándola entonces en su pulgar hasta extinguirse, me pareció un gesto dulce.- Sólo que me has apretado y me ha dolido, pero traqui, no pasa nada.

-Yo... s-solo quería comprobar si estaba bien o... -me encogí de hombros volviendo a vestirme y recogiendo todo lo del botiquín, no tenía ninguna herida más supurante que necesitase de curas, quizá un poco de pomada antiinflamatoria en las zonas contusionadas.-

Terminé de recoger las cosas del botiquín para colocarlo en su sitio, había dejado a una Alba visiblemente incómoda en el sofá. Por un momento me había enfadado el hecho de que se atreviese apresionarme la herida, y ya tenía sufiente humillación con haber llorado como un bebé en su coche de camino como para encima también llorar otra vez. A pesar de que el hecho de retirar la lagrima de aquella forma tan suave me había relajado, esta chica siempre crispaba mis nervios. Definitivamente algo despertada en mi que no llegaba a comprender, que me preocupada, me ponía de mala leche y me preocupaba al mismo tiempo. Además de que parecía tener un imán para encontrarme, daba igual si pasaba un año o un mes, acababa dándome de bruces con sus ojos en algún sitio. Empezaba a pensar que alguien en algún sitio estaba jugando con nuestros hilos para que nos encontrásemos una y otra vez, desde el pub donde trabajaba en Valencia, el metro, el Quincy's en Sevilla y esto ahora. No me desagradaba la idea de pasar un rato con ella, pero sí que notase que lo que me provocaba.

Al volver estaba jugueteando con la esquina de la funda de su móvil, no se había movido un centímetro de su posición, empecé a sentirme un poco culpable por su actitud tímida, cuando yo había visto en todas las ocasiones a una Alba lanzada y Valiente.

-Oye Alba, que no he tenido la oportunidad de agradecértelo también a ti. –fui acercándome hasta sentarme sobre una de mis piernas a su lado en el sofá, ahora toda su atención estaba centrada en mi.- Alicia me ha dicho que no dudaste un segundo en salir de casa en tu día libre para ir a buscarme. Lo valoro mucho, apenas me conoces, no tenías porqué y...

-Tranquila Natalia, no te embales, lo haría por cualquiera siempre que pudiese. –sus palabras en lugar de tranquilizarme llegaron a sentirse como diminutas puñaladas en algún lugar de mi pecho, ¿yo era cualquiera? Por supuesto que sí, volvemos a que no nos conocemos.

-Igualmente ¿Me dejas agradecértelo? –busqué mi móvil para meterme en la página web de mi pizzería favorita, mirándola-. ¿Pizza Vegetariana?

-¿Aún te acuerdas? –el rubor de sus mejillas me hizo sentirme orgullosa de mi buena memoria, buena aunque completamente selectiva-.

-¡Claro!

El entusiamos creció rápidamente en ambas, sumiéndonos en una conversación animada sobre nosotras que me hizo olvidar el mal trago que había pasado poco tiempo antes. Alba me contó sus dudas por mudarse y yo mis inquietudes sobre la compañía y el descubrimiento del movimiento rarito de estupefacientes que se traían entre todos. Cuando llegó la pizza nos trasladamos a la cocina, entreteniéndonos entre mordiscos y risotadas cuando y le contaba mis batallitas más vergonzosas en alguna que otra actuación. Luego la conversación se volvió algo mas profunda cuando comenzamos a contarnos un poco de nuestras familias. Alba resultó ser el fruto de una familia feliz en un principio que se había vuelto de lo más extraña en los últimos años de su infancia y preadolescencia, descubrí que toda aquella chulería que me había transmitido en primer momento era parte de una especie de coraza que se había ido formando a raíz de los numerosos cambios que había sufrido de niña. También me contó un poco de su ex, de su vida en la universidad y sus amigos, a los cuales había dejado en Valencia muy a su pesar. Empecé a interesarme realmente cuando sentía en varias veces que tenía intención de decir algo y cambiaba de opinión para contarme cualquier otra cosa en el último milisegundo, tampoco quise insistir demasiado, al fin y al cabo, nos estábamos empezando a conocer. Aunque sintiese que ya sabía de su existencia de muchísimo, muchísimo antes de eso, no me sentía con la fuerza y la confianza suficientes para aventurarme a preguntar más de la cuenta. La dejaba hacer, como ella a mí mientras yo le contaba mi historia, el baile que siempre había formado parte de mi vida, la música, que definitivamente estaba más que ligada a todo ello y mis relaciones, incluida la de Alicia.

-¿Y Marta qué? –murmuro con timidez mientras dejaba la Coca-cola zero dentro del frigorífico, ya habíamos terminado de cenar-.

-Marta nada. –dije sin más-.

-Pensaba que estabais saliendo o... algo así.

-Sí, algo así, pero acabó tan pronto como me di cuenta de que era parte del montón de mierda que se acumula en esa compañía. –suspiré, volviendo al sofá seguida de sus pasos, entendí que no me apetecía demasiado hablar de ello y a mi me hizo un favor cuando cambió de tema radicalmente, aunque no era de los que mas me gustaban, desde luego-.

-¿Puedo hacerte una pregunta?

-Ahá.

-¿Vas a responderla? –inquirió-.

-Pues... depende de lo que sea, pero intentaré que sí lo mas sinceramente posible.

-¿Por qué me mentiste exactamente?

-No te mentí.

-Bueno, me ocultaste que existía Alicia, para mi es lo mismo. –cruzó sus pies descalzos sobre el amplio sofá a modo de indio, yo la imité, ahora estábamos frente a frente-.

-Yo... -tragué saliva ligeralmente.- A ver, te ví de casualidad e vuelta al hotel... –asintió, yo me aclaré la garganta, preparándome para contárselo todo.- 

_______________________

Este como extra, es cortito, pero espero dejaros con muchas ganas del siguiente.

Estoy actualizando todos los días como recompensa por no haber podido hacerlo en casi un mes. Gracias por el apoyo, los coments y todo eso.

Nos leemos!

DacrifíliaWhere stories live. Discover now