C A P I T U L O 6

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«Mi nerviosismo invade mi cuerpo, sin percatarme que ahora el terror puro corre por mis venas. Los recuerdos rondan en mi mente como estrellas fugaces, juegan con ella miles de veces, pero ninguno se mantiene estable. Solo pasan tan rápido que apenas aprecio algunas escenas de sangres; personas tendidas en la arena de la playa, lejos del fuego que emana el lugar en una especie de circulo vicioso. A lo lejos veo un cartel de madera, aparece tan peculiar su nombre hecho en letras de grafitis; tan solo dice Survivor.

Los recuerdos se fueron desvaneciendo poco a poco, quedando aturdida por lo que me daba a entender, y es que ese sitio anhela peligro»

—¡Cuidado! —Su voz se alza con fuerza dentro del auto. Sus acciones son más rápidas que las mías y antes de tener un accidente, al quedarme cegada por la luz de los faros del camión frente mis ojos. Dylan mueve el volante en su dirección, volviendo a la carretera vacía y oscura. El chofer sale de la ventana gritando sin cesar, palabras destinadas a herir mi corazón; tal vez el de Dylan también, pero él está destinado a gritarme al igual que el chofer del camión—. ¡Acabo de ver la muerte y fue por tu maldita culpa!... Vi a Dios frente mis ojos, ¿puedes entenderlo?... Te salvé de otro espantoso accidente, me debes el almuerzo por los siguientes tres años de tu vida.

No reacciono. Solo me quedo perpleja por las frases que salen de su boca una tras otra, pronunciando las venas en su cuello por la fuerza que ejerce en el tono de su voz. Y aunque intento hablar para disculparme, el chico a mi lado todavía sigue gritando eufórico, teniendo en cuenta que estoy menos de tres metros lejos de él.

—¿Sabes que ahora en adelante soy un maldito ángel caído del cielo para salvar personas? —Dylan pregunta con un hilo de voz, dado por sentado que es la última frase que hace para recuperar parte de su oxígeno. Sus pulmones lo exigen y es por eso, que su pecho se descontrola frentes mis ojos; tanto que es inevitable no reírme por lo frustrado que se ve al revolver la mano en su cabello, jalando de ella a la vez como si eso lo pudiese ayudar en algo—. ¿Por qué te ríes? Eso fue tan excitante que a lo mejor me orine en los pantalones.

«Santo Dios, no fue para tanto»

Mi auto es el único que transcurre por la carretera solitaria, alrededor de ella los árboles son náufragos de la medianoche, junto a la luna llena. El aura fuera del auto es bastante tétrico y comparado con una escena de película de terror, ésta no se queda atrás. Los ruidos extraños entre los árboles se quedan grabados en mis pensamientos. Suspiro para mis adentros porque sé que esta noche, no dormiré tan satisfactoriamente como los días anteriores.

Piso el acelerador incitando al auto ir mas rápido, y también a mí misma para poder liberarme de la carretera tétrica. Para mi suerte, consigo la calma cuando dejo de ver pinos de árboles, refrescando el aura de mis ojos azulados al observar maravillada las olas de la playa, mientras que, en la arena, se refleja la luz de la luna llena.

Orquídea Cattleya | Libro INơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ