15. Six feet under

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9 de marzo de 2019. 19.45 pm

- A ver, Alba, cariño, que yo puedo entender que no te guste la tele. Pero en primer lugar: no olvides que tú has salido de ahí. OT ha salido de ahí. Si no fuera por la tele no serías nada. Estarías dejándote la piel sirviendo copas en Valencia.

Noemí era una persona perfectamente pragmática y lógica. Pero también tenía ese puntito cruel y aleccionador ante el que todos temblaban. Su actitud hacia ellos oscilaba entre el talante comprensivo y maternal y las inapelables directrices de una mujer con los pies bien anclados en la industria.

Alba tardó cuatro segundos en entender que no podía seguir negándose a ir al programa.

- Es que esto ya lo hemos hablado muchas veces, Alba. Tenéis un contrato con Universal. Y no podéis rechazar ni un solo acto promocional. Pero no por ellos sino por vosotras. O qué quieres. ¿Que se olviden de ti antes de que saques el primer single? Las redes sociales no son suficientes. La tele amplía vuestra audiencia. La mejor canción la ven las madres y las abuelas que no tienen twitter ni instagram. Madres y abuelas que lloraron con La llorona y te votaron para ganadora. No sé si me explico. Se lo debes a ellas.

No había mucho más que decir.

Además su representante ya lo había cuadrado todo. Primero firmas en Sant Cugat y luego al plató a grabar. Y al día siguiente más firmas. En Zaragoza. A las firmas iban hordas de adolescentes deseosas de abrazar a Alba Reche, hacerse una foto con ella y entregarle un regalito. Alba lo afrontaba con deportividad. Mil quinientos abrazos, mil quinientas firmas de CDs, tres o cuatro canciones del repertorio: She used to be mine, Este amor no se toca, Lost on you. La diva platino conectando con sus fan en un centro comercial del extrarradio. Nada menos que el Media Markt. Ellos también sacaban tajada porque Alba solo firmaría los CDs que hubieran sido comprados allí. Era increíble que en pleno 2019 Universal pudiera seguir vendiendo CDs. Venían con un librito con fotos de las mejores actuaciones del programa y costaba casi veinte euros. Alba y Natalia eran una mina antes de haber debutado.

Mientras esta conversación telefónica tenía lugar Natalia era asediada por un grupo de fans que la habían interceptado en la entrada del concierto de Billie Eilish en Barcelona. Algunas incluso le lanzaron sujetadores desde la lejanía. "El peak del surrealismo", le diría luego Natalia a Alba contándole el episodio. Había ido al concierto con su buena amiga Icíar y el fandom estaba feliz porque aunque no estaba con Alba al menos no había pollas en las cercanías. A la salida del concierto Natalia había podido saludar a su ídola y había tuiteado una foto con Billie. Las dos muy juntas, mirando a la cámara con altiva tranquilidad. A las pocas horas ya tenía 6000 RT, 30.000 MG y más de 2000 replies. A Billie la prensa española la había llamado "el faro oscuro de una generación". Con solo 17 años y sin un solo disco en el mercado su éxito procedía de plataformas como SoundCloud y de Spotify. Había colgado el sold out al instante durante toda su gira europea. Su pop electrónico, gótico y taciturno entusiasmaba a los detractores del reggaeton. Por otra parte, el reggaeton era la apuesta más fuerte que Universal podía hacer en esos días. El género aún no estaba agotado y desde las oficinas de Madrid planeaban para Alba y Natalia un primer single explosivo con un videoclip a la altura. Muchas piernas al aire y mucho cuero ceñido, contoneo de nalgas, unas gotas de feminismo cosmético ... ¡y a ganar!

Albalia y la máquina del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora