22. Coming out (II)

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- Bueno, chicas, yo me voy a dormir que mañana tengo muchísimo trabajo. Tenéis el cuarto de invitadas libre y también está el sofá -dice Javi.

- Pues si me das otra mantita yo me quedo aquí mismo -responde Marta estirando los brazos y empezando a ponerse horizontal.

- Hecho. Si os despertáis antes que yo, cosa que dudo, desayunad tranquilamente antes de iros. En la cocina hay de todo.

- Vale, Javi, gracias. Un abracito. Que descanses.

- Vosotras también.

Así que Marta duerme en el sofá y Alba y Natalia en el cuarto de invitados.

A la mañana siguiente Marta se despierta antes que nadie. Va a la cocina, se prepara un colacao y se sienta en la mesa del comedor para tomárselo. Remueve enérgicamente la leche con la mirada clavada en el infinito. Bosteza. Oye una puerta que se abre y unos pasos que se aproximan. Es Alba.

- Hola Martuca, buenos días.

- Pero tía, qué has hecho. Que tienes el pelo como un nido de víboras.

Alba sigue rápidamente su camino hacia la cocina mirando al suelo mientras se alisa el pelo con las manos.

- ¡He tenido pesadillas! -exclama Alba ya fuera del campo de visión de Marta. "Ay Dios mío" -susurra para sí con una media sonrisa-.

Se oye un grifo que se abre. Es Natalia que se ha metido en la ducha.

El microondas hace cling. Alba vuelve donde está Marta con una taza de té y se sienta frente a ella.

Javi también acude, besa a las dos chicas.

-Hay tostadas, aguacates, mermelada... ¿no tomáis café? Yo necesito café. Voy a poner la cafetera.

- Creo que Nat sí toma -dice Alba-. Se está duchando. Ella como Pedro por su casa.

- Me encanta -responde Javi yendo hacia la cocina-. Me encanta que mis amigas se sientan como en su casa aquí. La hospitalidad y la buena compañía es lo más bonito que hay.

Javi prepara tostadas y demás en la cocina. Mientras, Marta no ha parado de remover su colacao como una autómata. Alba la mira procupada.

- Ay, Marta, te noto triste. ¿Es porque estás lejos de Paco?

- Que no tía, que Paco es un fake.

- ¿Perdona?

Marta, que se ha armado de valor, sabe que ya no hay marcha atrás y decide hacerlo lo mejor posible.

- Que Paco no es mi novio ni ná. Es cosa de mi madre, que me dijo que tenía que ser hetero. Por márketing y eso, ¿sabes?

Alba no reacciona. Está a punto de estallar en una carcajada por la gracia con la que Marta dice las cosas, pero se reprime porque sabe que esto es serio y no quiere cortarle el rollo.

En ese mismo momento, Natalia, recién duchada y fresca como una lechuga, se sienta con ellas a la mesa después de darle un besito en la cabeza a cada una. Javi llega un minuto después con todo lo necesario para un desayuno opíparo. Marta, sobreactuando un poco por el nerviosismo, sigue hablando. Sabe que la expectación es máxima. Es prácticamente un momento histórico. Al menos para ella.

- Pues eso, tío. Que ni Paco ni ná. Paco ha sido una tapadera y de verdad siento muchísimo haberos tenidos engañados tanto tiempo. Soy Bollera. Bollera-bollera-bollera.

Javi abre la boca, se levanta de la mesa teatralmente y tiende hacia el cielo sus brazos exclamando:

- ¡Sí! ¡Gracias Señor por el día de hoy! ¡Gracias por crear los animales y los océanos! ¡Gracias por los maricones y las bolleras! ¡Gracias por la fucking Marta Sango, la mejor persona que existe!

Este momento histriónico les da a todas la oportunidad de relajarse. Nat y Alba sonríen de oreja a oreja y le acarician a Marta la mejilla en señal de cariño máximo. Marta ríe locamente solo del peso que se ha quitado de encima.

- Yo es que ya no podía ocultarlo por más tiempo. Ya no tiene sentido. Torre de Mar es que es un pueblo mú chico. Pero eso quedó atrás. Hay que mirar al futuro.

- Tía, te confieso que cuando apareciste en los premios Forqué con ese smoking a mis amigas lesbianas se les cayeron las bragas -dice Javi mordiendo un pan-. Yo ahí ya lo vi venir.

- Yo lo vi venir un poco antes- ríe Alba mirando a Natalia. Pero vamos, eso no importa.

- Pues eso illo. Palante.

- Marta, ¿pero cuándo te diste cuenta? -la curiosidad de Javi es imparable.

- Hace tres años, cuando tenía quince. En esa época me corté el pelo y me lo teñí de azul. Fue un canteo en el pueblo. Pero vamos, a mi madre no le pareció mal. Mi madre lo sabía sin que yo le lo dijera. Menudas linces son las madres. Pero cuando pasé el casting final la Charo me dijo que nanai, que dijera que era hetero. Porque el nicho de mercado para las lesbianas en la industrial musical es muy restringido: la industria es hetero y mainstream.

Al oír esto Javi no puede reprimir una carcajada y escupe el café que tenía en la boca.

El resto del desayuno transcurre como en una película Almodóvar.

Albalia y la máquina del tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora