25. Minimal

698 34 1
                                    

28 de septiembre de 2019. 00.31 am

Un rato después Marta llega a casa. Al entrar al salón ve a Natalia y a Alba sentadas en el sofá como hipnotizadas ante la pantalla. Marta se asoma pero solo ve los títulos de crédito del final.

- ¿Qué habéis visto?

- La vida de Adele.

- ¡Cabronas! ¡Habíamos quedado en verla juntas!

- Nos hemos quedado soft, tía -dice Natalia abriendo mucho los ojos como para recuperarse del final de la película.

- ¿Por? -pregunta Marta intrigada.

- Por el drama -responde Alba mientras se levanta del sofá rumbo al cuarto de baño.

- A ver, espera, que te voy a poner la famosa escena de la que habló Javi -dice Natalia retrocediendo sobre la línea de tiempo de la película en Filmin.

Alba vuelve corriendo del baño para ver la escena otra vez. Es el primer encuentro sexual de las protagonistas. Marta mira absorta la pantalla, tapándose la boca con la mano, fascinada con el choque de esos cuerpos. Cuando la escena termina Natalia mira a Marta de reojo y le dice:

- No intentes hacer eso la primera vez que folles, eh, que te jodes la espalda.

Marta está un tanto paralizada, pero con esa mirada suya penetrante e intensa pregunta:

- ¿Tú lo has hecho?

- Yo sí, pero yo soy flexible, recuerda que fui bailarina, jaja.

- Ya, tía, es que a ver -la curiosidad de Marta es ilimitada-. Pero... o sea, y tu pareja...

- También, Marta. Solo follo con gente flexible.

Alba suelta una carcajada loca que hubiera sido definitivamente delatora si Marta no estuviese en la inopia.

- Tías, he conocido a una chica...

- ¡Quién es! ¡Quién es!

- La periodista que me ha entrevistado por La Llamada. Sofía se llama. He quedado mañana con ella. Me quiero morir. -Marta es un remolino de sentimientos encontrados: emoción, temor, ilusión...

- Martuca, pero qué guay -Natalia zarandea a su amiga haciéndole cosquillas en las costillas.

- Ya, pero uf, no sé... a ver... -Marta hace amago de poner la escena de La vida de Adele otra vez. Alba, que comprende lo que está pasando por la cabeza de su amiga, sale en su ayuda:

- Martuki, cariño, no te estreses. La gente normalmente no folla en la primera cita, eh. Primero se conocen y tal.

-  A menos que tengas una cuenta en Tinder solo para eso -apostilla Natalia.

- Bueno, sí, pero no es el caso. ¿Y dónde habéis quedado? -pregunta Alba.

- Vamos a ver microteatro.

- ¿Microteatro?

- Sí, teatro minimal. Son piezas pequeñas en las que los actores involucran al público -explica Marta.

- Joder, qué guay...

***

Al día siguiente, tras un breve intercambio de whatsapps, Marta y Sofía se encuentran en la calle Molino de Viento, en la puerta del pequeño café donde tendrá lugar la función.

- Muy chula la entrevista, eh. Gracias -le dice Marta cuando se saludan con dos besos y entran al bar.

- No, gracias a ti. Estuviste genial: en la obra y en la entrevista. Impresionante.

Están pidiendo unas bebidas en la barra. Mientras les atiende el camarero Marta intenta decidir qué le apetece tomar. Mira los botelleros con expresión concentrada. Sofía le acomoda el pelo detrás de la oreja: un gesto muy tierno y delicado. Marta se estremece. Mira la larga melena castaña de Sofía y piensa "qué fantasía". Después, sin poder evitarlo, le da un buen repaso de arriba a abajo, especialmente en las zonas con curvas. Sofía se da cuenta y sonríe pícaramente sin decir nada. Al final se decantan por sendas copas de vino tinto y se sientan en unas pequeñas butacas tapizadas en color burdeos.

- Estoy haciendo un reportaje sobre microteatro en Malasaña -le explica Sofía a Marta-. Vengo mucho a estas funciones. Me quedan un par de entrevistas por hacer y listo.

La conversación ha derivado hacia temas culturales: teatro alternativo y conciertos secretos en salas a las que solo accedes si le das al portero la contraseña. Marta queda fascinada con la función. No se esperaba que el chico que estaba en la mesa de al lado con su botellín de cerveza hojeando un libro fuera a ponerse en pie e iniciar a voz en grito un monólogo loquísimo. Así, sin escenario ni nada.

- Vaya caja de sorpresas -ríe Marta cuando termina la obra.

Sofía estudia la cara de Marta con aplicado detenimiento.

- Tú también tienes pinta de ser una buena caja de sorpresas.

Marta se ruboriza y bebe de un trago lo que queda del vino.

- ¿Yo? Qué va.

Cuando salen del bar comentan la buena noche que hace: la temperatura es estupenda. Bajan hasta una placita que desemboca en la calle Pez.

- Me voy a fumar un piti -dice Sofía.

- Vale -responde Marta sin saber qué hacer con las manos. Consulta su móvil por inercia. Lo vuelve a guardar. Apoya la espalda en la pared mientras frente a ella Sofía se lía un cigarro. Marta no le quita la vista de encima. Intenta acallar las miles de vocecillas infernales que le hablan dentro de la cabeza. Sofía, que se ha dado cuenta de que va a tener que dar el primer paso, le dice en tono casual:

- Supongo que te has dado cuenta de que me gustas. Mucho.

Sofía guarda su cigarro para más tarde y se acerca a Marta. Está a un milímetro. Le da un beso muy pequeño en la comisura de los labios. Después le pone las manos en la cintura. Sus bocas están muy cerca. Se están mirando a los ojos. Sofía nota que Marta está tensa. Le sonríe con dulzura. Le pasa las yemas de los dedos por las cejas, como dibujándolas. Su dedo le recorre el pómulo y traza un suave itinerario descendente hasta su cuello. Le da un beso de esquimal, rozándole la punta de la nariz con la suya. Le vuelve a poner el pelo detrás de las orejas. "Eres guapísima", le dice. Marta, más relajada, segura de sí, le toma la cara con las dos manos y la besa en la boca.

Albalia y la máquina del tiempoWhere stories live. Discover now