30. A short one

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Marta entrelaza las manos y se las lleva a la boca como si estuviese rezando muy concentradamente.

- A ver. Ha sido una experiencia religiosa.

Alba suelta una carcajada y se levanta del sofá a darle un beso en la cabeza. Natalia, algo más despectiva pero con afán sonsacador dice:

- Mira, Marta, eso es un puto cliché. Cuéntalo con pelos y señales. Con Pelos. Y. Señales. Porque doy por hecho que habéis follado.

- Pues sí -dice Marta con la mirada perdida.

- Cómo ha sido -repite Natalia.

- Ha sido guay.

- ¡Marta! ¡Detalles!

- Al final como la cosa avanzaba le dije que no había estado con nadie.

- Muy Bien. Y qué más.

- Madre mía, estoy enamorada.

(Durante este exhaustivo interrogatorio Marta no ha dejado lucir su más amplia sonrisa. Todo su ser empapado de la reciente experiencia).

- Marta. Cómo ha sido.

- Ella lo hizo todo. Ha sido super cariñosa. ¡Estoy enamorada!

- O sea ella te folló. ¿Y tú?

- Jo, tía.

- Marta.

- Mira, no hemos dormido. Yo me he duchado y he venido para acá porque hoy llega mi madre y tengo que comer con ella.

- Chungo. Para comer con la Charo intenta cambiar esa cara de happy agilipollá que se te ha quedao.

- Paso de mi madre como el culo.

- Dile que has mojao el churro.

- Calla.

- Marta. Que cómo ha sido. Cuéntate algo, colega. ¿Le has comido el coño?

- Ay, que me dejes.

Albalia y la máquina del tiempoWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu