Vienes conmigo.

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NARRA SAMANTA

En cuánto Laura nos pasó el número de cuenta, Jessica la rastreó, pero lo que aparecieron fueron mis datos. Los que estaban detrás de esto no eran niños, sabían lo que hacían.

- ¿Y ahora qué? – pregunté.

- Que nosotras no lo veamos, no significa que esto no tenga una fisura – dijo levantándose de la silla – Me voy a ver al hacker que me ha estado ayudando este tiempo; él sabrá hacer algo útil.

- ¿Te vuelves a ir?

Lo pregunté cuando ella se estaba colocando una sudadera para taparse el rostro con la capucha. En cuánto me escuchó, cesó en su actividad y se giró para mirarme.

- Sam si te pasa algo yo...

- ¿Tú qué? – pregunté enfadada, y es que estaba harta del mismo tema siempre - ¿Pero es que te crees que si te pasa algo a ti yo montaré una fiesta?

- No he dicho eso.

- Pero es que es lo que estás insinuando, Jessica. Siempre tú, piensas en lo mal que lo pasarías si te enteras que a mí me han hecho algo; y eres incapaz de darte cuenta que lo que estás intentando, es lo que me estás haciendo pasar a mí.

- Intento que no te pase nada, ¿eso es malo?

- Cuatro días sin saber nada de mí – dije acercándome a ella – Dos de ellos pensando que estoy muerta, que tu vida, a partir de ahí, va a ser sin mí. Sin volver a verme, ni a tocarme, ni a nada. Y cuando descubres que estoy viva, no sabes dónde estoy, no lo puedes averiguar porque en cada muestra que te doy, te pongo trampas para que no averigües una puta mierda. ¿Cómo estarías, Jessica?

- Sé que estás mal, Sam. Pero yo...

- Te lo voy a poner muy fácil: sales de esta habitación conmigo o sin mí.

- ¿Me estás dejando?

- No te estoy dejando, estoy intentando que veas que estás siendo muy egoísta.

- ¿Por intentar salvarte?

Me resultaba tremendamente frustrante intentar hacer razonar a Jessica cuando se trataba de mí, porque ella no lo hacía. Siempre las mismas discusiones, los mismos motivos y el mismo resultado.

**FLASHBACK**

Estaba enfadada; y aunque debía tranquilizarme, no podía. Era el octavo caso en dos meses del que me apartaban por la misma razón: "la dirección tiene otro objetivo para ti". Y todo acababa en lo mismo, en casos menores, por robos y dónde yo no hacía una puta mierda. Por esa razón, en cuánto vi a Jessica despedirse de un tipo trajeado; me acerqué a ella con la furia en mis venas.

- ¿Tienes un minuto?

- Claro – asintió – Dime.

- En privado.

Pasé a la misma sala de la que ella había salido, escuchando a mi espalda cómo cerraba la puerta.

- ¿Qué pasa?

- ¿Por qué lo haces? – ella frunció el ceño - ¿Por qué me apartas de todo?

- ¿De qué demonios estás hablando?

- He pasado de correr tras el objetivo de una banda narcotraficante a atrapar un tipo que se ha saltado un stop, ¿por qué lo haces? Y antes de que te excuses en la dirección, sé perfectamente que todo empieza en ti – ella suspiró rindiéndose – Déjame hacer mi trabajo.

Miradas de amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora