Capítulo IV: Sangre del enemigo

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-Señor Longbottom, por favor quédese después de la clase. Me gustaría hablar con usted - dijo Severus tranquilamente.

Era el primer día de regreso después de las vacaciones de Navidad, y Harry ya había discutido la necesidad de Neville por una poción de Severus, en lugar de arriesgarse a que Remus la hiciera nuevamente y terminara con Draco embarazado.

-S-sí, señor -Neville tartamudeó. Unos minutos más tarde, Harry escuchó un silbido al comenzar, seguido de un suave 'golpe' mientras su poción soltaba una nube de vapor.

Ron, que se había asociado con Neville ese día, gimió. -Bueno, hemos tenido un buen comienzo -se lamentó.

-Lo siento -murmuró Neville.

-Está bien -dijo Ron con facilidad-. Estoy acostumbrado.

-No deberías estarlo -le dijo Neville-. Puedo hacerlo mejor. Lo haré mejor. Sólo dame algo de tiempo.

Ron se encogió de hombros. -Tengo un montón.

Neville suspiró.

Ron se encontró con los ojos de Draco y se encogió de hombros ante la mirada interrogativa del rubio. Draco sólo suspiró y se giró para concentrarse en su poción y la de Blaise.

-Señor Potter, ¿su poción está terminada? -Severus preguntó en un tono de gran paciencia.

-Sí -dijo Harry, volviendo los ojos expectantes al hombre.

Severus tarareó. -Bueno. Ayude a los Señores Weasley y Longbottom a hacerla suya inerte antes de que se convierta en un riesgo. Estoy seguro de que está dentro de tus capacidades.

Harry asintió y llenó un frasco con su poción antes de lanzar un hechizo de estasis sobre su caldero. Se apresuró hacia la mesa de Ron y Neville y echó un vistazo a la poción. Un sonido mortificante se le escapó. -Ahora ese es un color interesante -murmuró-. ¿De qué color era la nube de vapor, azul-gris o púrpura? -preguntó, habiendo estado prestando atención a las etapas finales de su propia poción en ese momento.

-¿Púrpura? -Ron se aventuró.

Harry puso los ojos en blanco. -¿Me estás preguntando o me estás diciendo? -le gruñó al otro adolescente, agarrando algunos de los frascos sobre la mesa de trabajo.

Neville asintió. -Era de color purpurino gris -confirmó.

Harry asintió y tomó un mortero. -¿Esta limpio? -preguntó.

Neville negó. -No, tiene residuos de diente de león en él.

Harry suspiró con irritación y conjuró una tela, limpiándolo y poniendo una pizca de ceniza de Fénix y una gota de agua de miel en el mortero y la machacó antes de agregarla al caldero. -Revuelve eso tres veces en el sentido de las agujas del reloj. -No le dijo a nadie en particular mientras se acercaba a la hierba de escorbuto.

Neville agitó los tiempos requeridos y observó a Harry agregar una pizca de hierba de escorbuto.

Harry observó que el líquido en el caldero se volvía un azul sereno y claro. Miró a Severus a través del aula. -Es azul, señor -informó-. ¿Podemos desvanecerlo ahora? -comprobó.

Severus se apartó de Hermione y respondió. -No veo ninguna razón para no hacerlo. Adelante

Harry se encogió de hombros ante Ron y Neville. -Lo siento. Mejor suerte la próxima vez -dijo antes de desvanecer la poción ahora inerte.

Neville suspiró. -¿En qué nos equivocamos? -preguntó con resignación.

Harry sonrió. -Parece que agregaste un poco demasiado de diente de león y había rastros de sangre alfa en la poción. -Tomó la mano de Neville y encontró el pequeño corte que sangraba lentamente-. ¿Ves? Contaminación. Tienes que dejar de ponerte nervioso cada vez que pasa Severus. -Harry le dijo al otro adolescente-. Él no está aquí para atraparte. En realidad le gustas, lo creas o no.

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