La culpa fue de los dos

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Domingo 12:30

Nora dudaba de si cancelar o no su salida con Alejandro, estaba segura que si quedaban los dos solos, no pararía de tontear con ella. ¿En qué demonios estaría pensando cómo para quedar con él a solas? Fácil, estaba pensando en él, en lo mucho que le cabrea su actitud de fuckboy pero también lo mucho que le gusta ese niño pijo con moto.
Sus padres casi nunca estaban en casa debido a su trabajo, así que la tocaba hacerse la comida, otra vez.
Se dirigió a la cocina, pensó en hacer pasta pero ya la había comido el día anterior, después se le vino la idea de hacer un arroz a la cubana pero no había tomate frito y la daba mucha pereza bajar al supermercado a por un bote, al final eligió preparar una ensalada variada y un poco de pollo a la plancha, se cuidaba mucho y la gustaba comer saludable, pero siempre que podía se permitía un capricho, ya fuera un batido de Stand Biel o una porción de tarta del Starbucks.
Mientras estaba lavando la lechuga para la ensalada, le llegaron algunos mensajes de su grupo de amigas, algo había pasado.

Se había cancelado la fiesta, a Viri le habían llamado del local para avisarle que lamentándolo mucho no podrían hacer la fiesta allí, porque unos tíos habían puesto más dinero para alquilarlo esa noche

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Se había cancelado la fiesta, a Viri le habían llamado del local para avisarle que lamentándolo mucho no podrían hacer la fiesta allí, porque unos tíos habían puesto más dinero para alquilarlo esa noche. En ese momento, pensó en avisar a Santi pero cuando se disponía a mandarle un mensaje, el timbre sonó. Nora pensó que sería el cartero o algún vecino que se había dejado las llaves en casa y no tenía cómo abrir. Pero cuando abrió la puerta y vio de quién se trataba, casi le da un soponcio. Un chico alto, con chupa de cuero y sonrisa pícara estaba al otro lado de la puerta. Ella muy desconcertada se preguntó que hacía allí Beltrán.

- ¿Hola no?

- ¿Qué haces aquí? ¿Cómo sabes dónde vivo?

- Nora tía, yo mismo te traje a tu portal en año nuevo

- Ya lo sé, me refiero a que como sabes el número de mi casa

- Ah...Adivinas

Fue entonces cuando recordó que el día de la fiesta estaban todos en su casa, así que ya había resuelto el misterio.
Nora miraba al chico con cara de pocos amigos, más que nada porque se había plantado en su casa sin avisar, aunque bueno, siempre aparecía sin que ella lo buscara, solo que Nora nunca se acostumbraba a los movimientos del joven Beltrán.

- Muy bien, ya te puedes ir

- No mujer, yo venía a invitarte a comer

- ¿Qué dices? Invita a tu novia - dijo Nora con cierto retintín

- ¿Celosa?

- En absoluto, además estoy haciendo la comida

- Chica responsable, me gusta

- Ya te puedes ir, nos vemos en la tarde

Nora le cerró la puerta en las narices, al cabo de unos minutos pensó en abrir, por si Alejandro seguía allí pero al segundo se le fue esa idea de la cabeza. De nuevo el timbre, al principio dudó de abrir, podría ser Alejandro y pasaba de movidas, pero no se trataba de su voz, sino de su vecino Julián, un profesor de universidad muy simpático, y a quien todo el vecindario quería mucho.
Nora abrió la puerta de nuevo y se encontró a su vecino, y a su lado estaba Alejandro. La pobre no entendía que hacía su vecino con el muchacho, solo esperaba una respuesta coherente.

¿Qué soy para ti? //Skam España - Norandro// Donde viven las historias. Descúbrelo ahora