Capítulo 9

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Terence guió a Ethan hasta el comedor. Vera no les acompañó, dijo que quería hablar con Cory acerca de Ethan. A él le parecía un poco de mal gusto que hablaran así delante de él, era como si ninguno de los que estaban allí tuviera sutileza a la hora de hablar de los demás.

El comedor estaba en la planta baja, era una cafetería enorme, con una barra llena de comida que servían a toda la gente que iba a cenar. De no ser por los uniformes de los empleados, hubiera sido imposible distinguir entre trabajadores e integrantes del edificio A.

Ethan y Terence cogieron un par de vandejas, les sirvieron la cena y después, Terence le llevó a una mesa donde un chico alto, rubio y de tez pálida estaba sentado solo.

–Hola, tío.– Le saludó Terence.

–Hola.– Levantó la cabeza. Definitivamente, él tampoco era americano.– ¿Quién rubio delgaducho?

–Oh, él es Ethan. Mi nuevo compañero de cuarto. Ethan, él es mi mejor amigo, Yurgen. De Rusia.

–Ya decía yo.– Ambos se sentaron.

–Tiene dieciocho años.– Soltó Terence de repente.

–¡Ja! Tu aun niño.

–¿Niño?

–Yurgen no habla tan bien el idioma como yo.

–Yurgen tener veinticinco.

Ethan se quedó en silencio. ¿Qué hacía él sentado en un comedor cenando con un coreano de 22 años y con un ruso de 25? Echaba de menos a Lexie y a sus padres, por extraño que pareciese.

–Eh, tío.– Le dijo Terence, al parecer se había quedado clavado mirando el plato.– ¿Qué haces? ¿Intentar levantar los guisantes con la mente?

–No.

–Primer día siempre duro.– Dijo Yurgen con su acento ruso.– Después tu divertir.

–Por lo pronto, mañana tengo las pruebas esas, y estoy muerto de miedo.– Dijo y bebió un poco de agua nervioso.– ¿En que consisten exactamente esas pruebas?

–Nah, algunas preguntas acerca de algo que supongo que es cultura general, pruebas neuronales, algunos rompecabezas...– Ethan empezó a respirar con dificultad.– No es nada de lo te tengas que preocupar.

–Es posible, pero... Es que soy testofobico.

Ostiya shlyukha.– Exclamó Yurgen.

–No sé qué significa eso, pero seguro que nada bueno.

–No, nada bueno. Pero no tienes que preocuparte, enserio.

«No hay nada de que preocuparse» Se repetía una y otra vez en su cabeza. Desearía que Marcus estuviera allí para poder ayudarle a calmarse como hacía siempre.

Al cabo de un rato, Yurgen levantó la cabeza y soltó una risita. Le dijo algo en ruso a Terence y automáticamente, él se puso más rojo que un tomate.

–¿Qué pasa?– Quiso saber Ethan.

–Novia de Terence justo en frente.

–No es mi novia.

–Pero tu querer. Todo mundo saber que tu querer, incluso ella.

–¿Sabe que te gusta?

–¿Saberlo? Me he declarado algo así como setenta veces. Y siempre me rechaza.

–¡Pero corazón de Terence duro como yak y seguir intentando!

–¿Quien es ella?– Preguntó Ethan dándose la vuelta.

–¿Ves a ese grupo de dos chicas y un chico?

–Si.

–Pues la morena con mechas azules. La rubia es la novia del chico.

–¿Como se llama?

–Se llama Mika.– Terence suspiró.– La rubia es su mejor amiga, Arya y él es Daniel.

–Pero Terence enamorado de Mika.

–Cállate, Yurgen.

Aquello le hizo gracia a Ethan. A pesar de ser varios años mayores que él, parecía que tuvieran la misma edad. Parece ser que por muy inteligente que seas, no afecta en nada tu madurez.

Después de cenar, Ethan y Terence volvieron a su cuarto. Había ropa en el armario de Ethan, no eran nada del otro mundo, y mucho menos se parecía a la ropa de Terence. Le gustaría poder al menos tener algo que no fuera su mochila llena de libros del instituto. Además, aquella sería la primera noche en años que Ethan pasase sin Sasha. La perra siempre dormía con él desde que era un cachorro, esperaba que Cory hubiera avisado a sus padres de que estaba bien y que pronto volvería a casa. Porque esperaba volver pronto a casa.

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