Capítulo 36

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Vera no podía creer lo que Ethan había intentado hacer. Pensaba que nunca tendría el suficiente valor como para quitarse la vida, pero estaba claro que ahora tenía que replantearse la visión que tenía de él, y puede que de todo lo demás.

El guardia que la llevaba hasta su cuarto no la soltaba para nada, y una vez que llegaron, la metió de un empujón y cerró la puerta. ¿Cuando le habían puesto cerradura a su cuarto? Odió a su padre en ese momento. Sobre todo por que le había dejado solo con Ethan y solo Dios sabía que le habría hecho.

Por la mañana siguiente, la dejaron salir y todo siguió como siempre. En el laboratorio, encontró a Ethan distinto. Estaba como ido, daba cabezadas y cerraba los ojos muy a menudo. Era como si estuviera durmiendo y alguien controlara sus movimientos desde otra parte.

–¿Qué le pasa?– Le preguntó Vera a Clark.

–Ni idea. Pero mejor, parece que hoy no tiene ganas de gritar.

Y no gritó. Al darse cuenta de eso, Vera supo que algo no iba bien. Suponía que no había sido por su intento de suicidio, Ethan nunca accedería voluntariamente a quedarse callado.

La situación se prolongó por dos días más en los que Ethan no decía nada de nada. Intentó hablar con su padre por si él sabía algo, pero siempre estaba "ocupado". Además, había otro problema: no conseguían subir del 99%.

Vera estaba desesperada. Llevaba días sin que nada saliera bien, y no le dejaban hablar con Ethan fuera del laboratorio. Necesitaba una amiga, y en la base todo el mundo era mayor que ella, y su problemas no le importaban a nadie. Pero seguía siendo la hija del jefe, así que tenía ciertos privilegios, como poder entrar a las celdas.

La de Arya especialmente estaba cerrada a cal y canto hasta que ella decidió entrar.

–¿Podemos hablar?– Dijo Vera cuando entró y ella la miró.

–¿Por qué quieres hablar conmigo?

–Necesito una amiga.

–¿Crees que somos amigas?– Arya se levantó.– ¿Después de esto, Vera?¿realmente lo crees?

–Sé que no lo merezco, pero necesito que me escuches.

–Nadie quiere que hable. ¿Por qué tu si?

–Porque mi padre piensa que puedes convencerlos a todos de que os dejen libres.

–¿Y tu te arriesgas?– Ambas se miraron serias.

–No tengo nada que perder.– Arya suspiró.

–¿De que quieres hablar?

–Veras... Ethan no es el primero con el que intentamos toda esta locura.

–¿A quien más le habéis hecho esto?

–Hace tres años, trabajaba con un chico llamado Harry Penhallow.– Vera sonrió al recordarle.– Llevábamos trabajando juntos desde que eramos críos y bueno, el roce hace el cariño.

–Os enamorasteis.– Dedujo Arya con una sonrisa inocente y Vera se miró el tatuaje.

–Nos hicimos el tatuaje a los dieciséis años. Él se hizo una rosa con todo detalle y yo la silueta.– Vera apartó la mirada de su brazo.– Fue el año en que descubrimos que tenía un 15%. Mi padre le propuso ir a por el total y él acepto encantado, confiaba mucho en mi padre y yo confiaba en el proyecto. Siempre estuve a su lado, cogiéndole de la mano. Hasta que llegó al 90%...

–Llevo unos días con dolor de cabeza.– Le dijo a los científicos.

Si, no te preocupes. Son tus nuevas capacidades.

–Es una pasada, ¿verdad?– Dijo mirando a Vera.

Tu ahora relájate, estas muy cerca.– Se cogieron de las manos.– Puedes hacerlo.

Lo sé, sobre todo si tu estás a mi lado.– Dijo y se incorporó para besarla.

–Harry tenía muy claro que podía conseguirlo.– Dijo Vera nostálgica.– Pero aquel día algo salió mal... Cuando pasó el 95% empezó a gritar y a sentir mucho dolor...– Hizo una pausa.

–¿Y después?

–Después nada.– A Vera se le escapó una lagrima.– Harry nos soportó el dolor y...

–Lo siento mucho.

–Su madre trabajaba con nosotros, y nunca me perdonó aquello. Le prometí a Harry que estaría con él hasta el final, y así fue.– Se cruzó de brazos.– Después de eso nunca pensé que podríamos encontrar a otro sujeto capaz de soportarlo, y de repente apareció Ethan.

–¿Cuanto...?

–99%.

–Dios... ¿Está bien?

–Ha intentado suicidarse.

–¿¡Qué!?

–¡Pero ahora está bien! Llegamos a tiempo.

–Vera, tienes que impedir que le hagan lo mismo que a Harry.

–Lo estoy intentando.

–¿Y por eso ha intentado suicidarse?

–Arya, no quería...

–Será mejor que te vayas.– Dijo volviendo a su cama.– Si Ethan te quiso alguna vez, enhorabuena. Porque con todo esto lo has mandado todo a la mierda.

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