Capítulo 19

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Vera hizo agacharse a Ethan y le llevó hasta el otro lado de la camilla, donde más o menos podían protegerse.

–¿Quien demonios es ese?– Dijo Vera.

–Jerry. El cirujano que iba a abrirme la cabeza.

–¡Devuélveme a mi proyecto!– Gritó.

Vera rodeó los ojos y después se levantó para disparar a Jerry.

–No tengo un buen ángulo.– Dijo volviendo a esconderse.– Tenemos que irnos.

Vera agarró la mano de Ethan lo más fuerte que pudo y después salió corriendo hacia la salida.

El edificio era viejo y de tres plantas. Corrieron por las escaleras sin soltarse de la mano esperando que no hubiera más gente como aquellos tíos.

Una vez de nuevo en la calle, Ethan no reconoció el barrio. Le costaba incluso creer que fuera Las Vegas, pero se alegraba, por lo menos se sentía aliviado de haber podido salir de aquel infierno de edificio.

–¡Ven!– Dijo Vera y tiró de él hasta llevarle a una moto aparcada al otro lado de la acera.

–¿Es tuya?– Preguntó y después vio como Vera abría el cofre con una roca del suelo.

–No.– Le dio un casco.– Pontelo.

–¿Vamos a robar una moto?

–¿Prefieres eso o que te abran la cabeza?– Dijo y mientras lo hacía, intentaba arrancar la moto.

Ethan se quedó callado con el casco en las manos. Entonces un disparo se estrelló junto a la farola que había a su lado. Jerry tenía una puntería horrible. Se puso el casco todo lo rápido que pudo y se subió a la moto tras Vera, quien por fin había conseguido arrancarla, y cuando ambos estuvieron listos aceleró.

–¿A donde vamos?– Le preguntó Ethan.

–Con los demás, y después lejos de Las Vegas.

Vera parecía muy concentrada en alejar a Ethan lo más lejos posible de aquellos chicos, y por eso mismo él se sintió fatal por haberle echado la bronca acerca de estar todo el día detrás suyo.

Cuando Vera aceleró tras salir de la calle, Ethan no pudo evitar echarse hacia delante y agarrarla todo lo fuerte que pudo de la cintura. Ella se rió y después le miró por un segundo.

–¿Es la primera vez que vas en moto?

–Si, ¿que pasa?

–Nada.– Se rió.

–También es la primera vez que 
me persiguen...

Vera miró los retrovisores de la moto y vio como Jerry les seguía en coche con una mirada de maníaco y la escopeta en el asiento del copiloto.

–Mierda... Agárrate fuerte.

Ethan no le discutió. Se agarró todo lo fuerte que pudo y Vera aceleró. Apenas le daba tiempo a saber por donde iban, así que esperó que Vera tuviera una ligera idea de por donde iban. Se despreocupó un poco de Jerry al ver que le habían perdido por un momento, pero el pánico volvió a él cuando vio que el semáforo que había frente a ellos estaba a punto de ponerse en rojo.

–Vera...

–Me da tiempo.– Dijo concentrada.

–¡Tienes que frenar!– Ella no dijo nada.– ¡Vera!

Ethan cerró los ojos al ver que Vera no paraba y que el semáforo ya estaba en rojo. Escondió la cara en la espalda de Vera cuando cruzaron un mar de coches que les pitaban como si estuvieran locos.

–¿Estamos vivos?– Preguntó Ethan sin abrir los ojos.

–Si, hemos pasado.– Vera sonrió e Ethan abrió los ojos aliviado.

Él quería gritar de alegría y de alivio, pero tenía miedo de soltarse de Vera y caerse de la moto. Pero además de eso, había otro problema: estaba empezando a marearse, y no de la moto. Sentía de nuevo el picotazo que tenía en el cuello de la jeringuilla, así que rezó por que no faltara mucho.

Encontraron a los chicos con la furgoneta aparcada donde la habían dejado el día anterior. Al verles llegar, todos se alegraron, y se tranquilizaron un poco al ver que Ethan estaba bien.

–¡Menos mal que habéis vuelto!– Dijo Arya cuando Vera aparcó.

–¿De quien es la moto?– Preguntó Daniel.

–De alguien sin suerte en la vida.

–Ey, ¿estás bien?– Le preguntó Terence a Ethan ayudándole a bajar.

–No lo sé... Creo que me estoy mareando...

–¿Mareado? Pues tampoco he venido tan rápido.

–Mareado y una mierda.– Dijo Terence sujetando a Ethan para que no se cayera.– Tiene una marca de aguja en el cuello.

–Déjame ver.– Dijo Mika acercándose a ellos.

–¿No se supone que ibas a cuidar de él?

–Eh, que tampoco eres "el hermano mayor del año". Hemos fallado todos.

Vie shte bŭdete...– Dijo enfadado intentando acercarse, pero Ethan lo evitó.

–Eh, ha sido culpa mía. Yo os pedí que me dejarais en paz. Siento lo que ha pasado...

–Tu no culpa. Mundo peligroso y tu, diana en culo.

–Oye, a este le han drogado.– Dijo Mika.

–Dijeron que era un sedante...

–Pues te han mentido. Fíjate, estas sudando, mareado y con las pupilas dilatadas. O estas drogado... o esta drogado.

–¿Y es normal que me entre el sueño también?

–No, eso no.

–Vera, deberíamos irnos.– Le dijo Daniel.– Está claro que Ethan necesita descansar, y hay gente por aquí que le esta buscando.

–¿Cuanto tardas hasta Fresno?

–Una seis horas. Cuando lleguemos serán algo así como las once, así que podemos dormir en la furgo.

–¿Dormir en la furgo?

–No te preocupes. Yo me encargo de buscar un sitio donde pasar la noche.– Dijo Terence.– Se me da bien buscar buenos hoteles.

–¿Eso va con segundas?– Dijo Mika.

–Puede. Tu tenlo en cuenta.

Los chicos ayudaron a Ethan a subir al coche y después Daniel puso rumbo hacia Fresno.

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