Capítulo 3

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- ¿te parece si hoy comemos en tu casa? – le pregunté a Will

- ¿y eso? – casi nunca comíamos en su casa de hecho Will la mayor parte del tiempo estaba en la mía. Su casa le traía tristes recuerdos

- Es que mis hermanos, van a estar ocupados – dije entre dientes y algo irritada

- Ah ya, seguro – dijo encogiéndose de hombros – ¿quieres que pidamos algo?

- No, no, voy a mandar a Anderson a que lleve comida de la casa, Ana nos dejó lo suficiente para que mis hermanos, tu y yo comiéramos, mis padres sabes que los lunes no van a comer – la estresante vida de un empresario

- Perfecto entonces te veo en mi casa – me acompañó hasta donde estaba Anderson, éste al verlo le sonrió y se bajó, mierda. Al momento en que Anderson puso un pie en el pavimento todas las chica alrededor dejaron de respirar y se quedaron quieta, lo vi todo en cámara lenta y cuando ambos chicos se saludaron, estaba segura que un desmayo masivo estuvo a punto de ocurrir

- ¿Cómo estas niño? – dijo Anderson revolviéndole el cabello a Will. Él era unos cuantos centímetros más alto que mi mejor amigo.

- Dándole con todo – dijo Will sonriente. para Will, Anderson era probablemente lo más cercano que tenía a un hermano mayor, como ya les había contado, ambos chicos se llevaban de maravilla

- Y a todo – dije metiéndome en su charla, yéndome hacia el asiento trasero y metiéndome en el coche

- Como debe ser, señorita – me dijo el sexy chofer guiñándome un ojo

- Ash – tomé mi maleta y saqué un cepillo junto con una liga para amarrarme el cabello en una coleta alta, mientras me sabroseaba los traseros de los dos sementales que tenía en frente, cuando un golpe en el vidrio hizo que saltara del asiento, era Rodrigo. Me desplacé hasta el otro lado y abría la puerta

- Mañana no podré ir a clase – mañana me tocaba clase de baile

- ¿por? – no me gustaba cuando no iba, me emparejaban con Scott un idiota que siempre trataba de agarrarme el culo

- Operan a mi abuelo – hizo una mueca

- Oh, está bien, no te preocupes, espero y tu abuelo salga bien de la operación

- Gracias – se acercó y me dejó un beso en la mejilla, vio su reloj y frunció el ceño – ya es tarde para que sigas aquí ¿no? – miré mi propio reloj, santísima madre y cristo redentor. Rodrigo rio un poco – nos vemos Eli – me despedí rápido y salte hasta el otro lado del sillón

- Lamento interrumpir su agradable plática, pero ¡voy a llegar tarde a mi clase! – no me gustaba llegar tarde a ningún lugar. Anderson vio su reloj y corrió hacia el lugar del volante. Nos despedimos rápido de Will y arrancamos

- Lo siento dulzura – lo miré mal. Revisé mi reloj y maldije, no iba a poder llegar a los vestidores, tenía que entrar lista, a veces mi maestra era una exagerada

- No te preocupes, ahora, vista al frente – con cuidado saqué mi licra y me la empecé a poner por debajo de mi falta, era algo complicado dado que estaba en un lugar algo reducido y no podía pararme

- Eli ¿Qué haces? – faltaba poco para que subiera

- ¡vista al frente! – grité algo sofocada por el esfuerzo, y rio – tengo que llegar ya vestida – vi como su vista se iba hacia el retrovisor a cada poco – Anderson – dije en tono de advertencia – vista al fre- dio un frenazo y salí disparada hacia adelante con la licra a medio trasero - ¡MIERDA!, ¡¿Qué demonios te pasa?! – estaba cien por ciento segura de que había visto mi braga y por esa razón estaba algo rojo

Un ángel con cuernos y colaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora