Capítulo 62

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Aprovechando eso, señor mastodonte tomó el maletín para subirse rápido a su camioneta para arrancar

- Estúpido – con un dolor en el brazo y sintiendo algo cálido correr por este, me levanté recordando el justo momento en el cual mi abuelo me enseñado a disparar; apunté y la bala salió, perforó el vidrio de la camioneta, Trev también disparó y ponchó las llantas haciendo que el vehículo derrapara y se volcara

- Auch – ambos nos acercamos, los dos hombres gemían, sangrantes y débiles

- Solo toma el maletín Laurie – Trev sacó un teléfono desechable y comenzó a marcar, veinte minutos después llegaron otras dos camionetas, de una salió Giorgio, siempre impecable, vio la escena y negó con la cabeza

- Evan, no debiste hacer eso – Giorgio veía todo con atención – mira lo que ocasionaste con tu imprudencia - se giró hacia mí – bien hecho leonessa – uno de sus hombres se acercó a mí y me dio un sobre grueso, lo puse bajo mi brazo bueno, sentía la sangre salir todavía, aunque menos – la otra parte la depositaré más tarde, puedes retirarte – no necesité que dijera más para girarme e irme a la camioneta

- Por cierto, quiero otra camioneta, ésta ya está abollada – Giorgio sonrió y dio una reverencia, a mis espaldas escuché dos balazos

Vi la esquina de mi calle y suspiré, solo tenía que caminar unos cuantos metros para llegar a casa, para llegar a Will

- ¿Qué haces? – Trev pasó la esquina

- Llevarte a tu casa, no voy a dejar que camines con ese brazo herido

- Gracias Trev, pero no es necesario, las cámaras de seguridad van a grabarte y solo puedo desactivarlas por cinco minutos

- ¿estás segura? – asentí – bien, nos vemos luego Laurie y por favor cuídate esa herida – volví a asentir

Will

Eran las cinco de la mañana y Eli aun llegaba, solo faltaba una hora para que sus padres se despertaran, así que cuando vi una ligera sombra cruzar el jardín la opresión de mi pecho se fue. Cuando llegó a la ventana me lancé hacia ella, pero algo estaba mal, estaba un poco pálida y tenía una clara mueca de intenso dolor

- ¿Eli? – encendí la luz y una gran mancha de sangre estaba en su brazo

- Yo no los maté y obviamente no me mataron – su voz era suave – puedes traer el botiquín - estaba punto de desmayarme, odiaba la sangre – y llama a Tyler – ella debió de haber visto mi rostro

- No, no, yo puedo curarte, sé hacerlo, aparte si llamas a Tyler te preguntará como te lo hiciste

Llegando con el botiquín en manos escuché la ducha, entré al baño y vi como mi chica estaba sumida en sus pensamientos, con solo sus bragas puestas, el maquillaje de sus ojos corrido por las lágrimas y esa herida aun sangrando. Fui hasta ella y acaricié su suave espalda

- Ven – verla en ese estado hizo que mi corazón tropezara, no me gustaba verla así, alguien tan llena de energía no debería de estar así, pero estaba amarrada de pies y manos, lo peor, que yo no podía hacer nada, nadie podía hacer nada

- Me dispararon - esas palabras hicieron eco en mis oídos, vi su herida, un poco más y le habrían dado en el corazón – yo disparé, pero fallé, la camioneta se volcó, llegó él y los mató – su voz se quebró y más lagrimas corrieron

- Shhh, ya pasó – tomé sus bragas para quitárselas, ella salió de estas. Siseó un poco cuando la ayudé a meterse a la tina rozando la herida con el agua caliente

Un ángel con cuernos y colaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora