Capitulo 45

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Eli

Cuando will se separó de mí, de inmediato sentí frío en mi cuerpo, pero contuve mis ganas de querer acercarlo de nuevo porque poco después de que él se retiró, llegó Sarah. Los ojos de will se iluminaron y yo me giré para recoger mi botella de agua y que no viera la decepción en mi mirada

- Creo que me acabo de perder tu presentación – dijo ella acercándose y dándome un beso en la mejilla, sonreí un poco al ver sus ojos chocolate llenos de alegría

- No era para tanto – dijo Will, viéndome juguetón

- No era para tanto, mis ovarios – se comenzó a reír – sí, hice una parte del lago de los cisnes – Sarah hizo un puchero

- Me encanta el lago de los cisnes, para la próxima llámame en serio que me encantaría verte

- Bueno... yo invito las hamburguesas – dijo will

- Te amo – dije ya salivando en exceso y aunque ese te amo me salió del alma pasó inadvertido para los tórtolos

Estábamos en una carretera desierta, el carro que llevaba era un Mustang color negro con vidrios polarizados que impedían cualquier vista hacia dentro, según Giorgio, este sería el auto que llevaría para hacer todos los pequeños y sucios trabajos que él me mandara a hacer

- Esto está tardando demasiado – eran las dos de la mañana y aun no pasaba nada. Tuve que conducir alrededor de una hora, pasar dos retenes; que con solo dos palabritas me dejaron pasar sin ningún problema y aquí estaba, estacionada a mitad de la nada con la cajuela y parte del asiento de atrás llenos de paquetes de cocaína.

A lo lejos vi una camioneta acercándose hasta que salió de la carretera y estacionándose justo frente a mí, prendió y apagó sus luces, le respondí el movimiento, saqué la pistola que llevaba en la guantera y la metí en la parte trasera de mi pantalón cubriéndola con la chamarra que llevaba. Al igual que aquel día de la junta, Adelia me maquilló y me puse una peluca para no ser reconocida tan fácilmente

- ¿Vienes de parte del águila blanca? – el águila blanca era Giorgio. Asentí – la mercancía – me bajé para hacer entrega – no estas nada mal nena, ¿no quieres venirte un rato? – me dijo el hombre. Era apuesto y estaba cien por ciento segura de que no era por estos lados, se veía de lejos que era latino.

-          No gracias – le dije fría – ahora, toma tu mercancía, dame el dinero y nos retiramos cada quien a nuestras casas – él solo se me quedó viendo con una sonrisita

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- No gracias – le dije fría – ahora, toma tu mercancía, dame el dinero y nos retiramos cada quien a nuestras casas – él solo se me quedó viendo con una sonrisita

- Estoy seguro que sabes mi nombre – en efecto, su nombre era Valerio – ¿puedo saber el tuyo?

- No, ahora date prisa por favor, que muero de sueño – rio un poco

- Está bien leona, tu mandas – dijo mi apodo casi ronroneando, si no fueras narco... - te aconsejo preciosa, que no hables en ese tono con otros, no son tan tolerantes como yo y que alguien te acompañe – dijo eso mientras contaba la mercancía y sus hombres me entregaban un maletín lleno fajos de billetes. Saqué una pequeña máquina que contaba el dinero y fui poniendo cada fajo

Un ángel con cuernos y colaTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang