Capitulo 34. Clases de Aparición.

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Ni Ron ni Hermione se mostraron comprensivos con Harry cuando éste les informó de la desastrosa entrevista. Ella todavía rabiaba por cómo había triunfado sin hacer el trabajo honradamente, Destiny se encontraba muy metida en sus pensamientos, como para escucharlo; y Ron no le perdonaba que no hubiera cogido otro bezoar para él.

—¡Habría sido una estupidez que los dos hiciéramos lo mismo! —argumentó Harry—. Mira, tenía que engatusarlo un poco para interrogarlo acerca de Voldemort, ¿entiendes? ¡Vamos, Ron! ¡contrólate! —añadió, exasperado, al ver que Ron hacía una mueca al oír ese nombre.

Contrariado por su fracaso y la actitud de sus amigos, Harry pasó varios días reflexionando sobre qué hacer con Slughorn, igual ideaba una manera de agradecerle su ayuda a Destiny con lo del bezoar, recordaba mucho lo que amaba el chocolate, y decidió pedir algo por correr; mientras que con el profesor decidió que, de momento, permitiría que creyera que se había olvidado de los Horrocruxes; era mejor que el profesor bajara la guardia antes de volver al ataque.

Como consecuencia de ello, Slughorn volvió a dedicarle el trato afectuoso de siempre y pareció olvidarse del asunto. El muchacho esperaba que lo invitase a alguna de sus fiestecillas nocturnas, pues esta vez aceptaría aunque tuviera que cambiar el horario de los entrenamientos de quidditch. Sin embargo, y por desgracia, la invitación no llegaba. Harry lo comentó con Hermione y Destiny y supo que ni ellas ni nadie habían vuelto a recibir invitación alguna. Eso tal vez significaba que Slughorn no se había olvidado del asunto, como aparentaba, sino que estaba decidido a no darle más oportunidades de hacerle preguntas.

Entretanto, por primera vez la biblioteca de Hogwarts no satisfizo la curiosidad de Hermione. Estaba tan asombrada que incluso se le olvidó su enfado con Harry por haber hecho trampa con el bezoar.

—¡No he encontrado ni una sola explicación de para qué sirven los Horrocruxes! —le confesó—. ¡Ni una! He buscado en la Sección Prohibida y en los libros más espantosos, que te indican cómo preparar pociones horripilantes, ¡y nada! Lo único que he encontrado es esto, en la introducción de Historia del Mal, escucha: «Del Horrocrux, el más siniestro de los inventos mágicos, ni hablaremos ni daremos datos»... A ver, entonces ¿por qué lo mencionan? —se preguntó, impaciente, antes de cerrar de golpe el viejo libro, que soltó un lúgubre quejido—. ¡Va, cállate! —le espetó, y se lo guardó en la mochila.

Al llegar febrero, Warrick y Destiny estaban igual de cariñosos que el curso pasado, se le veía nuevamente a la casi pelirroja caminar en su compañía, sonriendo, mientras andaban tomados de la mano;  la nieve se fundió en los alrededores del colegio, pero la sustituyó un tiempo frío y lluvioso muy desalentador. Había unas nubes bajas de color entre gris y morado suspendidas sobre el castillo, y una constante y gélida lluvia convertía los jardines en un lugar fangoso y resbaladizo. A consecuencia de las condiciones climáticas, la primera clase de Aparición de los alumnos de sexto, programada para un sábado por la mañana a fin de que nadie se perdiera ninguna clase ordinaria, no se celebró en los jardines sino en el Gran Comedor.

Destiny llego al comedor junto con Warrick, ya que a Hermione no le hacia mucha gracia ser la tercera rueda, por lo que llego con Harry (Ron había bajado con Lavender), vieron que las mesas habían desaparecido. La lluvia repicaba en las altas ventanas y las nubes formaban amenazadores remolinos en el techo encantado mientras los alumnos se congregaban alrededor de los profesores McGonagall, Snape, Flitwick y Sprout, los jefes de cada una de las casas, y de un mago de escasa estatura que Destiny supuso era el instructor de Aparición enviado por el ministerio. Tenía un rostro extrañamente desprovisto de color, pestañas transparentes, cabello ralo y un aire incorpóreo, como si una simple ráfaga de viento pudiese tumbarlo. Destiny se habia puesto cerca de sus amigos, dejando a Warrick con Seamus, Dean y Neville bromeando, no tanto con Neville. La casi pelirrojo se preguntó si sus continuas apariciones y desapariciones habrían mermado de algún modo su esencia, o si esa fragilidad era ideal para alguien que se propusiera esfumarse.

Destiny y el Principe Mestizo [DEH #6]Where stories live. Discover now