Capitulo 40. Problemas de Parejas.

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A primera hora del lunes, Harry y Ron salieron de la enfermería completamente recuperados gracias a los cuidados de la señora Pomfrey. Ya podían disfrutar de las ventajas de la fractura de cráneo y el envenenamiento, respectivamente, y la mejor de ellas era que Hermione volvía a ser amiga de Ron. Los acompañó a desayunar y les comunicó que Destiny se había peleado con Warrick. El monstruo que dormitaba en el pecho de Harry alzó la cabeza olfateando el aire, expectante.

—¿Por qué se han peleado? —preguntó el muchacho con fingida indiferencia mientras enfilaban un pasillo del séptimo piso.

El pasillo estaba vacío salvo por una niña muy pequeña que examinaba un tapiz de trols con tutú. Al ver que se acercaban unos estudiantes de sexto año, la chiquilla puso cara de miedo y dejó caer la pesada balanza de bronce que sostenía.

—¡No pasa nada! —dijo Hermione con amabilidad, y corrió a ayudarla—. Mira... —Dio unos golpecitos con su varita en la balanza rota y pronunció—: ¡Reparo!

La niña ni siquiera le dio las gracias y se quedó muy quieta cuando ellos pasaron por su lado. Ron volvió la cabeza y la miró.

—Os juro que cada vez son más pequeños —comentó.

—Déjala —repuso Harry con impaciencia—. Hermione, ¿por qué se han peleado Destiny y Warrick?

—Destiny se habia puesto un cuanto... violenta después del partido, y Warrick le regaño por su manera de comportarse... Me comento que le dijo que no debería enojarse, ya que fue un cuanto divertido, y solo estaba exagerando, aunque se enojo mas cuando este le dijo nena. 

—Debió de ser gracioso —dijo Ron.

—¡No fue nada gracioso! —saltó Hermione—. ¡Fue horrible, y si Grayson y Dean no hubieran cogido a Harry, podría haber resultado gravemente herido!

—Sí, ya, pero no había necesidad de que Destiny y Warrick cortaran por eso — dijo Harry procurando sonar despreocupado—. ¿O siguen saliendo juntos?

—Sí, siguen saliendo. Pero ¿por qué te interesa tanto? —preguntó Hermione mirándolo con recelo.

—Es que no quiero que haya problemas en el equipo de quidditch —se apresuró a contestar.

—¡Harry! —escucha una voz de alivio llegar hasta ellos, ese se giraba dándole la espalda a Hermione, viendo que Destiny brincaba para abrazarle con fuerza.

—Des —dice sorprendido por el afecto de su amiga, intentando no derretirse entre sus brazos, porque estaba Luna a un costado suyo, observándolos con sus grandes ojos azules.

—Habiamos ido a verte a la enfermería, pero nos han dicho que ya habías salido... —explicaba Luna, después de que ambos rompieran su conmovedora escena, le fue pasando una serie de extraños objetos a Ron: una especie de cebolla verde, un gran sapo con manchas y una buena cantidad de una cosa que parecía arena higiénica para gatos; por último sacó un rollo de pergamino bastante sucio y se lo tendió a Harry—. Me han pedido que te dé esto.

Era un rollo pequeño que Harry reconoció enseguida: otra invitación para una clase particular con Dumbledore.

—Será esta noche —informó a sus amigos cuando lo hubo leído.

—¡Te felicito por tu comentario del partido! —le dijo Ron a Luna mientras ella recuperaba la cebolla verde, el sapo y la arena higiénica.

Luna esbozó una vaga sonrisa.

—Te burlas de mí, ¿verdad? Todos dicen que lo hice muy mal.

—¡No, lo digo en serio! ¡No recuerdo haberlo pasado tan bien con ningún otro comentarista! ¿Qué es eso, por cierto? —añadió, cogiendo aquella especie de cebolla. Se la acercó a los ojos.

—Es un gurdirraíz —contestó Luna, y se guardó la arena higiénica y el  sapo en la mochila—. Quédatelo si quieres, tengo algunos más. Son excelentes para protegerse contra los plimpys tragones.

Y se marchó. Ron sonrió de oreja a oreja con el gurdirraíz en la mano.

—¿Sabéis qué os digo? Que Luna empieza a gustarme —dijo mientras los tres echaban a andar hacia el Gran Comedor—. Ya sé que está loca, pero la suya es una locura... —Se calló bruscamente al ver a Lavender Brown plantada al pie de la escalinata de mármol, con aspecto de estar muy enfadada—. ¡Hola! — murmuró con apuro cuando llegaron ante ella.

—¡Vamos! —le dijo Harry a Hermione por lo bajo, y siguieron andando, aunque oyeron cómo Lavender preguntaba: «¿Por qué no me dijiste que hoy te daban el alta? ¿Y por qué estabas con ella?»

Ron llegó a la mesa del desayuno media hora más tarde y bastante malhumorado, y aunque se sentó con Lavender, Destiny no vio que se dirigieran la palabra en todo el rato. Hermione se comportaba como si no se diese cuenta de nada, pero en un par de ocasiones le detectó una misteriosa sonrisita en los labios. Ella estuvo de muy buen humor el resto del día, y por la noche, en la sala común incluso consintió en repasar (o mejor dicho, en terminar de componer) la redacción de Herbología de Harry, cuando hasta ese momento se había negado en redondo porque sabía que luego él se la dejaría copiar a Ron.

—Te lo agradezco, Hermione —dijo Harry, palmeándole la espalda mientras consultaba su reloj de pulsera; eran casi las ocho en punto—. Mira, tengo que darme prisa si no quiero llegar tarde a la clase con Dumbledore...

Hermione no contestó y se limitó a tachar una de las frases más flojas con cara de hastío. Harry, sonriente, salió a toda prisa por el hueco del retrato y se dirigió hacia el despacho del director. La gárgola se apartó al oír mencionar las bombas de tofee y Harry se dio prisa en la escalera de caracol subiendo los escalones de dos en dos. Llamó a la puerta en el preciso instante en que, dentro, un reloj daba las ocho.

Destiny y el Principe Mestizo [DEH #6]Where stories live. Discover now