Capítulo 11.

6.6K 585 16
                                    

Mis ojos pesaban pero tenía una extraña sensación así que los abrí con dificultad mientras me sentaba con poco ánimo, frote mis ojos para aclarar mi visión y solté un grito ahogado mientras me sujetaba a mi cama, la adrenalina y el miedo comenzaron a hacerse presentes tan solo milésimas de segundos después.

Neferet estaba frente a mí con cara de pocos amigos, su rostro denotaba furia... ¿Odio? ¿Decepción? Era una mezcla completa y sus ojos rojos no dejaban de mirarme como si quisiera matarme en un chasquido. Eran de un rojo intenso que nunca había visto en el, sus manos estaban convertidas en puño y yo solo podía escuchar mi respiración entre cortada, estaba aterrada, el miedo no dejaba que articulará ninguna palabra.

—Neferet yo... No es lo que parece —dije con dificultad, baje la mirada y mis labios temblaban delatandome.

Neferet se acercó en un segundo y podía sentir su mirada penetrante.

—levántate y mírame —sus palabras tuvieron efecto inmediato, mi cuerpo obedeció sin titubear y me dejó desconcertada, ¿todos los vampiros podían hacer eso?
—¿no fui bastante claro contigo Anne? —podía notar cuán enojado estaba en solo escuchar su voz.

Su mano fría tomó mi brazo apretandolo con brusquedad, Neferet nunca me había tocado de esa manera, su otra mano tomó mi rostro haciéndolo mirar fijamente, mordí mi lengua para no demostrar el dolor que me estaba causando.

—lo lamento —susurre aterrada.
—¡claro que lo vas a lamentar! —grito perdiendo el control.

Abrí los ojos como platos asustada ante sus palabras, ¿así que este era el verdadero Neferet? El pareció notar mi impresión y soltó su hagarre tomando distancia nuevamente.

—no puedes hacer lo que se te da la gana, eres mi sirvienta y obedeces mis ordenes —lo mire incrédula, aun no era su sirvienta no del todo.

Neferet pareció leer mis pensamientos pues se acercó con cautela a mi lado, retrocedí hasta sentir que la pared chocaba con mi espalda, Neferet acaricio mi mejilla y mostró una pequeña sonrisa cómplice.

—me perteneces —susurro en mi oído, su aliento erizo mi piel y el acaricio nuevamente mi rostro.
—no soy un juguete —proteste.
—no lo eres —parecian palabras sinceras.

Sentí sus labios tocar mi cuello e instintivamente traté de quitármelo de encima pero era inútil, mi corazón latía frenéticamente, sentía como la sangre hacia ruido en mis oídos, negué asustada y tomé una bocanada de aire tratando de calmarme.

—tranquila Anne, yo cuidare de ti ¿lo recuerdas? —susurro con calma.

Sentí su lengua pasar por mi clavícula acelerando más mi corazón, beso con delicadeza mi cuello y en una fracción de segundo sentí sus colmillo  penetrar mi piel, solté un pequeño grito ahogado al sentir el dolor esparcirse por mi cuerpo pero duró muy poco pues el placer comenzaba a invadir mi cuerpo, era como estar en el extasis, mi cuerpo no se resistía más ante aquella sensación y eso me aturdio ¿como Podía gustarme?

Neferet se apartó de mi lado y limpio con su lengua los restos de sangre que estaban en mi cuello, sus ojos tomaron un nuevo color aún más vivo como si mi sangre lo hubiera llenado de más energías.

—no me vuelvas a hacer esto Anne —estaba de espaldas, pero su voz parecía suplicante llena de tristeza.
—¿porque yo? —pregunté curiosa.

El se giro y otra ves tenía su semblante tranquilo, frío y distante.

—algunos vampiros, tienen cierta conexión con una sirvienta o humana por su sangre, resulta imposible resistirse a su aroma, es como una droga que necesitas a toda costa, pues si no estas con ella, es como una tortura física Anne —lo mire sorprendida, ¿eso sentía conmigo?
—contigo siento ese deseo, pero aún más que eso, quiero cuidarte y protegerte de cualquier cosa —se giro y sus palabras me dejaron congelada.

Ahora entendía el porque no podía dejarme ir.

Neferet. Where stories live. Discover now