Capítulo 20.

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Mis ojos comenzaban a cerrarse por si solos y mis pulmones pedían oxígeno desesperadamente. El hombre me soltó de golpe dejándome caer al suelo y yo tocaba mi garganta en respuesta.

—eres muy tonta —dijo el con enojo.
—¡Anne! —Esmeralda corría a mi lado protegiendome.

Y todo paso de manera rápida, Neferet apareció frente a nosotras y el hombre sonrió con satisfacción al verlo, se abalanzó sobre el pero Neferet lo esquivo sin problemas dándole un fuerte golpe en su abdomen, pude escuchar como algunos de sus huesos se quebraron por el golpe, pero el hombre se recupero y sacó una estaca de sus pantalones, lo mire petrificada pero Neferet no parecía preocupado, tenía una mirada fría, sus ojos rojos se tornaron de un rojo más intenso y oscuro, con un movimiento la estaca se clavo en la pared, dejando al hombre sin arma. ¿Ese es el poder de Neferet?

—Esmeralda llévate a Anne de aquí —demando con voz autoritaria, no fijo su vista en mi en ningún momento.
—vamos —Esmeralda me levanto y llevo lejos de aquel lugar.

Volvimos a mi habitación pero Esmeralda hizo un conjuro al cerrar la puerta.

—¿que hiciste? —pregunté asombrada.
—protección, así nadie podrá entrar —murmuró ella en respuesta.
—¿quién es ese hombre? ¿Dónde estabas? ¿Dónde estaba Neferet? —preguntaba nerviosa negando con la cabeza.
—calmate Anne —Esmeralda se coloco a mí lado abrazándome con ternura.
—es uno de los líderes de la manada de la zona, se infiltró en el castillo buscando información sobre nosotros y también buscando al señor Neferet, es mejor que te explique el cuando regrese —me dedico una mirada consoladora y yo asentí no tan segura.

Estoy segura que Neferet evitará tocar el tema, o simplemente me diría que el resolvería el problema, los minutos transcurrieron y sentía mucha angustia y preocupación pues Neferet no aparecía.

—¿y si le paso algo? —pregunté aterrada.
—un simple hombre lobo no podrá tocarlo créeme —dijo sin estar preocupada.
—¿porque se demora? —pregunté angustiada.
—llegará pronto —Esmeralda trataba de calmar mis nervios pero era inútil.

Tenía muchas preguntas, ¿porque atacar a los vampiros? A uno de los fundadores de la raza, ¿estaban teniendo problemas? El señor Sanna comentó sobre los tratados, ¿a esto se refería? Pasaron varios minutos y sentía mucha angustia por Neferet.

—¡Neferet! —corrí a sus brazos al verlo entrar en la habitación, su ropa estaba rasgada pero no tenía ninguna herida.
—¿estas bien? —pregunté preocupada.

Frunció el ceño confundido y yo lo observe desconcertada.

—¿tu como estas? ¿Te duele? —preguntó con seriedad al ver mi cuello.

Levantó mi barbilla para examinar mi rostro y cuello, su cuerpo se puso rígido al verme detalladamente pero me aparte rápidamente para que no pudiera ver más.

—estoy bien, de verdad —dije tratando de tranquilizarlo.
—perdoname Anne —se veía decepcionado.
—fue mi culpa por salir de la habitación —Neferet acarició mi cabello mientras me observaba fijamente.

Corte nuestra distancia y uní mis labios con los suyos, podía sentir su preocupación y la angustia que los dos habíamos sentido, sujete su cabello con mis manos mientras que Neferet me sujetaba firmemente con sus brazos. Sus besos eran la mejor medicina para cualquier mal. Nos separamos para tomar aire de tan intenso beso y sonreí al ver su mirada penetrante.

—¿quién era el? ¿Porque quería matarte? —pregunté curiosa.
—uno de los líderes de la manada, no es algo que deba preocuparte Anne, estarás a salvo yo me aseguraré de ello —sabía que Neferet no me diría lo que en realidad sucede. Tendría que saberlo por mis medios.

Neferet. Where stories live. Discover now