Mi apellido marca mi vida, sin poder elegir, sin poder pensar en que hacer con mi vida. Provengo de una familia muy influyente, un linaje de sirvientes leales a los vampiros.
Cada sirviente comienza a los 16 años, e pasado huyendo para no ser una si...
Pensé en escapar... Pero no tengo tantas opciones donde ir, mi madre no lo comprendería o no le importaría, y no podría ir a mi casa ya que la última ves Neferet no tardó mucho en encontrarme. Pero pensé en las palabras de Neferet: siempre te protegeré.
No lo dejaría solo, tengo miedo al igual que Neferet pero tenía que confiar en el, quizás podría persuadir a su padre y así todo estaría bien, ¿porque el pedía tal cosa? Habían muchos rumores sobre el señor Raziel, pero nunca pensé que de verdad sería tan cruel, quizás por eso Neferet siempre era frío y no demostraba emoción alguna, su padre le había quitado toda felicidad quizás desde joven.
Regrese al castillo no muy segura y caminaba a mi habitación cuando me encontré con Neferet en los pasillos, desvíe mi mirada pero podía sentir su mirada sobre mi, soltó un suspiro y siguió su camino desapareciendo de mi vista en segundos.
—Anne —Esmeralda salía de mi habitación. —hola —respondí sin emoción. —deje tu cena en tu habitación —dijo en tono conciliador. —gracias Esmeralda —dije con una media sonrisa.
Entre a mi habitación y comencé a cenar en mi escritorio, no podía sacar de mi cabeza a Neferet, necesitaba hablar con él pero no sabía cómo ¿me evitaría? ¿Negaría el tema? Como siempre suele hacer, quería poder ayudarlo ¿pero como? Quizás Esmeralda podría ayudarme.
Salí corriendo de mi habitación y encontré a Esmeralda en la cocina, le pedí acompañarme y fuimos juntas a mi habitación.
—Esmeralda necesito tu ayuda, el padre de Neferet le pidió hacer algo muy malo y no puede negarse por el vínculo de su creador, necesito ayudarlo —pedí desesperada.
Probablemente Esmeralda estaba Enterada de todo esto pero no estaba de más decirlo, ella suspiro con decepción mientras me observaba.
—es muy difícil por no decir imposible romper esa clase de vínculo, la voluntad de Neferet tiene que ser inquebrantable y demasiado fuerte, nadie a podido romper su vínculo por más que lo han intentado —dice Esmeralda con decepción. —y la otra forma es matando al padre de Neferet, ¿no es así? —dije decidida.
Esmeralda me miró horrizada como si hubiera confesado un pecado imperdonable.
—nadie puede matarlo es uno de los fundadores de los vampiros, su fuerza y conocimiento en pelea es... No tiene límites Anne —Esmeralda me mira asustada. —no te preocupes, gracias por la información Esmeralda —dije agradecida. —por favor no hagas nada tonto Anne —me suplico Esmeralda.
Negué y la saque de mi habitación pensando en un plan, tenia una idea pero no sabia si funcionaria, esperaba con muchas ansias que si, pues deseaba ayudar a Neferet el había echo muchas cosas por mi y ahora yo tenía que ayudarlo.
Recordé su mirada asustada al escuchar las ordenes de su padre, no podía permitir que el le hiciera más daño del que ya le había echo, sali de mi habitación y me dirigí a la habitación de Neferet, mis piernas temblaban delatando el miedo que sentía, pero no podía dejarme llevar por el miedo. Toque la puerta y abrió en segundos, su cabello estaba mojado y caía perfectamente en su rostro, parecía sorprendido y yo le dedique una sonrisa.
—hoy no es un buen momento Anne —dijo el evitando tocarme. —Neferet, yo... —¿que debía decirle? ¿Escuche lo que hablabas con tu padre y se que quieres matarme? —estaré muy ocupado trabajando, nos vemos mañana Anne —cerro la puerta de golpe y una lagrima resbalo por mis mejillas.
Me sentía impotente y patética, pero ayudaría a Neferet de una u otra forma.
Corrí al bosque y me adentre a él buscando a una persona que quizás podría ayudarme.
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