Capítulo 13.

6.8K 573 35
                                    

Esmeralda esta conmigo todo el tiempo posible, seguramente Neferet le pidió que me tuviera vigilada, pero no me incomoda, Esmeralda es amable y siento como si fuera mi amiga.

—¿enserio lo crees? —me pregunto esmeralda por quinta ves mirándose al espejo.
—¡claro! Tienes un cabello muy hermoso, suelto se ve mejor —respondí con una sonrisa.
—gracias Anne —dijo con pena y yo hice un guiño en respuesta.
—mañana el señor Vintag tendrá visitas de las familias gobernantes, me ordenó que estuvieras lejos del castillo mientras están aquí —Esmeralda hizo un ademán de resignación haciéndome saber que no tenía mas opción.
—¿porque? —no me incomodaba la idea de salir, pero ¿porque ocultarme?
—tendrán una charla importante y supongo que no quieren a nadie en el lugar —sabía que mentía, Esmeralda se veía nerviosa pero no la presionaria.

Acepte sin protestar y acomode mi ropa en mi armario mientras Esmeralda hacia la merienda, tiempo después nos sentamos en el patio observando el paisaje que estaba frente a nosotros.

—me agrada, sentir el aire fresco —sonreí con nostalgia, recordando mi casa.
—¿es hermoso verdad? —asentí en respuesta y observe los últimos rayos del sol.

Neferet apareció de repente haciéndome dar un respingo, ¿porque no podía caminar como gente normal?

—Lo lamento, no e querido asustarte —su semblante es tranquilo.

Esmeralda nos deja solos, haciéndole una pequeña reverencia a Neferet.

—¿cómo a ido tu día? —preguntó con timidez mientras lo observó fijamente.

Neferet me sonríe con dulzura y no puedo evitar sentir mis mejillas arder, el nunca demuestra emoción alguna.

—bastante bien, la junta de gobernantes hará un nuevo acuerdo entre especies —abrí la boca perpleja pues el acuerdo que ya teníamos me parecía que estaba bastante bien.

En nuestro mundo había muchas especies conviviendo en armonía, brujas, vampiros, hadas, elfos, y desde luego otras especies no estábamos en total acuerdo pero seguíamos en el "tratado" hombres lobo, duendes y sirenas.

—¿nuevas reglas? —pregunté curiosa.
—no será de nuevas reglas, más bien de tener igualdades de tratados —Neferet parece entusiasmado por ello.

No sabía que se preocupara tanto por las otras especies, me parece genial pues algunas no vivían en buenas condiciones y seria genial tener ayuda de otras especies.

—me parece genial —Neferet asintió y se levantó de su asiento tendiendome su mano, la tomé segundos y me guió por el pasillo hasta su habitación.

Su cuarto parecía un tanto frío y solitario, no tenía muchos adornos y más bien parecía que nadie ocupaba aquel lugar, Neferet cerró la puerta y yo trague saliva nerviosa, estábamos solos... En su habitación.

—estaba pensando Anne, quiero que estés cómoda en este lugar, ¿hay algo que requieras? —parecía sincero y ansioso por escuchar mi respuesta.
—¿puedo tener lo que quiera? —pregunté asombrada.
—si, por supuesto —Neferet camino un poco hacia mí y yo mordí mi labio nerviosa, Neferet sonrió con cierta malicia y yo negué nerviosa.
—estoy bien —susurre apenas.

No entendía que me pasaba, me sentía nerviosa ¿pero porque? Su presencia hacía mi corazón latir más rápido y entrecortaba mi respiración.

—tranquila Anne, respira —su aliento fresco choco en mi cara haciéndome volver a la realidad, su mano viajo hacia mis labios y bajó por mi cuello acariciando aquel lugar que el había tomado, levante la mirada asustada y los ojos carmín de Neferet me observaban con fascinación, el me sonrió tratando de calmarme y bajo su rostro cerca del mío, sentía su aliento cerca de mi cuello y por instinto tomé su mano, la sujeto con delicadeza pero firme y segundos después sentí sus colmillos penetrar mi piel, el dolor fue apenas perceptible, otra ves el placer se esparcia en todo mi cuerpo haciéndome perder el control de mi misma, sentía sus labios húmedos en mi piel y aquella sensación me desconcertaba, ¿porque? ¿No se supone que lo tendría que odiar?

Neferet se detuvo minutos después y limpio nuevamente los restos de sangre que estaban en sus labios, sus colmillos sobresalian muestra de lo que acababa de hacer, su rostro estaba cerca del mío y aún sujetaba mi mano con firmeza, sus labios rojos tentarian a cualquier mujer y yo no fui la excepción, con paso torpe me acerque a él y uni mis labios con los suyos, experimentando aquella sensacion, sus labios eran como el mejor de los manjares que mi paladar podía sentir, su lengua entraba en mi boca con seguridad y sus labios se movían sobre los míos, sus manos sujetaban mi cuerpo pero poco a poco fue soltando su hagarre, se separó de mi y me miró con culpa y tristeza, aquella mirada fue como una cachetada en mi rostro y una estaca en mi corazón ya hecho pedazos. Me había rechazado.

—perdoname —fue lo único dijo antes de marcharse en una fracción de segundo.

Neferet. Where stories live. Discover now